Amigas, a lo largo de este año he notado el deterioro en su rostros: arrugas profundas en la frente y entrecejo, labios agrietados en los bordes antes lisos, surcos terribles entre cachete y nariz, piel marchita, grisácea, ojeras purpúreas, hinchadas, flacidez colgante en papadas ayer inexistentes.
Amigas treintonas y subsecuentes ‘’tonas’’, amiguitas que estrenan sus veintes con arruguitas prematuras, amigas mías y no tanto: la rabia arruga y el odio frunce.
Esto lo he comprobado científicamente frente a mi espejo.
El otro día, mi marido, alguna tontería dijo, algo así como que el pollo que me demoré toda la mañana en aderezar, hornear cuidadosamente, y colocar en una mesa bien bonita, había quedado maluco. Algo así, no lo recuerdo bien. Lo que si recuerdo fue la imagen de mi rostro que se reflejó en el espejo. Señoras, una vieja decrépita se había colado en mi sala. No podía ser yo esa mujer horrorosa arrugada y marchita.
Yo, cuarentitrestona, que no aparento ni un año más de los que tengo, repentinamente había envejecido al menos dos décadas a causa de mi deseo incontrolable de empotrar el pollo en la cabeza a mi marido.
Si en un fugaz ataque de rabia pude envejecer veinte años, ¿Cuantos años se habrán echado encima mis amigas opositoras desde 1998? Nueve años de rabia atentan contra la lozanía de la piel. Nueve años de odio pueden secar al mas caudaloso de los ríos.
Yo me pregunto: ¿Por que no os arrugasteis en los tiempos oscuros de Carlos Andrés?¿Que clase de crema maravillosa usaban en los tiempos de la barragana? ¿Por qué se fruncen justo ahora?
Ahora que tenemos Misiones, ahora que más de un millón y medio de compatriotas han aprendido a leer y a escribir, ahora que los niños pueden tener chequeos pediátricos de rutina, esos que sus niños han tenido siempre y por lo que han podido sobrevivir cosas tan mortíferas como una simple gastroenteritis. Ahora que lo viejos tienen pensiones más dignas, ahora que hay escuelas que incluyen tres comidas para quienes antes no comían. Ahora cuando los ciegos recobran la vista y los pobres recuperan la esperanza. Ahora que la mayoría nos sentimos orgullosos de ser venezolanos.
Tal vez deba pensar, mis amigas, que ustedes no sintieron jamás la falta de esas cosas que muchos agradecemos tener hoy.
Pero todavía así soy incapaz de entender el porque de sus arrugas. Ustedes ahora ganan más dinero que nunca, si, ya se que trabajan, pero antes también lo hacíamos de la misma manera, pero las políticas económicas suicidas nos mataban poquito a poco. Ahora, amigas mías, que pululan los centros comerciales donde gastar su tiempo y su dinero. Ahora que cambian de carro cada año aprovechando las tasas de interés que los bancos siempre nos negaron. Ahora que acaban con los cupos a cualquier destino turístico. Ahora que compran casas y apartamentos en la playa, aun cuando el Globovisión les juran que se los van a quitar. Ahora que remodelan baños, cocinas y salas, como para no pasar vergüenza con quienes vengan y se los quiten. Ahora que tratan de remodelar arrugas de rabia a fuerza de Botox. No entiendo, mis amigas, no puedo entender el por qué de tanta rabia.
La rabia arruga, efectivamente, y para combatirla solo basta abrir los ojos mas allá de una pantalla de televisión. Basta comprender que estamos deconstruyendo un sistema aberrante y que esto es un proceso largo. Basta hacerlo con alegría. Basta verse por dentro, basta verse en los ojos de quienes jamás miramos a los ojos. Basta saber que construimos un futuro para millones de niños que nacieron sin el. Basta saber que absolvemos a las mayorías del pecado original de la exclusión que impone el capitalismo.
Basta saber, mis amigas, que estamos pariendo una patria, y muchas sabemos como es eso, sabemos que puede ser difícil, pero aun así parimos con la certeza de que la recompensa es maravillosa.
Traten de dejar la rabieta a un lado, porque solo ustedes sufren por ello. Nosotras seguimos igualitas, vestidas de rojo pasión y vida, que siempre sienta muy bien, con una que otra pata de gallo, arruguitas de expresión que nos dejan el esfuerzo y las sonrisas satisfechas.
De todas las formas de acabar con las arrugas, construir el futuro de nuestro país, no es solo una de las más efectivas, sino también la más bonita.
Por eso amigas mías, no malgasten su dinero en Botox, en todo caso compren pasiflora o valeriana, respiren profundo y pujen con alegría, que lo que tienen ahora es bueno y lo que viene es mejor.
¡Feliz 2008! (libre de arrugas)
tongorocho@gmail.com