Pero,
así mismo, si los sectores bolivarianos alcanzamos una victoria aplastante,
estaremos en condiciones de avanzar y profundizar el proceso revolucionario
que venimos impulsando desde hace 10 años. Se habrán superado las
adversidades que generó la derrota en el referéndum de diciembre pasado
y creado las condiciones para impulsar la reforma constitucional que
establezca la reelección del comandante Chávez, líder indiscutible
del proceso, para los próximos períodos constitucionales. La virtud
y, al mismo tiempo, las limitaciones de la revolución venezolana es
que se ha venido desarrollando en el estricto marco constitucional,
que si bien es un escenario, históricamente, montado por la burguesía
ha permitido avanzar, a pesar de los errores y debilidades, en el esfuerzo
constructivo de un nuevo país, y, por ende, de una nueva sociedad.
En Venezuela estamos innovando en materia de experiencia revolucionaria,
nuestro proceso sirve de guía y de inspiración a otros pueblos que
también transitan el camino de la revolución en relativa paz y libertad.
La geopolítica regional y mundial, una variable que en ningún caso
se puede olvidar, ha jugado a nuestro favor ocasionando el mayor desespero
a la elite imperial que a pesar de sus intentos no ha podido descarrilar
el rumbo estratégico que tenemos trazado.
Desde
esta perspectiva las presentes elecciones tienen una significación
que trasciende, en mucho, las meras expectativas regionales o municipales.
Está en juego una visión de la política que la concibe como una relación
de fuerzas, que en buena medida estará determinada por los resultados
del próximo 23 de noviembre. De allí que los sectores revolucionarios
debemos agotar todos los esfuerzos para ganar estas elecciones, derrotando
la abstención y alcanzando el triunfo en el máximo posible de gobernaciones
y alcaldías. Por ello hay que estimular el voto por los candidatos
propuestos por los sectores bolivarianos, en concreto, por el PSUV;
aun cuando les tengamos objeciones a algunos de ellos. Hay que colocar
las diferencias locales o parciales que pudiéramos tener en un segundo
plano y relievar los intereses generales del proyecto revolucionario
bolivariano, colocándolos en el primer plano. La propuesta socialista
que encarna Chávez es la salida a los grandes problemas estructurales
que confronta nuestro pueblo y la humanidad en su conjunto, por ello
no hay que vacilar a la hora de tomar decisiones de por quien votar
en las próximas elecciones.
Evidentemente
que en la subyacencia de la coyuntura actual hay un conjunto de problemas
teóricos y prácticos que debemos asumir, que no se pueden soslayar.
Este es el caso de lo referente a la construcción del Poder Popular,
de la relación Estado – Sociedad, del vínculo entre Partido y Movimiento
Sociales. Esto son temas que a nuestro juicio ameritan la apertura de
un gran debate nacional, que se hace inminente porque están situados
en la médula del proceso revolucionario venezolano. Para el Movimiento
Social de Medios Alternativos y Comunitarios (MoMAC) estos son puntos
vitales de la agenda que esta planteada pero entendemos que por lo pronto
hay que asumir las tareas electorales. Aquí no hay vuelta posible.
Estas elecciones hay que ganarlas por encima de cualquier otra consideración
y prepararse, por supuesto, para el debate en ciernes.
Patria,
Socialismo o Muerte…. Venceremos!!!