Estos gachupines que llegaron por estas tierras, dizque para darnos lecciones de moralidad, de decencia, de educación, orden y trabajo, han resultado casi todos unos grandísimos sinvergüenzas. Ponen en movimiento a las “ideas” y “sentimientos”, siempre y cuando haya pasta de por medio, siempre y cuando se trate de un acto de irreverente besaculismo para vivir en el único mundo que conocen que es el de la palangre. En 1994, Rafael del Naranco publicó su libro «El triángulo de la corrupción» y se formó un gran escándalo. El gachupincito, como contaba con un notable apoyo de los medios españoles fue y tiró la parada: intentó joder a Marcel Granier. Claro, esto no le nacía a Rafael por principios o por ética alguna, ya que vemos la manera artera y cobarde como reaccionó durante todo el tiempo que estuvimos aquí debatiendo el candente tema de RCTV, en el 2007. Don Rafael se mantuvo con el rabo entre las piernas y rogándole a Dios, que nadie fuera sacar a la luz aquellas terribles denuncias suyas contra el portentoso chulo de Bárcenas.
Aquí en Aporrea vamos a publicar una serie de artículos sobre estas denuncias del Naranco que he ido encontrando en mi hemeroteca.
Rafael del Naranco, en ese año de 1994 se vio muy enredado con demandas aquí en Venezuela, porque el grupo empresarial le exigió a la Justicia nuestra que prohibiera la distribución de su libro. El otro gachupín de su misma especie, el Pedro J. Ramírez (heroicamente sodomizado por una africana), director de EL MUNDO, salió a partir lanzas por su causa, y publicó entonces varias notas atacando esta insólita decisión. Uno de sus titulares decía: “Ni se puede mencionar «El triángulo de la corrupción»”, y en ella se destacaba que RAFAEL del Naranco “es periodista asturiano de nacimiento que lleva veinte años en Venezuela -es director de la revista semanal Elite, columnista de El Mundo de Caracas y colaborador permanente de EL MUNDO- se ha visto envuelto en un extraordinario caso de censura: no sólo ha sido secuestrado su libro “El triángulo de la corrupción”, sino que está prohibido incluso mencionar la existencia del libro en el país caribeño.”
“Esta obra periodística ha sido todo un éxito en Caracas, hasta que fue secuestrada y Del Naranco procesado y llevado ante un tribunal en el que sufre las consecuencias de una justicia manejada por sectores económicos y políticos del país: actualmente, en Venezuela hay dos mil jueces con expedientes, acusados de abusos y de sentencias amañadas. «En esa situación tengo pocas o nulas posibilidades de salir airoso de mi problema», dice Del Naranco.”
“El periodista ha escrito al presidente de la República, Rafael Caldera, y a la Comisión de Medios de la Cámara de Diputados, sin recibir respuesta alguna. «El silencio ha sido total», dice. «Algunos periódicos publicaron alguna que otra nota sobre la prohibición del libro, pero inmediatamente un juez, de nombre Radegundis Pérez Zambrano, señaló a cualquier medio la prohibición de difundir o publicar toda noticia relacionada con el mencionado libro. Es la primera vez en Venezuela, y creo que en muchos países del mundo, que sucede esto: prohibido mencionar hasta el nombre de un libro». Antes, otro juez había prohibido la «comercialización, circulación, edición, distribución y venta del libro». El caso contrasta con otro similar: hace tres años, un juez, a petición de la comunidad musulmana de Venezuela, secuestró el libro de Salman Rushdie Los versos satánicos. Tras un gran escándalo en el Parlamento y los medios, el juez revocó la orden. Nada de ello ha sucedido esta vez. La situación para muchos es clara: los autores de la solicitud del embargo del libro son Marcel Granier y Petter Bottome, dueños de un imperio económico llamado IBC, que agrupa un conglomerado de Prensa, radio y TV con enorme influencia en el Gobierno y el mundo político, y enfrentados a otro conglomerado poderoso, la Organización Diego Cisneros. Del Naranco se encuentra en medio. El libro analiza la corrupción en España, Italia y Venezuela y, según el prólogo