La apropiación indebida de algo, en otras palabras tomar lo que no nos pertenece, dentro de la evolución de los grupos humanos, ha sido rechazado y prohibido por las mas antiguas filosofías del derecho y de la convivencia humana en comunidad, desde la concepción occidental pasando por las orientales, las normas de convivencia han sancionado este hecho como una trasgresión de los principios mas elementales; pasando por el código de Hamùrabi en la lejana Persia, el segundo mandamiento en la Santa Biblia y los clásico del derecho romano, junto al sagrado Corán que condena con amputarle la mano a todo aquel que tomara lo que no le pertenece.
La perversión del delito contra la cosa pública ha trasmutado constantemente; dando como resultante que la legislación penal se diversifica para ponerse a tono con las nuevas formas y variantes del delito, nuestro libertador Simón Bolívar en la conformación de las nuevas Repúblicas Afroamericanas, luego de la independencia de España; confronto la dilapidación y apropiación de fondos públicos como fatal herencia del coloniaje europeo, su mano no tembló para legislar contra la corrupción. Conocido es su decreto de fecha 12 de Enero de 1824, dictado en la ciudad de Lima República del Perú, donde el padre de la patria estipula.
Teniendo presente:
1- Que una de las principales causas de los desastres en que se ha visto envuelta la República, ha sido la escandalosa dilapidación de sus fondos, por algunos funcionarios que han intervenido en ellos;
2- Que el único medio de extirpar radicalmente este desorden, es dictar medidas fuertes y extraordinarias, he venido en decretar, y
Decreto:
1) Todo funcionario, a quien se le convenciere en juicio sumario de haber malversado o tomado para sí de los fondos públicos de diez pesos arriba, queda sujeto a la pena capital.
2) Los jueces a quienes, según la ley, compete este juicio, que en su caso no procedieren conforme a este decreto, serán condenados a la misma pena.
3) Todo individuo puede acusar a los funcionarios públicos del delito que indica el articulo uno.
4) Se fijará este decreto en todas las oficinas de la República, y se tomara razón de él en todos los despachos que se libraren a los funcionarios que de cualquier modo intervengan en el manejo de fondos públicos.
Imprimase, publíquese y circúlese.
Guardando las distancias históricas y sociológicas, debo confesar como venezolano y hombre comprometido con la verdad y justicia; que le debería aplicar con todo rigor a Leopoldo López, Enrique Mendoza y Oscar Pérez, dicho decreto del padre de la patria, para que armen la alharaca con sobrada justificación, como lo han hecho respaldados por las empresas de propaganda mas no de comunicación, las cuales han victimado a estos tres delincuentes que no tienen nada de presuntos, pretendiendo confundir a la opinión pública; a los ciudadanas y ciudadanos de buena fe, con una retahíla de argumentos leguleyos, sin asumir su responsabilidad que es el fondo del asunto.
Lo que en cualquier sociedad seria motivo de vergüenza y pena ajena, que alguien sea imputado por tales hechos o simplemente mencionado como indiciado; en nuestro país por obra y gracia de la canalla mediática, los transgresores pretenden ser héroes, que utilizan el escándalo a nivel nacional e internacional como catapulta electoral.
Conozcamos el prontuario de estos antihéroes: Leopoldo López, como trabajador de PDVSA y militante del partido primero justicia, recibió cincuenta millones de bolívares, como donativo de su señora madre también trabajadora de la empresa. Madre e hijo tomando lo que no les pertenece “la familia Corleonne”, mas no conforme con esta situación durante el paro petrolero del 2002, López como alcalde del Municipio Chacao, desvió la partida para el pago del salario de los maestros, bomberos y policías para financiar la conspiración y el golpe de estado contra el presidente Chávez.
Enrique Mendoza viejo zorro y conspirador copeyano, desde su época de concejal y Alcalde del Municipio Sucre, en el año 2002 como gobernador de dicho estado, desvió los fondos públicos para financiar la conspiración, el golpe del 11-A y el paro petrolero, hoy se encuentra en libertad gracias a la ley de amnistía promulgada nuestro presidente.
Oscar Pérez conocido por su prontuario delictivo integrado entre otros, por robo de vehículos, ha sido inhabilitado por estar presuntamente implicado en la colocación de explosivos en la sede de la Asamblea Legislativa del Estado Miranda; sin debelar todas sus fechorías como participante en las guarimbas del año 2002.
Si algo ha caracterizado los imperios y regímenes de gobiernos oligárquicos y burgueses ha sido la corrupción a todos los niveles y estratos del estado. La cuarta República fue prodiga en corruptos y dolo en los fondos públicos. Es un hecho público y comunicacional los nuevos ricos de origen venezolano que han fundado y comprado bancos en Miami (EE.UU.) y los que se pasen por las calles de República de España, cabe hacer referencia a los meritòcratas despedidos de PVDSA que deambula por Europa despotricando del “régimen” por haberle arrebatado sus privilegios heredados con tanto sacrificio.
La quinta República está librando una encarnizada batalla contra la corrupción y el manejo probo y honesto de los bienes públicos, batalla en la cual se le puede ir la vida como ha sucedido con otros procesos revolucionarios de triste recordación, ocurridos en países con ínfimos recursos económicos, si los comparamos con los que cuenta hoy la República Bolivariana de Venezuela; esta abundancia monetaria hace mas difícil la tarea de resguardo del erario público. Si en 1824 nuestro Libertador sentencio que el “único medio de extirpar radicalmente este desorden, es dictar medidas fuertes y extraordinarias”, hoy nos corresponde a todos los hombres y mujeres de esta tierra de gracia, rechazar radicalmente todo asomo o vestigio de corrupción en cualquier esfera de la vida pública. No puede seguir reinando la impunidad, ni judicial ni mediática; el estado tiene que erigirse implacablemente contra el delito y los delincuentes, todo venezolano o venezolana es coresponsable como parte del estado; los transgresores no tienen patria…. Leopoldo López es un delincuente de cuello sucio y su lugar es tras las rejas.
(*)Comunicador Comunitario
Lfsalazar5@hotmail.com