Nunca creí que viviría para ver la revolución llegar a la televisión. La Revolución Bolivariana no tuvo política cultural ni estrategia comunicacional coherente hasta hace muy poco. Incluso después del golpe mediático de Abril 2002 y hasta la abortada Reforma Constitucional del 2D, la televisión oficial no salía del modelo tradicional.
El mensaje transformador lo creaba Chávez con su ALO Presidente, todo lo demás era conformista y mediocre, con excepciones como Walter Martínez (Dossier) y Mario Silva (La Hojilla) en VTV, y ocasionalmente alguna producción de VIVE TV que se destacaba del estilo “vida de un chivo en tiempo real y cámara en mano” de sus inicios.
Salvo “ALÓ Presidente”, durante estos años el esfuerzo revolucionario fue muy limitado en la TV, se redujo a desmentir las burdas patrañas de la oposición y ridiculizar su negación sistemática de la realidad. Para eso no hacía falta ser un genio y estábamos lejos de algo realmente creador. Cuando se canceló la concesión de RCTV era frecuente escuchar a compatriotas que, de puro humor negro, pedían que se cancelara la concesión de VTV, de tan baja calidad que parecía la Página Web del diario VEA. Hasta el año pasado estábamos orgullosos de Telesur y preocupados con TVES, y sólo raras producciones independientes lograban perforar el tedio de la pantalla chica gobiernera.
Milagros del 2008
En 2008 ocurrieron varios milagros simultáneos: en Caracas apareció AVILATV como una bocanada de aire fresco urbano, con humos y todo, para confirmar la frase de Hegel ”en la ciudad se respira el aire de la libertad”. Al Canal 2 también le llegó un segundo aire cuando a Lil Rodríguez se le pasó el miedo a equivocarse que no la dejaba ganar; un camarada escribía: “Estoy preocupado porque estoy viendo cada vez más TVES…”. Pero lo más asombroso, y seguramente lo más meritorio, fue la transformación de VTV, hacer entender a ese Frankenstein cortocircuitado que nada es demasiado bueno para el pueblo bolivariano.
VTV revolución cultural a la parrilla
La superioridad intelectual de los sectores populares sobre la “instruida” oposición disociada, la certificó VTV por la audiencia de sus nuevos programas. Un profesor de filosofía, Francisco Rivero, tiene gran “rating” con clases magistrales sobre las raíces del humanismo y el malestar de nuestro tiempo; TV FORO se interna en territorios no explorados de nuestra realidad (“La Corte Malandra”); el Contragolpe de Vanesa Davies se desperezó y salió a la calle; otros programas mejoraron su formato; los noticieros se completan retransmitiendo a Telesur; cada vez más pueblo en pantalla. Una verdadera revolución cultural vence a la rutina y la mediocridad.
Lo que falta
Todavía falta audacia, humor crítico, valor para auto criticarnos y reírnos de nosotros mismos. Faltan reportajes históricos. Pero no por mucho tiempo: la revolución ha llegado a nuestra televisión y no dejaremos que se vaya. VTV abandona la defensiva porque a fuerza de sólo responder a la estupidez opositora uno termina por embrutecerse. VTV aprende del Comandante en Jefe a marcar pauta: la verdad es su propia referencia y referencia de lo falso. En la fachada del edificio de VTV en Los Ruices merece estar la frase “O inventamos o erramos”.
Ultima Hora:
VTV y el Banco Industrial Parece que los abusadores directivos del Banco Industrial seguirán humillando al pueblo trabajador con su sabotaje golpista o, en el mejor de los casos, su insuperable ineptitud gerencial y el atropello inadmisible a la dignidad de los venezolanos y venezolanas. Mi artículo “El Banco Industrial prueba la imposibilidad del socialismo en Venezuela” no tuvo el efecto deseado de llamar la atención sobre esta infamia bancaria. La discusión se abrió sobre el “veto” de Yuri Pimentel a un spot del Profesor Lupa contra el Banco Industrial.
Considero políticamente útil una aclaratoria: Yuri Pimentel es un revolucionario irreductible, un trabajador socialista infatigable, como marino pescador profesional que es, como periodista, como ministro o viceministro. Donde lo pongan: se bajó del avión presidencial para ir a trabajar en las prisiones. Quizás a veces peca por demasiado disciplinado, como aquel general de quien Napoleón decía que tenía “el defecto de no saber desobedecer”. Si Yuri Pimentel hubiera dado luz verde al spot del Profesor Lupa sobre el Banco Industrial, hubiera comprobado que reflejaba un sentir público, notorio, multitudinario, general, mayoritario, sobre su maltrato al pueblo trabajador. De hecho Yuri lo sabe, y lo saben o deberían saber todos los ministros de Chávez aunque otros hagan la cola por ellos.
Pero si los altos funcionarios y ministros que lo saben se hacen los locos o prefieren callarse ¿cómo podrá saberlo Chávez? Yuri tiene grandes responsabilidades con la programación de VTV, es cierto, pero también tiene, como todos nosotros, grandes responsabilidades con la verdad, con la revolución en general y con el pueblo trabajador. Sostengo que Yuri se equivocó, que debió arriesgarse, porque ni Chávez, ni él, ni nadie debe taparle las faltas a unos burócratas miserables. ¿Será que entre tantos logros que aplaudimos, VTV ha progresado tanto como para que su Presidente admita que se equivocó por prudente? Tampoco es para tanto: nadie lo está insultando acusándolo de ser directivo del Banco Industrial.