En primer lugar, he sido un recurrente abstencionista, porque nunca he creído en los sistemas electorales de la democracia burguesa, siempre propensa a manipular la opinión pública a favor o contra de alguna corriente partidista. En 1983, cuando por primera vez voté lo hice por José Vicente Rangel, para presidente, y por Alí Primera, para Diputado por Aragua, ambos con la tarjeta de la Liga Socialista. Pero cuando me enteré que mi voto había sido objeto de una grosera repartición por los partidos mayoritarios (AD y COPEI), bajo la complicidad de otros partidos de la “izquierda”, decidí no participar y declararme en abstención permanente como la única opción para protestar y deslegitimar un sistema decadente de representación política. Sin embargo, cuando apareció en el escenario político-electoral el comandante Chávez, simpaticé con su posición abstencionista, primero, y con su propuesta electoral después. De esa manera, rompí mi tradicional abstención dándole el voto a su opción presidencial. En ese momento, lo consideré un voto castigo para salir de la hegemonía adecocopeyana, pero también una oportunidad para llevar a la presidencia una esperanza de cambio. Sin embargo, desde 1998 hasta el 2007, las circunstancias históricas han cambiado y ello me ha llevado a retomar la posición
Ahora bien, la reciente consulta refrendaria marca un precedente por varias razones de tipo político, jurídico e histórico. Pero más allá de ese análisis, necesario también para la comprensión cabal del hecho, es importante resaltar algunas consideraciones sobre el peso de la abstención en la referida contienda. Se han esgrimido múltiples factores para su explicación pero todavía continúa y continuará siendo un enigma. Pero como el universo es inmenso e infinito, voy a tratar de hacer ejercicio de abstracción y explicar las causas subyacentes, desde mi punto de vista abstencionista, para asumir tal posición frente al escenario de consulta popular. Repito: no comprometo ninguna organización pues las razones a exponer son a título personal. Por lo tanto, asumo toda la responsabilidad de cada uno de los siguientes argumentos:
1. La propuesta de reforma presentada por el presidente de la república no supera las contradicciones de fondo presentes en la constitución neoliberal de 1999, pues deja intacto los principios fundamentales que sustentan dicho ordenamiento jurídico.
2. Las revoluciones se estancan o retroceden con medidas reformistas. Es decir, con reformas no se hace revolución, lo cual indica el grado de influencia ejercido por la derecha endógena en el alto gobierno.
3. Para transformar el Estado liberal burgués y la constitución reformista de 99, sólo es posible a través de una Asamblea Constituyente, originaria, soberana y plenipotenciaria, capaz de derribar la superestructura (político-jurídica e ideológica del liberalismo histórico, prevaleciente en Venezuela desde 1811.
4. El proyecto de reforma oculta la inoperancia de la Asamblea Nacional para la discusión y aprobación de leyes orgánicas en lo social, político, militar y económico.
5. La reforma constitucional tenía muchas golosinas y un garrote. Es decir, las bondades reivindicativas para los sectores más desfavorecidos, son acompañadas por medidas represivas de alto riesgo para el pueblo como el artículo 337.
6. La subordinación del poder popular al Estado contraría la esencia del poder popular como único depositario de la soberanía, pues el pueblo es poder originario y no derivado de ninguna estructura de Estado. Por tanto, a pesar de reconocer que el poder popular no emana del sufragio ni de elección alguna, al mismo tiempo, se subordina al considerársele un poder más del Estado, cuando en realidad la existencia del Estado deriva del poder popular.
7. La abierta o solapada manipulación tanto de sectores del “oficialismo”, como de la “oposición”, arremete contra la libre determinación de los ciudadanos a pensar con criterio sobre aspectos de trascendental importancia para el país.
8. Pretender profundizar una revolución por vía ejecutiva sin la participación del poder popular, es como fundar nuevamente, como en 1811, “repúblicas aéreas”, cuando desde las altas esferas del poder se proclama al socialismo pero sobre bases materiales capitalistas y con revolucionarios reformistas de pensamientos liberal, enriquecidos con una renta petrolera igualmente capitalista.
9. La reforma fue una estrategia de la derecha comprometida con el “chavismo sin Chávez”, para distraer la atención sobre la mala gestión de muchos gobernadores y alcaldes, vinculados con el gran capital privado venezolano. Podríamos considerar que la es primera victoria de la operación caballo de Troya, en marcha desde el interior del gobierno.
10. No son las condiciones subjetivas (“falta de madurez en el pueblo” o “falta de conciencia socialista” las que determinan el curso de la historia, sino las condiciones objetivas (infraestructura, aparato de consumo, fuerzas productivas, relaciones de producción) materialmente existentes, las que condicionan el desarrollo histórico-social.
Debo agregar que este movimiento retrógrado sólo podrá ser superado con una audaz ofensiva que impulse una constituyente originaria, plenipotenciaria y soberana, capaz de transformar desde sus bases al Estado liberal burgués y a la constitución neoliberal del 99. En ese camino, el comandante Chávez tiene garantizado el triunfo y el pueblo revolucionario, bolivariano y socialista lo acompañará. De lo contrario, al no colocarse a la altura de los cambios demandados por el pueblo, sufrirá nuevas derrotas y la marcha de la historia le pasará por encima como una feroz oleada, indómita e implacable.
ebertc@cantv.net