En la noche de este miércoles, en el Estadio General José Antonio Anzoátegui, se enfrentarán las oncenas nacionales de Venezuela y Ecuador, en la búsqueda de un cupo para el próximo mundial de fútbol, Sudáfrica 2010, lo que apura esta oportunidad para tocar un tema que nos viene preocupando después de ver y escuchar lo que está pasando en los estadios de nuestra América del Sur, a la hora de enfrentamientos de selecciones nacionales en el camino hacia el próximo Mundial de Fútbol.
En lo que podríamos calificar como la peor de las modas, ahora, cuando comienzan las notas del Himno Nacional del equipo visitante, estalla la rechifla en las gradas, a veces, según tenga la televisora los micrófonos abiertos, tan ensordecedora que suele tapar la música, en una acto de irrespeto y falta de confraternidad de la peor calaña, por supuesto, porque aparte de que quien pita es el dueño de casa, está la cuestión numérica: la visita son los menos, así que además de mal educados los locales son abusadores, aprovechadores, patoteros.
Lo vimos en el Chile-Brasil de hace algunas semanas. Lo vimos en el Colombia-Uruguay… Lo sufrimos este domingo en Pueblo Nuevo, en el Venezuela-Brasil… y cómo nos gustaría que esto no sucediera en el Venezuela-Ecuador de este miércoles 15 en Anzoátegui.
Tuvimos noticia de algo similar, para cuando el Mundial de Italia ´90.
La selección argentina inauguraba el mundial en Milán, contra el africano Camerún, con Maradona a la cabeza. Como el pibe jugaba para el Nápoli, y éste estaba de campeón o por campeonar, o por lo menos le había dado alguna zurra al Milan, los italianos milanenses que en gran cantidad estaban en el estadio, recibieron el Himno Nacional de la República Argentina con soberana pita, en tanto en la super pantalla se iban viendo la caras de los jugadores argentinos, estoicos, cantando su himno. Así fueron pasando las caras hasta que la toma llegó a Maradona, quien gesticuló un muy bien entendible “hi-jos-de-pu-ta..”. Al otro día los medios de comunicación disertaban acerca de la grosería de Maradona y casi no se hablaba de la barbarie de la pita italiana contra el himno del país donde fueron a matar su hambre tantos italianos a raíz de la Segunda Guerra Mundial… Mientras así los medios, el pueblo, los pueblos, en cambio, apoyaban al Pibe por su oportunidad y por su valentía, porque estaba allí en abrumadora minoría. Quien escribe no ha sido para nada argentinoide en cosas del fútbol, pero juro que ese día brinqué celebrando la salida de Maradona, la pita del himno de mis vecinos ¡de mis hermanos! me dolió como un insulto al mío propio.
Allí hubo una pita y una respuesta adecuada, genial. Y basta, como anécdota. Era como para que esas silbatinas no se volvieran a escuchar en eventos que generalmente se hacen con la idea de confraternizar, de celebrar la amistad y la hermandad, como en el caso de nuestro continente.
Pero han vuelto a aparecer, y lastimosamente en nuestro continente, y peor aún, cuando nuestros pueblos, en un esfuerzo sin precedente de sus presidentes, están dando pasos agigantados de acercamiento, de acostumbramiento, de útil y emocionante unidad.
¿Será posible que la gente que va a los estadios, dado el elevado precio de las entradas, sea la escualidez de todos nuestros países..? ¿Los oligarcas, sus tontos útiles y los pitiyanquis..? No puedo creerlo.
O será que hay una mano peluda tratando de destruir a patadas (dado que estamos hablando de fútbol), lo que nuestros presidentes están haciendo con las manos..? En los estadios, como en otras grandes aglomeraciones, no es difícil iniciar una movida, una ola, un grito… ¿Será que la Cia nos está metiendo un gol de media cancha haciéndonos actuar como los bárbaros de Milán cuando el Mundial de 1990..? Y si es así, no hay gente nuestra en esos estadios, que hable, que grite, que le haga resistencia a este acto de anti unidad americana..?
Los comentaristas deportivos, tan dados a resaltar nimiedades, aquí tienen una viga en el ojo propio y no dicen nada, mayor razón para sospechar de esta situación, ya que las cadenas que transmiten estos eventos son generalmente privadas, comerciales, generalmente opositoras a los nuevos aires que se respiran en el continente…
…en el continente donde además de darle al fútbol visos de arte, se han hecho algunos gestos de belleza y dignidad. Por ejemplo, mientras en Europa los torneos internacionales tienen nombres simplemente identificatorios, administrativos, aquí, por propuesta de un dirigente uruguayo, según creo, a nuestro principal torneo internacional de clubes se le llamó “Copa Libertadores de América…” nombre que no ha podido ser avasallado ni por los embates de la publicidad, porque, pobrecitas las federaciones, que ni real tienen, le han agregado a este monumento de nombre un mercantil “Toyota” de apellido.
“Copa Libertadores Toyota”… o peor, “Copa Toyota Libertadores…” Qué vaina.
Ahora, si eso es triste, más lo es que la gente, nuestros pueblos, cual espectadores de un circo romano, acometan el pitarse sus himnos entre sí, lo cual revela una falta de educación y de conciencia, además de tremenda estupidez, en algunos casos, porque se han visto selecciones que llegan a un partido mal, mal en lo futbolístico, mal en sus relaciones humanas, y toda esa ventaja para el local se va por el desagüe porque esos once hombres, heridos en su amor propio a la hora de sentir que les insultan su himno patrio, salen a la cancha como fieras, y veanlo ustedes, al repasar las pitas que aquí hemos hecho referencia: Pita a Brasil en Santiago, Chile 0 Brasil 4. Pita a Uruguay en Colombia: ganó Uruguay 0 a 1… Pita a Brasil en Pueblo Nuevo, para qué recordar el resultado…
¿Podremos hacer algo en el José Antonio Anzoátegui este miércoles..?
Necesitamos esos puntos porque, si en algún mundial era bueno que la República Bolivariana estuviera es en este de Sudáfrica 2010… cuán grande sentiría nuestro equipo la solidaridad del mundo en ese mundial. Y si los números están difíciles, más difíciles estarán si no podemos con Ecuador en casa. Así que a ver si nos ahorramos el insulto, la pita falaz y nos centramos en el fútbol. No juguemos el juego de la Cia. Juguemos a que gane el mejor, respetando a un pueblo querido y hermano como el ecuatoriano.
Y que el jueves tengamos el recuerdo de nuestra victoria o lamentemos nuestra derrota, que hay que saber perder, también. Pero que no esté en el inventario de los recuerdos una de esas infames pitas que parecen sembradas para que además terminemos odiando a un juego tan bello como el fútbol.
Que Tarek William haga una declaración por radio y TV llamando a los nuestros a no caer en la trampa de la desunión y la incultura. Que el presidente Chávez llame al respeto y la hermandad (eso mientras quitamos el vinotinto y le ponemos el tricolor al uniforme de este y de todos los seleccionados de la República Bolivariana…) Que alguien haga algo por favor, pero que no sigamos en esta sucia moda.
Que se note en Anzoátegui que es un partido en medio, no de “una época de cambios, sino en un cambio de época”, como dijo el presidente Correa. Una época de unidad y hermandad Indoameriana.
…y voy a Venezuela 2 a 1.
eltanoyea@yahoo.com