Después de la intensa jornada que emprendimos para aprobar la propuesta de reforma presentada por nuestro presidente, y de su resultado, es imperativo que hagamos las lecturas y revelemos las fotografías que nos permitan reafirmar las fuerzas y las convicciones en función de seguir haciendo el camino de la revolución bolivariana.
Es fácil imaginar a la oposición y a sus sesudos analistas, intentando aprovechar la cresta triunfalista. Los clásicos, como Ramos, Petkof y Pompeyo Márquez, y los más contemporáneos como Julio Borges, Leopoldo López y Radonsky, ya están rompiendo el silencio estratégico que se impusieron, para que los jojotos como Goicochea y Stalin, con sus caras de nuevos y sus asesores clericales, le dieran un respiro al anquilosado liderazgo que los caracteriza. Sin embargo, debemos tener la seguridad de que nuestro pueblo ya está haciendo análisis y síntesis, sin los sesudísmos de los especialistas, pero, llenos de la más profunda sabiduría popular.
La primera gran conclusión es que nuestro líder, guía, maestro, amigo, padre, referente y presidente, Hugo Chávez Frías, es de los indispensables de Bertol Brech. La primera gran conclusión es la ratificación de su incuestionable temple democrático y altísimo compromiso de vida con el pueblo venezolano y los pueblos oprimidos del mundo.
La segunda conclusión, en contraposición, es que la oposición queda al descubierto; en el limbo de su sorda insistencia de que vivimos en un “réeegimen autoritario y antidemocrático”; el limbo de la sarta de mentiras que han proferido en función de fabricar el país virtual que necesitan para guarimbiar, dar golpes de estado o embarcarse en el magnicidio; el limbo que les queda de haberse opuesto a la Constitución de 1999, asumiéndola ahora pragmáticamente como la bandera para negar las ventajas de la propuesta de reforma constitucional, una vez que esta, sólo promueve la profundización de lo que la primera enunció.
Tercera: La victoria de la oposición es relativa. Han sacado la misma votación que hace un año, sin lograr que el “no” represente el rechazo por el liderazgo del presidente Chávez. La campaña nacional e internacional de desinformación y mentiras; el diseño y ejecución de estrategias cocinadas con las orientaciones del pentágono, la CIA y la jerarquía eclesiástica nacional; el concierto de la oligarquía internacional; los medios de comunicación como operadores de la campaña: nada, absolutamente nada ha hecho que logren quebrantar la conexión de amor entre el pueblo y el presidente.
Cuarta: La derrota del “Si” puede ser aparente. El presidente siempre insiste sobre la necesidad de no hacer pausa en la consolidación de la praxis y la conciencia revolucionaria. Debemos sacar provecho de la coyuntura y evaluar para ordenar la casa. Hacer de la derrota electoral una victoria en la profundización de la conciencia sobre el rumbo de la revolución y en el fortalecimiento de la institucionalidad democrática.
Nuestro proceso siempre demuestra su contundencia. La victoria con un punto de diferencia, puede llegar a ser una derrota y la derrota con un punto de diferencia, se convirtió en una victoria. Los procesos jamás serán lineales, no tienen libretos. El “por ahora” del 4 de febrero del 92, es aleccionador.
Damos gracias a la vida; a las energías cósmicas; a los dioses, cualquiera que sea; al pueblo, que somos todos, por el hombre; por el ser humano; por el presidente. Sentimos tranquilidad habiendo perdido, orgullo por contar con el bastión, el amor, la fuerza que recompone, que alienta, que nos muestra con el hacer, que la lucha es para toda la vida y que no habrá victoria pirrica que nos distraiga de la tarea ineludible de contribuir a la construcción de la gran patria de Bolívar.
Patria, Socialismo o Muerte. Venceremos
irimoli@hotmail.com
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