En México, Cuauhtémoc Cárdenas se ha convertido en una especie de Pompeyo Márquez, mientras que el Subcomandante Marcos en un Teodoro Petkoff. Ambos, Cuauhtémoc Cárdenas y el Subcomandante Marcos en un acto miserable, reprochable e inaudito se deslindaron de la candidatura de Andrés Manuel López Obrador y anunciaron una lucha política distinta de la de éste. Son un par de individuos que han venido dividiendo a la izquierda mejicana, mediante actuaciones insólitas, típicas de un Baduel, de los que repentinamente comienzan a trabajar a favor de la política derechista, contra el pueblo y a favor de los intereses norteamericanos.
Con los dos grandes boquetes de este par de traidores, del Cuauhtémoc y del Marcos, aunado al impresionante fraude urdido contra la izquierda, López Obrador “perdió” las elecciones; este par de señores celebraron prácticamente el triunfo del hijo mimado de Fox, Felipe Calderón.
Nunca dijeron nada de la vastedad de aquel delito electoral. Callaron.
Ahora, Marcos trata de herir a la revolución bolivariana en lo más sensible de la lucha que está llevando a cabo, que es la guerra mediática global que hoy con grandes dificultades estamos enfrentando. No habla este señorito contra Televisa, contra TV-Azteca o el imperio de Slim, sino que la enfila contra el presidente Hugo Chávez y dice que ejerce "una política mediática, con improntas de caudillo". Cuando Chávez atacaba al cachorro Fox, Marcos callaba. El muy patriota Marcos no decía ni pío porque él es muy nacionalista al estilo de Felipe Calderón. Así hacen política revolucionarias estos señores (igualito que la señora Elena Poniatowska), con tanta delicadeza, con tanta asepsia, con tanta pulcritud racionalista que acaban siendo peores que los altos señorones del PRI y del PAN juntos. En un somero balance nos encontramos que México gracias al poder de los medios, el pueblo no existe; lo que allí vale es la frivolidad, la putería horrible de las telenovelas, los chismes del corazón, exactamente lo que también tiene destrozada a Colombia.
Dice la nota de prensa difundida por Aporrea que Marcos le da al mandatario boliviano, Evo Morales "el beneficio de la duda".
En este sentido, el líder de los rebeldes zapatistas se cuestiona si es posible estar al mismo tiempo "arriba y abajo" y señala que las versiones que llegan desde el poder "vienen editadas" por los protagonistas, "es decir por Chávez, Morales o (Andrés Manuel) López Obrador", el ex candidato presidencial de la izquierda mexicana, de quien "Marcos" se distanció en la campaña electoral de 2006. Esta es la posición de los que dicen que para hacer la revolución no es necesario tomar el poder. Luego, hipócritamente Marcos manifiesta su preocupación por las comunidades indígenas que se encuentran en medio de la lucha que llevan a cabo las FARC, el Gobierno colombiano y grupos paramilitares de autodefensa.
Añade otra estupidez, que su principal error fue el haber acaparado la atención mediática a la que quiso poner fin, pero no pudo.
"Si algo pudiera cambiar sería eso, no haber sido tan protagónico en los medios", dijo el dirigente rebelde, tras afirmar que "quizá" esta sea su última entrevista.
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