Elecciones del PSUV e incidencia en el mapa de las perspectivas políticas 2008

El PSUV forja historia mientras la oposición política repite sus esquemas tradicionales

Las elecciones primarias del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), es decir, la elección a través de la base de los candidatos para la competencia política por las gobernaciones y alcaldía, no tiene parangón ni en Venezuela ni en América Latina, al decir del periodista Eleazar Díaz Rangel, director del diario Últimas Noticias.  En su opinión, lo más cercano que ocurrió en el país fue la elección por la base de los candidatos presidenciales de Acción Democrática (AD) en 1967 y la abierta de COPEI en 1992, además de la del Movimiento al Socialismo (MAS), todas culminando en tragedias de división partidista y hasta casi de desmoronamiento político (1).

En cambio, las del PSUV el día domingo pasado no pudieron resultar más exitosas, dejando en el congelador el ánimo agorero de la oposición política venezolana, quien, incapaz de imbuir de unidad a las filas propias, se dedica con todo el tiempo libre del mundo a jugar al fracaso de lo que está fuera de los predios de su casa.  La demostración de disciplina y liderazgo, los dos factores que hicieron posible la exitosa jornada electoral pasada, le habrá hecho recorrer un viento frío por la parte posterior del cuerpo, de cara a las elecciones de gobernadores y alcaldes de noviembre de este año, evento para el cual no parecen dar pie con bola, dado el relajo que mantienen con los desacuerdos internos y la forma cómo están designando a sus candidatos.  (La derecha política en todo lugar y tiempo tiembla cuando el pueblo se pronuncia, temiéndole, casi nunca presentando candidatos que no lo elija ella misma dentro de su oscuridad cupularia. Como si dijéramos que sus candidatos no son del pueblo, sino de facciones o grupos económicos).

Cada día se traen algo nuevo como rollo político. Cuando no es el autoritarismo del filósofo del Zulia, Manuel Rosales, quien impone candidatos a dedo, incluyéndose él mismo; es el sifrinismo norteamericano de Primero Justicia, quien se vanagloria de los millones de la recaudación extranjera.  Escenifican una guerra a cuchillo, para hablar con más poder de imagen, y ello se certifica cuando han tenido que pertrecharse en alianza los últimos con el partido Podemos para poder combatir las arrogancias y ventajismo del partido de Rosales, Un Nuevo Tiempo, mismo que paga con dineros de la gobernación el ataque que hace al candidato a la alcaldía de Maracaibo, de  Primero Justicia, y al de la gobernación de Miranda, Capriles Radonski. Un toma y dame.

Una pena de oposición política, sintomática de una gran inmadurez, adolecente de perspectiva y proyecto programático para Venezuela, carente de amor patrio, hecho que ya sería un paso significativo de valoración política, pero que se da contra la pared cuando se ve a una pila de políticos más pendientes de la desgracia ajena (incluyendo la del país) que del crecimiento propio.  Semejante a los jóvenes, al decir de Platón, cuando decía que contrariaban cualquier cosa, mordisqueando a diestro y siniestro la hierba del camino, como si fastidiaran por fastidiar.  Y es más que penoso llevar la comparación a un estadio tan en ciernes, dado toda la experiencia de manejo que acumularon en Venezuela durante tantos años, aunque para mal sea, claro estemos.

