Todavía hay gente aturdida. Que no entiende lo que pasó en el referendo aprobatorio de la enmienda constitucional. El otro día, por ejemplo, el Herald de Miami tenía en primera página una patética foto de mujeres llorando por el resultado que le dio mayoría, por un millón largo de votos, al Sí sobre el No.
En cambio, se multiplican las fotos con escenas de júbilo de los chavistas. Al mismo tiempo, uno se encuentra con analistas opositores explicando la derrota casi en términos de victoria, y a chavistas que consideran que los votos obtenidos representan una victoria que, prácticamente, acaba con la oposición. Ni tan calvo ni con dos pelucas, dice el refrán popular.
Si uno se acoge a los guarismos el resultado es claro y no hay tutía. Ganó el Sí y punto.
El chavismo es mayoría -lo sigue siendo- en Venezuela. Y la oposición es una fuerza importante. Un 54,86% rojo rojito es contundente. Un 45,13% de la oposición también lo es.
Ambas cantidades revelan, una vez más, que el país está dividido en dos toletes. Unas veces crece un sector y decrece otro y otras pasa lo contrario. Si comparamos, por ejemplo, el resultado de la enmienda del domingo 15 con el resultado del 2D de 2007 sobre la reforma, encontramos que el chavismo creció casi dos millones de votos, mientras que la oposición aumentó seiscientos mil y pico. Pero este resultado hay que interpretarlo.
Porque hay lecturas de lecturas. No todas confiables, por cierto. Si uno se empeña en sesgar el análisis hacia la oposición -como lo hace la gente de El Nacional-, basta con escoger con pinzas el resultado en ciertas regiones donde creció el No y silenciar datos de signo contrario en otros lugares del país. Igual puede ocurrir en los medios chavistas con una operación publicitaria del mismo signo. La trampa es obvia y hay tramposos en ambos lados. Es por eso que para mí la única lectura válida, no contaminada, es que el resultado del domingo 15 confirma la existencia en Venezuela de dos bloques políticos y sociales consolidados, y que hay que actuar atendiendo a esa realidad. No hay otra verdad y otra realidad. