La contrarrevolución ha realizado una nueva puesta en escena. Sobran los recursos económicos y nunca faltan los actores y actrices dispuestos a ejecutar el gran plan: desestabilizar al país y sabotear el referéndum por la Enmienda Constitucional. Los apátridas y sirvientes “intelectuales” del imperialismo, pretenden –nuevamente- manipular la opinión pública venezolana, haciendo grandes esfuerzos por generar un clima de angustia, terror y zozobra. Obviamente, estos esfuerzos no tendrían sentido si no contaran con el significativo número de palangristas, medios impresos y audiovisuales que difunden sus creativas falacias.
Pero el pueblo venezolano no se deja engañar y sabe perfectamente diferenciar entre transparencia y disfraz. Los 10 años de Revolución Bolivariana han sido la mejor escuela de formación política para quienes vivimos en esta patria. Hemos aprendido a identificar a nuestros principales y verdaderos adversarios económicos y políticos, de la misma manera como aprendimos a reconocer a los que –por ignorancia y debilidad- se dejaron arrastrar por los representantes de la burguesía venezolana.
Por eso hoy, si hacemos un ejercicio de memoria, recordaremos que hace muchos años este país contó con un verdadero movimiento estudiantil revolucionario, dirigido por jóvenes que abrazaron las luchas de los sectores sociales más vulnerables, enfrentándose a la reacción de los gobiernos de turno. Estos líderes estudiantiles emprendieron importantes batallas por el bienestar de los y las estudiantes, pero jamás permitieron ser tarifados por el imperio norteamericano. Quienes así lo hicieron, ya fueron condenados por la historia y ahora llevan el sello ruin de la traición. Destino semejante tendrán los estudiantes que hoy deshonran a la patria, que muestran con orgullo nuestra bandera ensangrentada y que actúan como pichones de la CIA en contra de los intereses del pueblo.
Los masca-chicle pitiyanquis no representarán jamás las luchas de un digno y patriótico movimiento estudiantil venezolano. El pueblo ya sabe que quienes hoy se atribuyen el liderazgo del sector estudiantil (ocupando las pantallas de televisión y las principales páginas de los medios privados), no son más que el elenco bochornoso de una gran parodia “piti-yanqui-universitaria”.
El 15 de febrero, se acabará esta función; pero probablemente comenzará otra con mejor dirección, con más recursos, nuevos actores, nueva trama…con más odio, más fascismo, más intolerancia. Mientras esto ocurre, debemos prepararnos para ganar nuevas guerras y nuevas batallas. La lucha de clases se agudiza y no podemos permanecer indiferentes ante las próximas cruzadas.
¡Patria Socialista o Muerte!
(*) Periodista y docente de la Universidad Bolivariana de Venezuela.