Tengo ante mí uno de los más hermosos libros que he visto en mi vida, la Geohistoria de la sensibilidad en Venezuela de Pedro Cunill Grau, recientemente editado por la Fundación Polar, diseñado por Álvaro Sotillo e impreso por la editorial Ex Libris de Caracas.
En la página 97 del Tomo I comienza el capítulo Plantas para hablar con los dioses; la utilización geohistórica de alucinógenos autóctonos que incluye citas de autores de la época del descubrimiento sobre el uso generalizado de la coca o hayo por los indígenas en Venezuela.
Fernández de Oviedo: “El efeto della es que discen los indios questa hierva les quita la sed y el cansancio…”. Bartolomé Colón (1512): “…porque he visto los indios que se traen de Paria que usan traer en la boca una yerba que traen los de Veragua”. Mártir de Anglería: “…llevan todo el día en ambos lados de la boca hoja de árboles (…) a ellos les duran los dientes hasta el fin de sus días, y no tienen jamás dolores de muelas, ni les entran caries”. Américo Vespucio (1504): “…todos tenían los carillos llenos por dentro de una yerba verde que la rumiaban de continuo”. Juan de Pimentel (1570): “…porque trayéndola en la boca, dicen que les quita el hambre y la sed, y les da fuerza para trabajar; y así usan de esto hayo en general, cuando trabajan y caminan. Siémbranlo y cultívanlo con cuidado para este efecto”. Fray Pedro de Aguado (1581): “…el comer hayo y cal, que es una costumbre muy general entre indios y muy usada”. Pedro de Brizuela (1655): “Tienen grandes cosechas de hayo, que es la yierba que en el Pirú llaman coca”.
RACISMO Y REPRESIÓN
El capítulo cita igualmente a los científicos modernos y contemporáneos, como Adolf Ernst, Marc de Civrieux, Lisandro Alvarado y Beatriz Bermúdez Rothe, que describen el uso generalizado de la coca entre los aborígenes; y concluye dando ejemplos de la persecución de la Iglesia Católica contra el consumo de esta planta, como parte de su represión de la espiritualidad indígena en Venezuela.
Lo mismo ocurrió en el Siglo 20 en los Estados Unidos, donde las leyes contra el opio y la marihuana aparecen como una manera de criminalizar y controlar la influencia cultural de las comunidades de trabajadores chinos y latinos. El caso de la cocaína no es diferente, aunque la razón principal sea geopolítica poque la cocaína es la única materia prima del continente procesada, transportada, distribuida y comercializada exclusivamente por latinos, y por la cual pagan 50 mil millones de dólares anuales los estadounidenses. La “guerra contra las drogas” y la “guerra contra el terrorismo” son justificaciones morales para la injerencia e intervención imperial en el mundo.
RACISMO MEDIÁTICO
Pido disculpas a lectores y lectoras por bajar muchos escalones para referirme a lo dañino de la politización de los medios en Venezuela, y muy particularmente a los medios de la oposición que abandonaron (si alguna vez la tuvieron) toda intención de educar. Por el contrario, cuando el Presidente Chávez declaró que usaba las hojas de coca como complemento nutricional, estos medios desataron una campaña insidiosa acusándolo de drogadicto e identificando falsamente a la coca con su clorhidrato cocaína.
Este “encochinamiento” del tema no es una maldad simple ni una simple maldad: hemos tenido presidentes que eran alcohólicos notorios y otros a quienes se atribuía el consumo de cocaína, pero contra ellos nada se dijo, primero porque era peligroso (no teníamos las libertades que tenemos hoy) y después porque el consumo social de alcohol y cocaína es parte de las hipócritas costumbres de un sector importante de la clase media (y no sólo). Lo que se reprocha a Chávez no es un inverosímil consumo de cocaína sino, indirectamente, mascar coca. Lo que se le reprocha a Chávez es identificarse e identificarnos con los indígenas, con los negros, con los pobres.
ENDORACISMO ACADÉMICO
Más bajo aún es el racismo que, con la excusa del odio político, brota de los profesores fascistas de la Escuela de Farmacia de la pobre Universidad Central de Venezuela, en su obsceno intento de criminalizar la hoja de coca. Estos personajes, no satisfechos con tal despropósito y embriagados por las emanaciones de su propia descomposición intelectual, piden la expulsión de Eduardo Samán, profesor de química de dicha escuela, por atreverse a contradecir el absurdo. Nunca en toda su historia la UCV había caído tan bajo, porque nunca antes los indígenas habían sido visibles y porque es la primera vez que el pueblo deja atrás a la academia.
FINAL CON HOJAS DE COCA
No voy a enumerar las virtudes nutricionales de la coca, bien establecidas por la agencia correspondiente de las Naciones Unidas. Me es suficiente saber que los habitantes originarios de estas tierras la consumían, como hoy la consumen los pueblos andinos, para certificarla como útil, proponer y promover su uso. Una vez más Chávez a impuesto fácilmente su razón contra la avitaminosis intelectual y moral de una oposición descalificada, una vez más la verdad es su propia referencia y referencia de lo falso. ¿Un té de coca?
rotheeduardo@hotmail.com