Clase Media Revolucionaria

La lección de la derrota

En la madrugada del 03 de diciembre, sin poder dormir pero con la pasión incólume, ya despuntando el nuevo día, aún con el metálico golpe de las cacerolas en el ambiente, el aullido hiriente del corneteo, y los gritos y las carcajadas de alegría, escribo estas reflexiones…

Sin desviar la mirada, sin mirar de lado, sin siquiera parpadear, miremos la derrota a los ojos. Enfrentémonos con ella en nuestra soledad individual. Escuchemos, en silencio, las risas de nuestros opositores, las burlas si las hubiere, compartamos el probable desconcierto de nuestro pueblo y acerquémonos a esa confusión que es la nuestra propia. Hemos sido derrotados.

Hoy, es necesario reafirmarnos como auténticos revolucionarios y revolucionarias y buscar darle sentido a esta derrota. La construcción socialista no es, en ningún caso, una lucha perdida, ni tampoco y ni siquiera lo es la polémica y necesaria reelección continua presidencial. No cometamos el error imperdonable y estúpido de buscar caminos intermedios, caminos pragmáticos, caminos de menor resistencia que como dijera, en reciente alocución, el Presidente Chávez − hoy más que nunca nuestro máximo líder − son caminos sin sentido que sólo conducen a la nada y al vacío más absurdo. Veamos cómo nos ha faltado disciplina, cómo hemos dejado de trabajar, de estudiar y de leer, de formarnos, día a día, política e ideológicamente, cómo hemos sido complacientes con nosotros mismos, cómo nos ha faltado rigor en lo que hacemos y lo que decimos. Seamos críticos pero antes que todo autocríticos. Sigamos el sabio consejo revolucionario de Ludovico Silva: “El día que yo pacte conmigo mismo, muero”.

Iniciemos con serenidad la reflexión política sobre el próximo camino a seguir. La convocatoria, dentro de unos dos años, a una Asamblea Constituyente emerge, inmediatamente, como uno de ellos. No para declinar en nuestras banderas políticas, ni para transar en nuestros principios de lucha más profundos pero sí, después de revisar nuestros errores, para estructurar, con mayor solidez, nuestras ideas y propuestas, para delinear, con mayor precisión, nuestro camino futuro y presentárselo, de nuevo, al país. Tenemos una obligación y una responsabilidad con los pueblos del mundo. Entendamos la trascendencia del momento. Patria, socialismo o muerte. Venceremos.

inprocoin@cantv.net


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Reinaldo Quijada


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