Una nueva victoria popular se apunta el pueblo venezolano. Desde la aprobación en 1999 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el soberano ha ejercido su derecho de expresión política en quince oportunidades. La Carta Magna le ha permitido sufragar democráticamente para elegir a sus gobernantes, para reconocer o repudiar el trabajo de alcaldes y gobernadores y, por supuesto, para expresarse sobre temas de interés que atañen al colectivo. La contundente demostración de civismo hecha por los venezolanos el día 15 de febrero permite aseverar que estamos ante un país que cree en sus instituciones y que sale a refrendar los postulados que le brinda la Constitución Nacional. Los resultados obtenidos por la opción del SI y que apoyaba la realización de la enmienda, demuestran el apoyo que sigue recibiendo el comandante Hugo Chávez. Se impuso de nuevo la verdad. La mayoría del pueblo desea seguir transitando por los caminos de la democracia y por lo tanto, jamás podrán quitarle su derecho a vivir en libertad.
La oposición en Venezuela se dedicó durante la campaña del referéndum a manipular el contenido de la enmienda, a engañar intencionalmente a los ciudadanos, a omitir información y engañar con falsos argumentos al pueblo. Los opositores siguen creyendo que el soberano es pendejo y que su madurez política es nimia; son mitómanos pues viven de sembrar mentiras que terminan atrapando sus “sesudos” discursos en una espiral de falsedades y derrotas. Aún no terminan de entender que la soberanía la ejercemos todos los ciudadanos de acuerdo a la conciencia y la moral que llevamos en el alma. Tienen diez años quejándose, pidiendo auxilio internacional con el cuento de ser perseguidos por Chávez, lanzando voces agoreras y pregonando la existencia de una dictadura en Venezuela. Son diez años mintiéndole al mundo; arrastrando solidaridades inmediatas; despertando en la derecha internacional sentimientos de ira; impulsando la desestabilización del país sin importarles el costo político y económico que conllevan sus acciones.
Con la aprobación de la enmienda se manifiesta de nuevo el poder del pueblo. Despertar de su letargo le costó a Venezuela cuarenta años de corrupción, asesinatos políticos, desapariciones forzadas, persecuciones, desconocimiento de los derechos humanos. Hoy hemos conquistado la facultad de dirigir nuestro destino, de vencer las barreras que nos impedían expresarnos con libertad, de tomar decisiones que nos permitan ejercer los derechos y cumplir con nuestras obligaciones. La victoria popular que estamos celebramos reconoce las luchas del colectivo, reivindica a los mártires caídos durante el puntofijismo y hace honor al aguerrido pueblo venezolano.