La muerte florece en la psiquiatría

Mujeres ofendidas, seducidas, burladas

En los crematorios de los psiquiatras

Póngase de acuerdo de una vez por todas

Y ármense, y llénense de ira y maten a esos cerdos

(Chino Valera Mora)

La estudiante asesinada Roxana Vargas, que nunca conocerá el amor ni cumplirá veinte años, no fue la primera ni la última victima de los psiquiatras. El infeliz predador sexual y supuesto asesino chapucero Edmundo “Tazón” Chirinos pasará el resto de su vida frente al televisor viendo una y otra vez en Discovery Chanel a los grandes felinos destrozando gacelas.

Con el psiquiatra Chirinos se va por la cloaca de la historia el último gran adeco de corazón, adeco sin saberlo desde su primera seducción profesional. Se hunde haciendo señas, diciendo su asombro de que le pase esto “…después de 50 años de ejercicio profesional, y de haber pasado por ni consulta tanta gente de todos los niveles… Es más, te puedo mencionar tres presidentes, repito, tres presidentes.”

Me dicen que en California la ley castiga con años de prisión al psiquiatra que tenga relación sexual o contraiga matrimonio con una paciente, incluso terminadas las consultas y sin límite de tiempo. Tan evidente es la fragilidad del “cliente” en la llamada situación de “transferencia”.

ESBIRROS DEL ALMA

Con el pretexto de aliviar dolores del espíritu los psiquiatras manipulan pacientes con el propósito de reinsertarlos en la normalidad burguesa, no para que dejen de sufrir sino para que sufran “normalmente”, como todos y junto a todos, dentro de los muros del orden. ¿A favor de quien? A favor de la sociedad y la cultura dominante, a favor de los amos del mundo, a favor de los mismos psiquiatras que viven de remendar el telón de fondo de la normalidad rasgado por los “locos”.

Chirinos no es mucho más que el policía que viola detenidas, y en tal mediocridad cualquier muerte será accidente profesional, daño colateral de consultorio, sin pasión y sin otro sentimiento que el desprecio por la víctima y, en último caso, el despecho por no haberse salido con la suya. Chirinos envía a los periodistas al Blog de Roxana donde encontraran, les dice, “frustraciones, sensaciones de fracaso emocional, etc.…” Tácitamente aconseja que se aprovechen de esas confesiones como él lo hizo en su momento.

Aquí la premeditación, ventaja y mampuesto no son del infeliz “matador”, sino de la profesión psiquiátrica cuyo prestigio hace que los padres lleven a sus hijas o hijos al matadero o que la víctima acuda por sus propios pasos. A veces se paga “precio solidario” o no se paga nada para ser objeto de una violación disfrazada.

¿MUERAN LOS PSIQUIATRAS?

Desde el punto de vista de la crítica revolucionaria, hoy todas las dolencias del cuerpo son laborales y todas las del espíritu son “sociopatías” producidas por la vida en cautiverio del alma hipotecada de la cultura burguesa.

A partir de la revolución industrial aparecieron las “epidemias” psicosomáticas que afectan a las categorías más débiles; el asma con el cual los niños nos advertían en 1800 que los aires del tiempo de la industria eran irrespirables, o la anorexia de las jovencitas que mueren para señalarnos que esta sociedad es intragable.

Mientras la revolución contemporánea se propone romper las cadenas del cuerpo y del espíritu, los psiquiatras desde lo alto de su autoridad académica no prestan atención al significado del discurso de la locura, se limitan a clasificarlo y en el mejor de los casos a atraparlo en una red de retórica especializada. O simplemente le colocan una camisa de fuerza farmacológica, “las pepas”, y lo envían a un campo de concentración psiquiátrico. Los peores envuelven a la frágil víctima con su pesada capa de atención, para saciarse con ella, vampirizarla, succionarle la juventud, la belleza y el anhelo de su alma doliente y luego arrojar la fruta exprimida a la calle del sufrimiento por donde vino.

CONCLUSIONES

Por su edad Chirinos probablemente recibirá pena sustitutiva, “casa por cárcel”. Parece previsible que, con su dinero, logre fugarse del país. Pero si fracasa en el intento y va a prisión, la justicia ordinaria de los presos le aplicará en forma expedita la vindicta pública.

Pero este caso es marginal, un destello crepuscular en la decadencia de una generación de intelectuales venezolanos. Edmundo Chirinos es reemplazado por Teodoro Petkoff el catálogo de restos descompuestos de la vieja izquierda. Los dos vanidosos cascarrabias fueron candidatos fracasados a la Presidencia de la República, los dos tienen sangre de estudiante en las manos, los dos vieron su fementida historia desmentida por la juventud de la vida. La única diferencia es que la consulta de Petkoff aun no ha terminado.

Lo está en juicio un hecho de página roja sino los siniestros expedientes de la academia en general y de la psiquiatría en particular; y varias preguntas: ¿Existen psiquiatras honrados? ¿Es la psiquiatría una ciencia o apenas una superstición cultural? ¿Hay un lugar para la psiquiatría en el Socialismo del Siglo 21? .

rotheeduardo@hotmail.com



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Eduardo Rothe


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