del conocido periodista Joaquín Soler Serrano, en él «no se esconden nombres, no se calla nada, la verdad se desnuda y se hace herida punzante para escarbar en una de las peores lacras de la sociedad». Se centra en la forma en que los grandes grupos de poder (partidos políticos, banca y medios de comunicación) lo usan en provecho propio. En Venezuela, el punto polémico, y por el cual se llegó a la prohibición del libro, es un capítulo titulado «Los mass media y la corrupción». Allí el autor desgrana el poder de los medios de comunicación social; en el caso concreto de Caracas, la lucha dramática entre los dos poderosísimos clanes de radio y TV: los Phelps y los Cisneros, aunque el libro también habla en este campo de la situación española, y de cómo algunos dueños de medios, con el apoyo del partido socialista y la intervención directa de Felipe González, han hecho sabrosos negocios y otros fueron salvados de la quiebra. Del Naranco resume así su capítulo sobre los medios: «Desde hace años, toda la capacidad del grupo Phelps o IBC se ha centrado en influir sobre la opinión pública, para crear y determinar pautas colectivas sobre afinidades y actitudes del pueblo venezolano ante ciertas circunstancias. Tanto es así que realizaron una telenovela llamada Por estas calles, que se escribía día a día y se alimentaba de los sucesos y episodios de la crónica política. Se contaba la historia, por ejemplo, del ex presidente Jaime Lusinchi y su actual esposa, Blanca Ibáñez, antes su secretaria en la Presidencia; se comentaban los escándalos financieros y se ponía en la picota a aquellos personajes que por una u otra razón no eran bien vistos por el grupo IBC». Detrás de todo esto estaba un hombre introvertido, pasional y peleador, que es el estratega de la política del grupo. No es dueño de las empresas, pero la línea editorial y política la marca él». Se trata del presentador y editor de un programa de actualidad, Marcel Granier. Pero el libro dice que el verdadero dueño del grupo Phelps o IBC es Peter Bottome, «hombre de gran simpatía, pero que no siente interés por el mundo político. Lo suyo es el golf, los veleros y los aviones». En Venezuela, los Cisneros y los Phelps libran desde hace años su encarnizada batalla. Llegaron a romper totalmente hace aproximadamente cinco años (y eso que Cisneros está casado con una Phelps...). El triángulo de la corrupción cuenta cosas que no le gustaron nada a Granier. Por ejemplo: «En la ocasión en que Lusinchi regresó de Miami para dar la cara ante las acusaciones que le involucran en el mal uso de la "partida secreta" para adquirir una buena cantidad de vehículos rústicos, conocidos como "jeeps", al acercársele los periodistas, el ex presidente se enfrentó con un redactor del periódico de Granier: "Marcel Granier y su emisora me están calumniando todos los días igual que a mi esposa. Es poco masculino decir que mi esposa es autora de los atentados terroristas, y todos los que se dedican a agredirme son homosexuales. Estoy harto de calumnias y de insultos. Dígale usted a Marcel que es un cobarde"». Esas y otras cosas no le gustaron a Granier y a Bottome, y consiguieron primero retirar el libro de las librerías, y más tarde la prohibición total de que El triángulo de la corrupción fuera siquiera mencionado en los medios de comunicación del país.”
“Por otra parte, se le piden a Rafael del Naranco 50 millones de pesetas por daños morales, para ser entregados en donación a la Policía Técnica Judicial (PTJ), algo como poner precio a su cabeza, ya que este organismo es el encargado por los jueces de hacer todas las investigaciones sobre el periodista. El libro prohibido está siendo fotocopiado y repartido por todo el país, algo que los tribunales no han podido impedir hasta el momento.”
Pues bien, el autor de este trabajo, se propone publicar en Aporrea, en una serie de artículos, la parte más ácida de lo que en su libro, Rafael del Naranco dice del señor Marcel Granier. En eso quedamos.
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