En la historia latinoamericana se ha querido imponer un gobierno único dominado por los factores de poder imperialista. En 1823 con la doctrina monroe, donde su esencia se refiere a “América para los americanos”, su principal objetivo era la creación de un factor de poder dominante para todos los pueblos del Continente Abya-yala, la propuesta en “contraposición” era el liberalismo, la cual se fundamenta en el gobierno representativo y la democracia parlamentaria, que de igual manera, impone factores de poder para nuestro Continente. Estas propuestas respaldan la lógica de unificar las visiones de la sociedad en lo económico, político, tecnológico, científico, espiritual y militar. La conformación en las masas de un pensamiento único, para consolidar, el poder del único gobierno.
Actualmente, se lleva a cabo una política económica neoliberal que defiende el libre mercado capitalista y como esencia es el garante del equilibrio institucional, (público y privado) y el crecimiento económico de un país, mediante el monopolio de las grandes empresas. Esta política globalizadora se dirige a la imposición definitiva de una carta magna planetaria, que viene siendo desarrollada de manera estratégica en el mundo mediante: el Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo, el Fondo Monetario Internacional, el Pentágono, las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos.
Se trata entonces, de instaurar definitivamente, el poder imperialista mundial para la dominación, por la fuerza, de los pueblos en aprovechamiento de los recursos energéticos y la biodiversidad, que dará garantía de bienestar, en los próximos años, a solo un pequeñísimo segmento de la población mundial y que vienen disfrutando en excesiva opulencia de las riquezas planetarias, a costa de la explotación ecológica, el empoderamiento militar de territorios y el adoctrinamiento de las masas, desde el punto de vista religioso, científico y tecnológico.
Es por ello, que hoy se quiere resaltar en el ámbito jurídico, los acuerdos internacionales en el tema de la territorialidad, declarando los espacios de los pueblos “patrimonio de la humanidad” y garantizar así, los argumentos legales que permitirán la apropiación indebida de éstos espacios, y como consecuencia la perdida de la soberanía de los pueblos.
Ante tan aberrante situación que presenta la humanidad, se hace prioritario ampliar el debate, sobre esta problemática en todos los espacios del planeta, es necesario entonces, promover en el interés de los colectivos revolucionarios a nivel mundial, la preocupación en la búsqueda de alternativas que den respuestas para enfrentar y resistir estos planes macabros, se trata de concienciar en las masas, analógicamente, la sociedad que tenemos y la sociedad que queremos, para producir así el enfrentamiento de dos fuerzas definitorias, el derecho de unos o el bienestar de todos, ante la muerte progresiva que vive hoy el planeta.
En la llamada izquierda venezolana, hay quienes se ven derrotados ante esta realidad, otros en “inocente” conveniencia, son colaboradores conductuales de esta problemática, y otros factores continúan desde sus espacios buscando dichas alternativas que provoque la ruptura y se produzca la confrontación.
El Comandante Duglas Bravo habla de la necesidad de crear una Nueva Civilización, y expresa que es indispensable crear Espacios Convivenciales de la Libertad, que tenga un carácter mundial, donde se proyecte un nuevo Sistema de Producción Alternativo, caracterizado por el trabajo comunitario, solidario, y donde se desarrolle una producción convivencial que produzca cambios históricos, filosóficos, políticos, ecológicos, espirituales y mentales que sean antiinstitucionales y anticonstitucionales, de allí, comenzar una resistencia integral para la confrontación en lo cultural, con valores artísticos, valores de espiritualidad y religiosidad. Pues no se trata de defender el poder, ni al estado; se trata de la creación de una nueva civilización para la defensa de la Madre Naturaleza.
Algunos dicen que es una verdadera Utopía, pues yo afirmo que ya hecha realidad, puesto que, solo debemos observar en nuestro alrededor la resistencia histórica que han llevado nuestros padres ancestrales en las comunidades indígenas, durante varios siglos, han prevalecido en sus culturas, en sus creencias y convivencias y continúan dignamente defendiendo sus orígenes, pese a la agresión de estos poderes, y pese al silencio cómplice de quienes hacen gestión de gobierno en los Estados.
Es necesario que desde allí, desde esos espacios, se desarrollen los debates y se haga analogía, pues son nuestros padres ancestrales, quienes pueden orientarnos de esa resistencia integral para la confrontación que es ya inevitable.
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