La especialidad de lo opositor parece ser lo baladí.  Frescas están aún el recuerdo sus apreciaciones sesudas de los resultados del anterior proceso interno electoral del PSUV, cuando se eligió su directiva.    Fue insólito el despliegue del talento invertido para hacer resaltar en sus medios que los resultados no pasaban de ser una derrota del presidente de la república, cuyos adláteres militares habían sido reprobados en la consulta, a saber:  Francisco Ameliach, Luis Reyes Reyes, Rafael Isea, Ramón Rodríguez Chacín, Jesse Chacón y Diosdado Cabello, construyendo con ello una mitilogía de debacle política.  Con increíble profundidad, en su búsqueda de hombres fuertes o débiles (o de estigmas comunicacionales, como es su estilo), concluyeron que el gran derrotado había sido Diosdado Cabello, militar él,  el mismo que hoy obtuvo un arrasante 81,9% de apoyo de la militancia, incluso para repetir como candidato a la gobernación; concluyeron también que los grandes ganadores habían sido los representantes civiles, como Aristóbulo Istúriz y Nicolás Maduro, además de los mediáticos Mario Silva, Vanessa Davies, quienes con Aristóbulo, conformaron en su opinión el combo de Venezolana de Televisión.  Más allá de eso no hubo profundidad, ni qué hablar de reflexión para la propia causa. Pura crítica y vivir de lo ajeno.

Jamás una mirada interna de reorganización de sus filas, de disposición leal al combate político con propuesta de ganancia popular y presentación de proyectos políticamente verosímiles.  Todo lo contrario:  siempre un atacar mediático, una estigmatización política, un permanente estar atentos a los tropiezos del otro, como si tal fuese el plan o programa político que le presentan a Venezuela.  Qué caiga el contrario por la vía de la implosión propia y la zancadilla ajena, y no que ellos se impongan por la vía de la leal competencia política.  Semejante papel, persistente a más no poder, evidencia lo lamentable:  que la oposición política venezolana no tiene proyecto propio sino el caos que le proponen factores ajenos al país, quienes la han comprado.  Más claro:  obedecen a lineamientos de grupos financistas políticos extranjeros, como la NED y la USAID (2), quienes paralizan con su dinero cualquier brote ideal u honesto de hacer política en la oposición porque legitimaría el régimen democrático de Hugo Chávez.  Nítido de nitidez.

No se exagera.  Véalo usted:  ahora mismo, en el contexto del evento histórico del domingo pasado, cosa única en el continente, como se dijo arriba, la oposición política venezolana y sus medios se dedicaron a reseñar que a sus periodistas les pincharon los cauchos cuando iban a cubrir la noticia y que un incendio de grandes proporciones asolaba el territorio de su amada neopatria, EEUU.    De acuerdos con sus lineamientos de partidos e ideología, tal fue la noticia del día:

Ver video en noticia de Aporrea.org 
 

 Es el ocho y no el siete el número cabalístico para el PSUV

En opinión de los analista, ocho son los estados que habrá de perder el chavismo en Venezuela, supuestamente, según cálculos previos a las primarias de este domingo:  Nueva Esparta, Sucre, Bolívar, Guárico, Carabobo, Yaracuy, Táchira y Zulia, además de la alcaldía de Chacao, Baruta y El Hatillo, así como la de Maracaibo "en cerrada votación" (3), estimación bastante generosa para con la desorganizada oposición, por cierto, y que haría que el país fuese realmente ingobernable, en opinión del residente de la república, Hugo Chávez, quien vaticinó una guerra de concretarse tales proyecciones.

Y ocho fueron los que no pasaron "al baile" directamente, de acuerdo a los resultado preliminares (con el 70% de votos escrutados), es decir, por no lograr el apoyo o ventaja mínimos requeridos, según reglamento del partido, quedando a disposición del mismo la designación del candidato:  Nueva Esparta, Sucre, Guárico, Yaracuy, Táchira, Trujillo, Apure y Cojedes.  Y jugando un poco con la cábala o las coincidencias, véase cómo de los ochos anteriores estados mencionados arriba por los analistas, cinco de ellos son confirmados −para decirlo de algún modo− por los nuevos resultados, los nuevo ochos obtenidos el domingo:  Nueva Esparta, Sucre, Guárico, Yaracuy y Táchira, mismos que podrían ser los reales estado con problemas para el chavismo, dada la falta de definición candidatural, evidencia de una militancia vacilante en el contexto de unos estados con ciertas particularidades adversas para el sector oficial. 

