Perder el contacto con el pueblo

La realidad que hoy enfrentamos es la acumulación de la pérdida de valores morales y éticos de algunos “líderes” del proceso, esto es consecuencia de la DESVINCULACIÓN TOTAL de esos “líderes” con el pueblo, muchos de los cuales un día abrazaron un sueño de libertad, equidad, humildad, solidaridad e inclusión y luego de obtener el poder mediante el voto popular, se vieron envueltos en sueños personales de grandeza, dejando atrás los sueños del colectivo.

Guárico no es un caso aislado, de ahí la preocupación de nuestro Comandante Presidente. Han sido muchos los errores políticos cometidos y el no entender el momento histórico que hoy vive la Patria. La crítica constructiva y la autocrítica (otra vez) hoy cobran una vigencia extraordinaria. Nuestro Presidente no está exento de esta herramienta vital en el proceso de construcción de la Patria bonita que todavía aun soñamos. Hemos sido testigos de algunos momentos en que la crítica toca los espacios del Poder Ejecutivo y la reacción de nuestro líder fundamental, en algunas ocasiones la asume con la humildad que caracteriza al revolucionario, en otras con visos de irreverencia, actitudes que distorsionan la naturaleza de la crítica.

La poca capacidad de comprensión del significado de un gobierno regional o local (sin referirnos a los órganos adscritos al Poder Ejecutivo) es una parte del problema, la falta de compromiso con este proyecto político es la razón fundamental del fracaso. Un gobierno regional debe ser, en esencia, aquel que ejecute, en conjunción con los entes públicos (Ministerios), las políticas macro que diseña el Estado Venezolano en materia económica, de salud, vivienda, educación, deporte, entre otras, como marco referencial de la eficiencia del Poder Ejecutivo, un gobernador no es más que un administrador de políticas públicas y de la adecuación de las mismas a la realidad de sus regiones, contribuyendo a garantizar la eficiencia del Estado Revolucionario.

Ahora bien, de no existir el compromiso de esos mandatarios con el proyecto político que hoy vive la Patria, el fracaso del Gobierno Nacional se hace irreversible producto de la no aplicación y consecución de las políticas macro. La incapacidad e ineficiencia de gobernadores y alcaldes (no la totalidad, hay muchas excepciones) es un hecho que no podemos ocultar en este proceso reflexivo de autocrítica, es obvio que no son los más aptos los que hoy dirigen esos gobiernos, aunque sí son los más “políticos” (impuestos por los partidos del bloque de cambio, sus “cuotas” por apoyar el Proceso) los que un día supieron aprovechar una coyuntura que los encaminó hacia el poder, sin mencionar a los que no son ni aptos, ni políticos, pero sí contaron con la bendición del Líder (hecho reconocido por nuestro Presidente) que los impuso en esos cargos de elección popular.

Los resultados hoy son estremecedores, frustrantes, pero reversibles aun, en la medida en que el pueblo sea quien asuma la tarea, a través de las discusiones de bases, de los futuros cuadros (políticamente preparados, con capacidad gerencial y con compromiso por este Proyecto) que han de gobernar, a partir de noviembre próximo, las diferentes instancias de poder mediante la elección popular.

La conformación del PSUV es vital para que podamos enfrentar al enemigo más cohesionados políticamente, debemos entender que se han cometido muchos errores, la dedocracia jugó un papel determinante en la escogencia de los delegados, subsanar esos errores es una tarea fundamental a corregir en el Congreso Fundacional, COMPROMISO honesto hacia este Proceso es uno de los principios fundamentales que deben marcar la orientación y la discusión política. Entender que luego de formado el Partido, este se convertirá en la herramienta necesaria de formación política-ideológica por la cual deberemos de regir nuestras vidas, el Partido deberá ser el motor principal de discusión política que nos permita elegir autoridades regionales y locales, mañana nacionales. Empezar sin transferir vicios organizacionales de partidos de la Cuarta es la motivación esencial hacia las batallas que se avecinan.

Aquellos que se autodenominan “líderes” deben desmontar la arrogancia y prepotencia en el desempeño de las funciones asignadas en cargos públicos de elección popular, así como los designados por el Ejecutivo. Los civiles reencontrarse con las utopías que un día los motivaron hacia las luchas populares, en cuanto a los militares que abrazaron un sueño y se alzaron en armas, deben lubricar sus conciencias y entender que hoy, más que nunca, tienen la posibilidad cierta de ver convertida en realidad la razón que un día los llevó a sublevarse militarmente en contra de la nefasta desigualdad reinante en la Cuarta República. Blindar y fortalecer su conciencia de humanismo, de solidaridad, de amor revolucionario para guiar al bravo pueblo en la construcción de la paz social, económica y política que tanto reclama la nación, un país próspero de justicia con la mayor suma de felicidad posible para todos los excluidos. No se puede hacer revolución de espalda al pueblo, no se puede perder la relación estado-pueblo.

Patria, Socialismo o Muerte…
Venceremos

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Ricardo Abud

Estudios de Pre, Post-Grado. URSS. Ing. Agrónomo, Universidad Patricio Lumumba, Moscú. Estudios en Union County College, NJ, USA.

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