“Nadie con el estómago vacío puede adorar a Dios o amar a su vecino”. —Woodrow Wilson-- es de no creer, justo cuando se producen las más abundantes cosechas de cereales y azúcar, nunca antes registradas en los archivos mundiales, el hambre recorre toda la tierra en tal magnitud, que en muchos lugares del planeta la gente está utilizando la violencia para lograr un mendrugo de pan y alimentarse. La causa tiene un nombre según muchos economistas, la especulación y el acaparamiento mundial. La directora del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, Josette Sheeran, ya advirtió que el número de los hambrientos aumentará en 100 millones este año, acercándose la cifra a los mil millones de hambrientos en el globo terrestre, y se pronostican levantamientos y revoluciones que amenazan a los propios globalizadores, causantes de esta situación.
Es importante analizar este fenómeno que pone en peligro el futuro de la humanidad. Los medios de comunicación neoliberales dicen que el drástico aumento de los precios del maíz, trigo, arroz y soya en un 80 por ciento en cuatro meses, es porque creció el consumo de estos productos en Asia, especialmente la China. Esto no es del todo cierto, los especialistas alemanes en precios agrícolas de la agencia ZMP declararon que China, aunque aumentó su consumo en 47 por ciento en los últimos cinco años, el país es completamente autosuficiente en trigo, maíz y arroz, igual como India y Vietnam que tienen inclusive la capacidad de exportarlos. Lo que les falta es soya.
Algunos analistas indican que este embrollo comienza desde el afán norteamericano
Es para dominar el mundo a través de lograr, en estos tiempos, la estabilización del Medio Oriente, la desestabilización de China y ‘encerrar’ a Rusia para impedir el control de este país sobre los recursos naturales de Asia Central. Este concepto de expansión, a través de la guerra permanente le ha resultado imposible de realizar y ha llevado a EE.UU. a la severa recesión que hizo caer el valor del dólar.
La subida vertiginosa del precio de petróleo desde el inicio de la guerra en Afganistán e Irak fue el primer y el más importante estrago de la política de los EE.UU.. Es cierto que se incrementó el consumo del oro negro en el mundo y que fue presentado por supuesto como la causa principal. Pero el problema principal no reside allí sino en el nuevo orden energético que creó el gobierno de Bush para controlar la distribución global del combustible. Es así que Exxon Mobil, BP, Chevron, y Shell triplicaron sus ganancias de 40 mil millones de dólares en 2002 a 120 mil millones en 2007. De esta manera hicieron subir el precio del barril, de 32 dólares a 127, y los especialistas pronostican que para fin de año llegará a 175 dólares.
Desgraciadamente allí no termina la tragedia, sino, se inicia una nueva y la más penosa. La jugada especulativa con el petróleo en la bolsa de valores donde los empleados competían para sobrepasar 100 dólares por barril para entrar en la historia, afectó inmediatamente los precios de alimentos cuya producción exige el uso de energía.
Los especialistas financieros percibieron inmediatamente, como dijo Nancy DeVore del Bunge Global Business, que “la próxima ganancia más grande estará en la producción de granos”. Inmediatamente, utilizando el pretexto del uso del maíz para la producción de etanol, las grandes corporaciones financieras como Goldman Sachs, Morgan Stanley, Rabobank etc., los billonarios como Bill Gates, George Soros (propietario de gigantescas extensiones en las pampas argentinas y que controla la producción de etanol en Brasil), además de las petroleras Shell, Exxon Mobil etc. entraron en el negocio especulativo de granos, cuyas consecuencias están sintiendo el planeta.
No se percatan estos archimillonarios que el hambre y la guerra ha cambiado la historia muchas veces, si no revisen cuando la dinastía de los zares fue borrada del mapa por multitudes de hambrientos en 1917.
Vicky.pelaez@eldiariony.com
