Del 11 al 15 de Noviembre se publicó en el diario “El Nazianal” un reportaje en cinco entregas titulado “Una mirada a la salud mental”, dignificado por la firma de la periodista y entrañable camarada Vanessa Davies. Ignoramos si responde a una iniciativa de Vanessa o a un encargo del periódico; en quizás el tiempo más ocupado de su vida, trabajando en el Comando de Campaña del PSUV la última semana antes de las elecciones.
La hermosa mirada de de Vanessa, que esa semana aprehendió más situaciones, escenas y rostros que la mayoría de nosotros, se descuidó al grado de la miopía astigmática en el tema de la salud mental. Con el sentido respeto, nos recordó la famosa conclusión del “Tractatus logico-philosophicus” del filósofo austríaco Ludwig Wittgenstein: “De aquello que no podemos hablar mejor es callarse”.
Ocupada en asuntos importantes de la Revolución, Vanessa despachó el tema de la salud mental de su pueblo, al parecer confiando en la eminencia del saber y los decires de los directivos de la Sociedad Venezolana de Psiquiatría SVP.
ENTRE PSIQUIATRAS TE VEAS
Estos directivos refrendaron las calificaciones de “loco” o “desequilibrado” lanzadas contra Chávez y –quien calla otorga- los delirios jurídicos de la oposición para inhabilitar al presidente por “insania mental”. Aún peor, en sus comunicados la SVP han responsabilizado al Presidente Chávez por los trastornos mentales de la población. Son tan patéticos fingiendo ser “científicos” que podríamos considerarlos inofensivos parásitos de la clase media, sino fuera por su conspiración (que incluye artículos como los de Vanessa) para reproducir en Venezuela los daños que los psicofármacos causan en la población de los países industrializados, especialmente en niños, niñas y adolescentes.
RIGOR CIENTÍFICO MORTIS
Vanessa asegura que las adicciones han desplazado a otras enfermedades psiquiátricas, como depresión y ansiedad, y cita al doctor Macías, presidente de la SVP: “Todavía no lo tenemos cuantificado, pero hasta 20% de la población podría estar involucrada en alguna adicción”. Querida Vanessa ¿de dónde saca Macías ese 20% si, como él dice, todavía no lo tienen cuantificado? ¿De las consultas? No, porque también él mismo Macías dice que esas personas “no buscan ayuda, no quieren ir al especialista”. ¿Entonces, Vanessa, tú como periodista asumes como válidas esas cifras y se las transmites a tus lectores?
La cosa se sale de control cuando Vanessa nos cuenta, que “En una reunión de expertos (¿expertos en qué? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Tú estabas ahí, Vanessa?), la psiquiatra Gioconda Medrano explicó que las afecciones mentales van en aumento en todo el mundo, y también en Venezuela. “Se calcula que la ansiedad y la psicosis están presentes en 3% a 5% de la población (¿del mundo, de Venezuela, del Este de Caracas?) y que la depresión ataca a 2 de cada 100 personas”. ¿Se calcula? Vanessa, con ese método “científico” podemos “calcular” que de cada 100 psiquiatras 80 son perfectos imbéciles, y que 60.5 % carece de toda ética personal y profesional; o que el “138 por ciento” de los propietarios y directivos de El Nacional están incursos en delitos de tráfico de embustes. En tal malas compañías, Vanessa se convierte en prueba viviente de lo acertado del dicho popular: “No son los brutos que andando con los inteligentes se vuelven más inteligentes, sino los inteligentes que andando con los brutos se embrutecen”.
VANESSA CONTINENTAL
En estos artículos Vanessa se derrama fuera de las estrechas fronteras de la República y escribe que “la psiquiatra colombiana Silvia Gaviria asegura que “la proporción es de dos mujeres deprimidas por cada hombre”. ¿Deprimidas u oprimidas? ¿De donde sacó Su Merced la cifra?