Especulemos:  Nueva Esparta con su precámbrico adequismo arraigado, así como Sucre, donde el poco tino del gobierno al atacarla afincó la figura del ahora opositor gobernador; en Guárico como que el independiente Reinaldo Armas ha hecho un baluarte; el siempre vacilante Yaracuy −estado milagrosamente sustraído de la garra adeca y copeyana− parece querer volver por sus viejos fueros, dado el daño que le infligió al gobierno el reciente escándalo del gobernador Giménez; Táchira es un estado penetrado por sentimientos encontrados de venezolanidad y colombianidad.  En ninguno de estos estados ningún candidato se alzó con una gran definición, como sí ocurrió en otros como Miranda (Diosdado repetirá, con más 80%, tumbando pronósticos), Barinas (donde Adán Chávez obtuvo un 90% de arrase),  así como las alcaldía de Maracaibo, la Mayor y Menor de Caracas, donde los candidatos mostraron solvencia.  Es de mencionar también el perfil obtenido por Mario Silva en Carabobo, más del 60%, un integrante del llamado combo mediático de Venezolana de Televisión, según nomenclatura técnica de los analistas opositores (4).  El otro fue Aristóbulo Istúriz, el candidato de mayor arrase en el país, hoy por hoy .

En realidad el número crítico parece cinco, con Manuel Rosales con problemas

De modo que a la lista de las ocho gobernaciones que supuestamente perdería el gobierno en las elecciones de noviembre, unas se restan y otras se suman, según el entusiasmo del apoyo militante, pero siempre bajando la medida de peligro a cinco, como ya se vio.  Una de las gobernaciones que habría que restar de la lista adversa  sería la gobernación del Zulia, donde el gobernador de esa entidad se practicó un harakiri político al darle derecho de voz a un sentimiento antinacional autonomista (es una matriz política de la perdición:  hasta los gringos saben que es difícil promover el separatismo en Venezuela, lo cual no significa que no lo hagan)(5); otras que habría que ver con precaución serían las de Bolívar y Anzoátegui, donde los candidatos fueron muy tenues en el favor de la militancia, dos de los cuatro candidatos que aspiran a repetir en sus respectivas gobernaciones, por cierto.  Ojo con esto:  el mecanismo interno de la militancia, harto democrático y medidor como se quiera de la voluntad de un electorado militante en una región, puede tener su margen de error entre un 5 ó 10%.  Ello se concretaría en la pérdia de uno o dos gobiernos regionales, sobre el universo de los estados venezolanos.

Notas:

(1) Eleazar Díaz Rangel:  "Lección democrática" en Aporrea.org [en línea].  1 jun 2008.  Págs.:  4 pantallas. - http://www.aporrea.org/actualidad/a58044.html. - (Consulta:  3 jun 2008).

(2) National Endowment for Democracy y United States Agency for International Development, respectivamente.

(3) El analista más sistemático en este sentido es Miguel Salazar.  Véase su apreciación en Las Verdades de Miguel . - (2008) mayo 23-29; última pág.

(4) Dése una vuelta por la óptica opositora cuando el PSUV eligió su directiva:  "Análisis de las elecciones del PSUV:  ganaron los de VTV, perdieron los militares" en Noticias 24 [en línea].  11 mar 2008.  Págs.:  7 pantallas. - http://www.noticias24.com/actualidad/?p=12756. - (Consulta:  3 jun 2008).

(5)  El gobernador del Zulia parece jugar y abusar con su suerte:  el electorado le perdonaría en el pasado el error (como el mismo lo reconoce) de haber firmado el acta defunción democrática de Carmona, pero luce poco creíble que en una segunda ocasión le dispensen que quiera rifar a pedazos la integridad del país.

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Oscar Camero Lezama

Escritor e investigador. Estudió Literatura en la UCV. Activista de izquierda. Apasionado por la filosofía, fotografía, viajes, ciudad, salud, música llanera y la investigación documental. Animal Político https://zoopolitico.blogspot.com/

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