Como un alud en montañas de nieve, la crisis económica financiera capitalista que comenzó en Estados Unidos continúa arrastrando a su paso a otras naciones desarrolladas cuyos efectos lo sentirán también los países en desarrollo
Expertos de las Naciones Unidas puntualizaron que la economía mundial podría entrar en una profunda recesión si los paquetes de estímulo financiero que se elaboran en los distintos países no logran subsanar la crisis crediticia y restaurar la confianza del consumidor en los próximos meses.
Más desalentadoras aún fueron las declaraciones del premio Nobel de economía 2001, el estadounidense Joseph Stiglitz cuando afirmó recientemente que las medidas adoptadas para mitigar la crisis no solucionarían la raíz del problema, pues las dificultades en los sectores bancarios y financieros son solo algunos de los factores que inciden en la actual situación mundial.
La ONU, en su informe “Situación económica mundial y las perspectivas para 2009” llama a instrumentar un estímulo económico coordinado, masivo y determinante para enfrentar la crisis global, pues prevé caídas en el ingreso per cápita, en las exportaciones e importaciones y los flujos de capitales. Estos últimos influirán negativamente en los países en vías de desarrollo los que “podrían ingresar en una profunda recesión en 2009”.
Tras guardar el secreto durante largos meses a la espera de mejores resultados económicos que no supo alcanzar la administración de George W. Bush, el Buró Nacional de Investigación Económica de Estados Unidos (NBER por sus siglas en inglés) afirmó que “la economía entró en recesión en diciembre de 2007”, es decir, hace un año.
La Reserva Federal (FED) por su parte, presentó en el llamado Libro Beige, un informe donde afirma que la actividad económica se ha debilitado en todo el país en los dos últimos meses, con una “caída significativa” de las ventas minoristas, especialmente de vehículos. Asimismo, el Departamento estadounidense de Trabajo anunció que la economía nacional perdió en noviembre 533 000 empleos, o sea 6,7 %, su máximo nivel en 15 años. Esta tendencia se extiende por todo el mundo, pese a los esfuerzos de gobiernos y bancos centrales por controlar la recesión.
La semana última, el gigante de las telecomunicaciones AT&T anunció un recorte de 12 000 empleos; el grupo químico DuPont prevé eliminar 2 500, y el de comunicación Viacom, 850.
Los analistas aseguran que esas noticias minaron el impacto de los históricos recortes de las tasas de interés aplicadas en la Eurozona (15 países) y Gran Bretaña, destinadas a reducir los costos de los capitales para las empresas y de los créditos para los consumidores. Como espada de Damocles cayó sobre los estadounidenses la negativa del Senado de no otorgar a las tres grandes empresas automovilísticas del país, General Motors, Ford y Chrysler, una ayuda financiera por 14 000 millones de dólares para que eviten la bancarrota. Las automotrices amenazan con enviar a la calle a otros tres millones de trabajadores.
Las avalanchas económicas emanadas en Estados Unidos se diseminan por el orbe. El grupo japonés Honda anunció su retiro de la Fórmula Uno (vehículos de carreras) en el que participó desde los años 60, debido a su delicada situación económica.
El grupo automovilístico germano-alemán, BMW, registró una caída de más de 25 % de sus ventas en noviembre, mientras la transnacional alemana de la industria electrónica Siemens dio a conocer el despido de más de 17 000 trabajadores que integrarán el ejército de desempleados, cada vez más creciente en Europa. Peter Loscher, presidente de la entidad, dijo que la decisión se debe a la velocidad en que cambió el negocio a nivel mundial debido a la crisis.
Para tratar de paliar la situación en general, el Parlamento alemán aprobó un paquete de estímulos económicos de 32 000 millones de euros (41 000 millones de dólares).
El gobierno sueco, por su parte, propuso medidas de un valor de 960 millones de dólares para impulsar el mercado laboral y la industria de la construcción, mientras el Banco de Inglaterra redujo en un punto su tasa directora, hasta 2 %, su menor nivel desde la Segunda Guerra Mundial.
En Canadá también se tensa la situación pues en noviembre se perdieron 71 000 puestos de trabajo y el paro se elevó a 6,3 %. Según el organismo público Estadística Canadá (EC), esta es la mayor pérdida que ha experimentado el país en un mes desde junio de 1982. En España, el desempleo se incrementó vertiginosamente a casi tres millones de personas (en 2007 era de 2,2 millones), la producción industrial ha caído y la economía se halla en el umbral de la recesión. El Ministerio de Trabajo reveló que 171 243 engrosaron las listas de los desocupados en noviembre.
Ante las adversidades económicas el grupo de los 45 Países Menos Desarrollados (LDC) exigieron a los ricos en la Conferencia de la ONU sobre Financiación para el Desarrollo, celebrada a principios de diciembre en Doha, Qatar que cumplan sus compromisos y no los abandonen.
El consejero del ministro de Finanzas de Bangladesh, Mizra Azizul Islam, en representación del LDC, denunció que el progreso posterior a la Cumbre de Monterrey, en la cual los ricos se comprometieron a ayudar en forma efectiva a los pobres, ha sido “pésimo” y advirtió que las naciones del Grupo sufrirán las consecuencias en sus exportaciones, inversiones directas extranjeras y ayuda oficial al desarrollo, que constituyen la espina dorsal de sus economías.
El ciclo de la crisis económica se ramifica y la desconfianza en el sistema capitalista se intensifica.