El presidente ha asimilado que "por ahora" la propuesta de reforma, el paso 2, no va, dado los resultados adversos de la consulta nacional, y así debe ser conceptualizado, entendiéndola ( la Reforma ) como una dinámica de continuidad irreversible que circunstancialmente toma un descanso. No hay marcha atrás ni cese del paso, porque de otro modo no tendría sentido el Chávez que conocemos ni la propuesta proyectada de país redimido, en términos sociales y económicos. No sería el final político de Hugo Chávez, pues, como los patriotas durante las guerras independentistas, estaría en la posibilidad de asistir a la caída e institución de varias repúblicas en un período; pero sí sería el final de la V República , desde el mismo momento en que sea un hecho la imposibilidad funcional de unos de los motores.
De modo que la lucha ha de ser larga y tenaz, confrontada en cada fase a nuevos mecanismos de defensa del adversario. La Reforma Constitucional necesariamente habrá de continuar, seguramente promovida desde la instancia popular y reformulada, dada la imposibilidad que el Jefe de Estado la replantee en su forma original ante la Asamblea Nacional durante el mismo período, según reza el artículo 345 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela : "La iniciativa de Reforma Constitucional revisada no podrá presentarse de nuevo en un mismo período constitucional a la Asamblea Nacional. "
Por ahora, de acuerdo con los analistas, habrá que recoger la cuerda y revisar detenidamente la causal del punto de quiebra, aplicando los correctivos en los puntos de posible ruptura a futuro. Es también, como en la confrontación con el contendiente político de multiforme y ramificada existencia (la oposición no es sólo un pequeño grupito que opera en Venezuela), una lucha titánica, pero de carácter interno, que entraña un enorme esfuerzo de autocrítica y de reconvención de muchos afectos, que habrá que hacer con seguridad más allá de cortinaje político. Pero es lucha al fin y debe proseguir indefectiblemente, so pena de una brutal victoria en Venezuela de los factores de una derecha con valores nacionalistas diluidos, lo cual comportaría una verdadera irresponsabilidad histórica de quienes han propuesto prosperidad, paz ciudadana, patria y potestad soberana a un pueblo sojuzgado durante el tope de un siglo ya.
Más allá de buscar las razones del triunfo del NO en la contienda, se impone encontrar las de la derrota del SI, teniendo como base que la militancia opositora no creció más allá del caudal logrado en las pasadas elecciones presidenciales y un significativo sector afecto al proyecto de cambios se abstuvo, constituyendo este último aspecto el cambio importante a analizar. No es a lugar la consideración que el margen de apoyo bolivariano disminuyó porque no se trataba de una contienda presidencial, porque habría que reconocer que la oposición votó entonces como si el evento comportara ese carácter, lo cual tendría que poner en fuga a mucha gente debido a que si las elecciones fuesen presidenciales en el ambiente que vive el país ahora el grado de motivación política del oposicionismo venezolano no podría dispararse más. Es un hecho que lograron, por lo pronto, erradicar significativamente el abstencionismo de entre sus filas.
Que echaron mano de recursos políticos rayantes en la campaña sucia y peleados con lo moral y legal, es asunto que debe encontrar ecos de responsabilidad en la parte contraria, es decir, en el Estado que penaliza y regula, y en la maquinaria operativa por la opción del SÍ, que capea políticamente la guerra psicológica sobre sus filas y contraataca con el propósito de conservar y sumar voluntades. El armamento opositor tuvo mucho de efectismo psicológico, entre (1) Baduel, (2) Marisabel, (3) Partido Podemos y (4) los medios aterrorizantes que sembraron la matriz de opinión de que a Chávez no lo quiere nadie; tuvo un componente de calle con (5) los estudiantes y (6) los partidos políticos, y otro institucional como la (7) Iglesia Católica, quienes catalizaron con la espectacularidad y el escándalo el calado del primer efecto, de modo fulminante. Claro es que nada hay que hacer cuando un compadre o ex compañera de vida deciden pronunciarse con respecto a la expresión de sus puntos de vista, así como el partido político Podemos, pero sí hubo nulidades por parte del Estado que tuvieron repercusiones políticas determinantes y que debieron ser rápidamente repelidas, como por ejemplo el comportamiento trasgresor de algunos medios, la politización de la Iglesia , lo cual la ponían en el plano de ser tratada como tal, y el financiamiento exterior y punitivo de los partidos políticos. Para mencionar sólo un ejemplo, digamos que la cuñita televisiva del carnicero o panadero que pierde su negocio por causa de la revolución fue de enorme repercusión, pudiéndose haber retirado a tiempo por las autoridades competentes, como luego ocurrió a título de violatoria de la legalidad.
En fin, con todo ello, el trabajo opositor no tuvo el efecto de suma en filas propias sino de resta en fila contraria: chavistas desmoralizados no fueron a votar por una causa "amenazante" que promovía un estadista como Hugo Chávez, no obstante su contundente aceptación en el país.
En casa propia, la opción del SÍ (que sigue) tiene que debatirse necesariamente en reexaminar el descuido a las comunidades, los liderazgos regionales que con ellas enlazan, quienes aparentemente no se motivaron a impulsar el apoyo a la reforma porque en la misma no se aseguraba la reelección propia, teniendo sus exponentes en Ramón Martínez y Didalco Bolívar y, de acuerdo con algunos pitonisos por ahí, en otros gobernadores de la causa afecta al chavismo; debe también la opción del SÍ debatirse en cómo corregir la plaga del triunfalismo y la excesiva dependencia del prestigio presidencial como motor político, cuya sola erradicación ya tiraría el proyecto por los suelos. Se hace necesario la promoción del debate y la sana discordancia en el entendido que el presidente de la república funge de guía moral y proponente fundamental de la revolución, pero está sujeto al humano yerro y requiere del concurso franco de quienes lo asesoran y rodean en el propósito de abundar luz para las ideas. Las ideas nacen por el consenso y el disenso, y, en el espíritu del griego razonamiento occidental, han de constituir un salvado catártico, producto del conflicto y la tensión que las engendran.
De no ocurrir la toma de conciencia, en breve se cerraría la puerta de un período histórico y republicano, la V República , y se entraría en el trance de esperar un nuevo período presidencial para seguir contando números. No estaría perdida la lucha pero habría que recoger los aperos y reformatear una propuesta desde un principio, repitiendo ciclos.
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