Si fuiste a Colombia, Vanessa, que lástima que no entrevistaste al Comandante Cano o a Piedad Córdoba, además de a la doctora. Y si no fuiste ¿dónde conociste (aparte Internet o los decires de la Sociedad Venezolana de Psiquiatría) a esta docta doctora y sus cifras doctorales?
Las psiquiatras venezolanas también aportan lo suyo. “Una mujer deprimida no necesariamente está llorando todo el día. De hecho, atribuye al cansancio el no querer levantarse de la cama, indica Yolanda Alvarado, secretaria general de la Sociedad Venezolana de Psiquiatría”. Pero faltan precisiones científicas sobre esa mujer que no está llorando todo el día y cuyo único síntoma es no querer levantarse de la cama ¿Trabajó en el turno de la noche de la fábrica? ¿Se despertó cada dos horas porque a su bebé le están saliendo los dientes? ¿Está triste porque eligieron Alcalde Metropolitano al esbirro Antonio Ledezma? ¿Tuvo que quedarse hasta tarde trabajando para la victoria electoral del PSUV? ¿Cómo se levanta en la mañana una mujer que amó durante toda la noche? La doctora Gaviria quizás tenga buenas razones para saltar del lecho, pero eso no la autoriza a generalizar sobre “las mujeres” ni a pegar etiquetas o manipular el respeto supersticioso que de la gente por la ciencia para producir consumidores crónicos de psicofármacos.
BIPOLARES EN UN MUNDO MULTIPOLAR
Según Vanessa “Estar como un rey o una reina en la mañana, y sentirse como una cucaracha en la tarde. Así puede ser un día en la vida de una persona con trastorno bipolar, condición en la que el estado de ánimo fluctúa entre la euforia y la tristeza”. ¿Quién está seguro de no ser bipolar? Al fin de un día agotador ¿Quién no se ha sentido deshecho y como buen bipolar en el mejor sentido de la palabra, se ha bebido un par de cervezas que lo hacen sentir como un rey o una reina?
MENTIRAS ESTADÍSTICAS
Las cifras que transmite Vanessa sobre “trastorno bipolar”, son de “1 a 1.5% de la población, según estadística internacional”. ¿Cuál estadística, Vanessa? ¿De dónde salen las cifras? ¿De la Organización Mundial de la Salud? ¿De la SVP? ¿De alguna institución transnacional u oportuna ONG ligada a los grandes laboratorios? Son cifras importantes si se tiene en cuanta que el 1,5 % de 28 millones de venezolanos son 420 mil personas, suficientes “bipolares” para enriquecer a los psiquiatras en Venezuela y exportar ganancias mil millonarias a Estados Unidos y Europa. A dos pastillas por paciente son 840 mil pastillas diarias, 160 millones de pepas al año, sin contar las indicadas para mitigar los efectos secundarios de las primeras. Podríamos esquiar, sobre esa montaña y apenas hablamos de bipolares… ¿A cuanto ascenderá la cifra de psicofármacos recetados para “tratar” a las más de 300 categorías que figuran en el catálogo de los psiquiatras?
Continúa Vanessa “El trastorno bipolar se diagnostica con mayor frecuencia, antes este padecimiento se confundía con la esquizofrenia. Ahora el personal de salud mental lo reconoce mejor, refiere César Mella, presidente de la Asociación Psiquiátrica de América Latina”. Entonces, Vanessa, ¿durante medio siglo estos carceleros del alma catalogaron como “esquizofrénicos” a quienes no lo eran? ¿A cuantos “bipolares” encerraron, intoxicaron, fundieron, mataron durante ese medio siglo en que los síntomas todavía “se confundían” con la esquizofrenia? Y seguramente lo siguen haciendo porque, “de acuerdo con Mella” continúa Vanessa. la esquizofrenia puede presentarse “en 0,1 al 1% de la población, y eso no ha variado. Pero se está detectando más tempranamente”.
