Con el corazón y otras cosas, partíos…

Bobolongo se confiesa: “Tuve sensaciones muy extrañas viendo a Juanes”

“Me encanta esta paz fratricida”, dijo Bobolongo al ver la concentración de chamos delirantes en la frontera. La derecha no puede vivir sino del sifrinismo, de los cuentos amorosos de Sarkozy, del rey Juan Carlos, de los programas del corazón, de las telenovelas, y de lo que hacen los cantantes de moda. En esto Bobolongo ha sido muy visionario y en el nuevo formato de El NACIONAL, le tiene siempre un cuerpo dedicado a los efebos iracundos que odian a Chávez. Por eso su diario se ha entregado con tanta fruición al llamado Concierto por la Paz fratricida, donde los siete cancilleres que cantaron todos odian a Chávez con devoción sincera y amariconada. Pero no olvidemos que esa siempre ha sido la manía de la derecha en Venezuela en los días horribles entre el 2001 y 2003: patinetadas, bicicletadas, bailoterapias, aerobics,.. y lo más horrible fue aquella descomunal y brutal rumba el 31 de diciembre de 2003, en la Plaza Altamira, a pocos días de haberse dado allí una horrible masacre.

¿Qué sería pues de la oposición sin el sifrinismo? Y por eso el efebo Goicochea después de haber paseado por toda Caracas con su también mar de efebos, Bobolongo le ofreció todos los espacios de EL NACIONAL para que departiera con sus viejos estrellas amantes de chamos en proceso de debut internacional. Por eso, de allí Goicochea pasó a tener figuración en la revista PLAY BOY. Ahora el Presidente de la FCU, RICKESA, está enfurecido porque carece de las prendas que más ama Bobolongo, y no lo coloca en los espacios más distinguidos de su periódico.

Pero lo del concierto de Juanes fue la madre que parió un trasatlántico: Juanes, promotor del concierto Paz sin fronteras, confesó: “lloré intensamente, lloré como no lo he hecho ni cuando mi madre me trajo el primer peluche; he llorado con ternura fresca pero intensa, al ver el éxito del concierto que convoqué en el puente internacional. Estaba tan emocionado que mi voz se partía. Yo sí tengo un corazón partío, aunque no sea del todo partío…” Bobolongo quedó tentetieso oyendo tan crudísima revelación y dijo: “Yo también me parto viendo a estos cancilleres del amor, actuar tan desaforadamente pacíficos.”

La nota se desborda en detalles: El puente, de 300 metros de largo y 8 de ancho, fue adornado para la ocasión con 44.000 claveles blancos en las barandas y con grandes pancartas en las que figuraba el nombre del evento. El espectáculo, que originalmente estaba pautado para el mediodía, se retrasó dos horas debido a la demora de los vuelos de algunos artistas. El cielo azul intenso del que se disfrutó en la mañana en la zona fue varias veces cruzado por los helicópteros en que los músicos llegaban a la frontera colombo-venezolana. Los sonidos de las hélices de las aeronaves acrecentaban el fervor del público.

Bobolongo enloqueció cuando los gritos efusivos y aplausos aumentaron y los espectadores vieron desfilar por el puente fronterizo las siluetas de siete hombres vestidos con blanquísimas camisetas. No cabía duda, los cantantes habían llegado. Los siete músicos caminaron en fila india y con las manos entrelazadas hasta la tarima, en el siguiente orden: el colombiano Juanes, el español Miguel Bosé, el colombiano Carlos Vives, el español Alejandro Sanz, el venezolano Ricardo Montaner, el ecuatoriano Juan Fernando Velasco y el dominicano Juan Luis Guerra. Lanzaron claveles al público.

Abrazos en grupo, repetidos apretones de manos y palmaditas en las espaldas fueron las muestras de cariño que el grupo de intérpretes demostró entre ellos reiteradamente. Sin diplomacia de por medio, como las manos estrechadas de los presidentes de Venezuela, Colombia y Ecuador en la Cumbre del Grupo de Río que puso fin al conflicto entre esos países, los artistas querían evidenciar que estaban ahí para sellar la paz.

Bosé, visiblemente conmovido, quedó boquiabierto al ver la cantidad de gente que se reunió en la zona para presenciar el espectáculo. Más emotivo, Velasco derramó un par de lágrimas. La expresión era similar en todas las caras. Simplemente no podían creer su poder de convocatoria.

Los cantantes saludaron nuevamente al público y todos se retiraron, excepto Carlos Vives, quien inició el concierto haciendo referencia a los secuestros cometidos por las FARC. "Soñemos que los secuestrados, policías y militares vuelven a casa. Toda esta energía va para ellos, para que eso ocurra". Después de que dijo estas palabras interpretó la canción "La hamaca grande", seguida de "Testamento", "Pa’ Mayte" y "Déjame entrar".

Vives cedió la batuta a Alejandro Sanz. "Hoy estamos haciendo historia en esta frontera. No queremos guerras entre nuestros pueblos", dijo.

Cuando terminaba de hablar, se acercó al español un muchacho con una camisa roja que lo abrazó por la espalda y gritó al micrófono varias veces el nombre del presidente Chávez. Inmediatamente, efectivos de la policía sacaron al hombre del lugar. El incidente no pasó a mayores.

Sanz, luego de que permaneció casi un minuto en silencio, decidió omitir el hecho y levantó los brazos repetidamente, pidiendo al público que lo imitara.

Cantó entonces "La peleíta", "No es lo mismo" y "Corazón partío". En el último tema, sus compañeros entraron a escena para acompañarlo en la interpretación de la famosa canción. Entre todos, Bosé fue el más enérgico. Bailó, sacudió las caderas en semicírculo y movió las manos al mejor estilo flamenco.

Tras su divertida actuación, los demás dejaron sólo a Bosé, quien dirigió unas palabras de reflexión a la audiencia: "Tenemos el derecho a la paz en la frontera" y entonó la letra de la pieza "Si tú no vuelves".

Interpretó también "Amante bandido", "Partisano", "Te amaré" y "Nada particular", a dúo con Juanes.

Juan Luis Guerra dejó, como siempre, un buen sabor de boca cuando puso al público a bailar con sus pegajosos temas: "Bilirrubina", "Burbujas de amor" y "Las avispas".

El momento más emotivo fue cuando cantó "Ojalá que llueva café", en compañía de los otros músicos. A propósito del tema del concierto, el cantante de merengue hizo un cambio sutil en el coro de la letra: "Ojalá que llueva café en el campo/ Pa’ que en la frontera no se sufra tanto".

El venezolano Ricardo Montaner puso la nota romántica de la presentación con las canciones más conocidas de su repertorio: "Tan enamorado", "Bésame", "Me va a extrañar" y "La cima del cielo". Durante la interpretación de este tema un helicóptero lanzó papelillos de colores sobre la multitud.

Juanes, promotor del evento, tuvo la responsabilidad de cerrar el espectáculo para que el paso por el puente volviera a la normalidad. "Sólo por curiosidad, ¿todavía tienen energías?", preguntó para descargar un set que inició con "A Dios le pido", seguido de "Nada valgo sin tu amor" y "Me enamora", y que finalizó con "La camisa negra" "Esto demuestra que todo es posible sólo si lo proponemos.

jrodri@ula.ve


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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