Pese a que suena trillado no puedo dejar de decir que razones para votar por el sí sobran. Y sobran porque el año pasado el Estado defendió su soberanía petrolera, hecho éste que se evidenció con la decisión del tribunal británico que se pronunció a favor del Estado venezolano respecto de la demanda interpuesta por la transnacional Exxon Mobil. Es esa la soberanía que queremos seguir asumiendo.
Y hay más. Mientras los grandes colosos financieros del mundo se desplomaban en 2008 y las protestas del soberano norteamericano resultaban el plato del día, en Venezuela sólo había lugar para noticias positivas (esas que siempre algunos sectores han querido torpedear): el lanzamiento del satélite Simón Bolívar, hecho sin parangón en nuestra historia. Debo añadir que con la materialización de esta meta había una deuda de más de treinta años.
La puesta en órbita del Satélite Simón Bolívar representa un hecho de verdadera Revolución científica, tecnológica, del conocimiento y sin duda innovadora. Una nueva ola, diría Alvin Toffler. Demuestra que los paradigmas se han transformado. Que no podemos seguir manteniendo vínculos económicos con países, cuya relación fluía bajo evidentes condiciones de subyugación. Intesa fue un ejemplo de lo que estoy diciendo. China, contrariamente, ha formado 90 venezolanos en áreas que son emblemáticas para la construcción de un satélite. Otrora una gran utopía. Hoy un hecho consumado
Aunque el listado de razones y argumentos es verdaderamente largo, seguiré en una mayéutica cónsona con lo que ha ocurrido en esta Revolución pacífica. El Presidente Chávez ha posicionado la discusión en torno a la "era del sur": El sur que ha preferido nacionalizar sus grandes empresas antes que servir a los grandes emporios del poder económico el capital de nuestro pueblo. Es el sur que, cada vez más, se une con el propósito de lograr objetivos comunes en el marco de la cooperación, solidaridad y complementariedad. No hay otra. Y en esto el satélite tendrá un papel crucial.
Por cierto, sobre el tema de los medios mal llamados de comunicación, es oportuno decir que en Venezuela ocurren muchas cosas, evidentemente buenas noticias. Y no las vemos plasmadas en los grandes medios de difusión masivos. Sin duda, mucha mezquindad. Porque decisiones como nacionalizar algún banco, las cementeras, Sidor, o aquella de retirar los fondos que por concepto de reservas internacionales estaban "resguardados" en esos grandes centros financieros, fueron acertadas: Hoy nuestra plata está asegurada. Y en nuestro bolsillo.
Venezuela de los menos afectados
En la actualidad, la debacle financiera parece no ser ajena a casi ningún país. Desde el año pasado se empezó a anunciar esta hecatombe. Realmente no fueron muchos los que le pararon, pese a la magnitud de este asunto, sólo comparable con el crack de la bolsa de New York, en 1929. Por cierto, algunos economistas el año pasado llegaron a decir que EEUU saldría al paso a esta infrenable caída, tal como ha ocurrido en otras ocasiones. "EEUU tienen una gran capacidad de recuperación. Sólo será un pestañeo", llegaron a augurar algunos.
Lo que pasa es que la burbuja letal no resultó un simple pestañeo. Creció, explotó y los mercados ya metieron su gran estaca generando una catástrofe financiera de naturaleza universal. Estados Unidos requiere de una cifra que no cabe en este papel, por eso no me ocupo de escribirla. Es que ni siquiera cabe en nuestra imaginación.
El plan del gobierno de EEUU consiste en que el Tesoro recompre los activos dañados que tienen en su cartera las entidades financieras de ese país, debido a la crisis de las hipotecas basura y a la caída libre de los precios de las viviendas.... Varias cifras se han manejado para torear este asunto. Y lo único cierto es que ya va más de medio millón de personas en Estados Unidos que ya no tienen un empleo.
Lehman Brothers, el cuarto banco de los Estados Unidos, se quedó sin los recursos de los miles de ahorristas que confiaron su dinero a esta institución. Y esta confianza no sólo fue depositada por inversionistas del país del norte, sino de cualquier nación del mundo, por aquello de las economías-mundo. En Lehman depositaron sus "verdes" países, bolsas, otras entidades financieras, ahorristas... Venezuela, por una decisión del Presidente Chávez, sacó sus divisas por concepto de reservas internacionales. Sólo el 1% de reservas reposa en tales instituciones. Justo a tiempo Chávez tomó la decisión y la aplicó.
Es cierto que los precios del barril de petróleo están por debajo de lo presupuestado, pero también es verdad que hemos tenido un importante ahorro. Y otra verdad es que la caída en los precios del petróleo tiene como grandes responsables a unos pocos que decidieron quebrar la "economía mundial": no hay quien compre, ergo, los precios se desploman.
Echo el cuento anterior porque evidencia que el Presidente, a quien se le ha criticado no manejar la materia económica, ha sido soberano y acertado en decisiones de esta índole. Otra razón a favor del sí.
Integración indoamericana y caribeña
Otro hecho que resulta de singular importancia es el referido a la integración indoamericana (como la llamó Mariátegui) y caribeña. La propuesta del Presidente Chávez consiste en consolidar los países de nuestra América, basado en los principios de complementariedad y cooperación. El espíritu de su propuesta es fácilmente visible en la decisión adoptada luego de la masacre de Pando, en Bolivia. Los 12 países de Unasur, en una sóla voz, rechazaron la acción de la derecha boliviana, pues como lo señala Edgar Morin, se trata de concebir la tierra como nuestra patria, sin fronteras, donde prive la solidaridad entre los pueblos.
Lo más importante de todo esto lo acabo de escuchar en el noticiero, dicho por un hombre de Petare: Chávez es el Presidente de los pobres y escucha nuestro corazón (un contundente argumento)... Razones, como ya lo dije, sobran. También los sí el 15 de febrero. Sin duda.
(*) Periodista. Trabajadora Social
Profesora UBV
marbemavarez@yahoo.es