Malditos charlatanes torturadores. Si ya no confunden “bipolaridad” con esquizofrenia ¿por qué la cifra de esquizofrénicos no ha variado? Sencillamente porque lo único que varía, y aumentando de modo alarmante, es el número de “recetados”, consumidores esclavos de una industria farmacológica mil millonaria, por obra y gracia de los psiquiatras.
Esta aberración de los países industrializados es la que la SVP representa en Venezuela, aprovechando la benignidad de la Revolución y la ingenuidad de los revolucionarios.
TRAFICANTES DE CULPA
No hemos salida de la época de los negreros, ni estamos muy lejos de los “alienistas”, aquellos primeros psiquiatras que hace cien años inventaron el trastorno de la “drapetomanía”, una tendencia alarmante de los esclavos a huir de sus amos, o la “dyaethesia aethiopica”, falta de amor al trabajo, exclusiva de los esclavos negros. Ya entonces estos esbirros del alma servían a los amos, llamando “trastornados” a quienes corrían por su libertad.
UNA IGLESIA LAICA
La Sociedad Venezolana de Psiquiatría es la cúpula de una religión laica que promueve la absolución de la sociedad capitalista y la docilidad individual a gran escala, negando la cuestión social a favor de un discurso de resignación a todos los trabajos, todas las mentiras y todas las familias. Sobre todo si el pago del pastillero lo garantizan las aseguradoras y el Seguro Social. La psicomedicación engañosa de las multitudes del mundo es un tema económico y por lo tanto político.
BOLIVAR SUFRIO DE TDAH
Si los tíos del niño Simón José Antonio de la Santísima Trinidad, huérfano de los Bolívar, inquieto y rebelde como pocos, en vez de confiarlo al “loco” de Simón Rodríguez lo hubieran entregado a los psiquiatras de hoy, estos lo hubieran atiborrado de “Ritalín” (metilfenidato) para tratar el “Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad” (TDAH) como hacen hoy con millones de niños, niñas y adolescentes norteamericanos, y harán con los venezolanos si la Revolución descuida este frente. >No podemos entregarle las generaciones futuras a los traficantes de culpa, vendedores de auto-exclusión en la dolencia como triste excusa para renunciar a la comunidad. Luchamos para expulsar por la puerta el dominio imperialista y el pensamiento burgués y ¿vamos a dejarlos regresar por la ventana de la hipocondría del alma y la mutilación química de las masas?
VANESSA POR FAVOR
Apelo de corazón a la honestidad intelectual de Vanessa Davies para pedirle revisión y rectificación de su “mirada a la salud mental”. que vea en esta crítica un alerta contra las jerarquías psiquiátricas y la industria de psicofármacos, contra una conspiración para enriquecer a las transnacionales marcando a las personas con males inventados y trastornos crónicos, mientras se disimula el carácter patológico de la civilización comercial y la sociedad del espectáculo.
Es indiscutible que existen disfunciones de la personalidad y trastornos sobre los cuales la medicina tiene mucho que aprender y deberes que cumplir, pero tenemos derecho a exigir que una periodista seria reconozca que su “mirada” no penetró el espejo de aguas benéficas de la ciencia bajo el cual nadan los predadores corporativos cuyas violaciones masivas dejan en ridículo al artesanal Chirinos con su flácido cetro de perversidad provinciana, capo entre alambre de púas de pelo púbico y desnudeces de fosa común de consultorio, vanidoso por haber tratado las resacas de Lusinchi y las erecciones bianuales del difunto Rafael Caldera.
Vanessa, por favor, esto es grave. Dale una repasadita a Wilhem Reich o, si los prefieres anorgásmicos, a Freud, Lange, Lacan, Julia Kristeva. Nada que ver con estos esbirros del espíritu de la SVP, sacerdotes de la contrarrevolución con sus electrodos y ablaciones químicas. Nada que ver con las transnacionales de los psicofármacos. Es un asunto vital para la formación del hombre y la mujer nueva del socialismo del Siglo 21, para la verdadera salud integral (mental, física y social no pueden separarse) del pueblo bolivariano.
rotheeduardo@hotmail.com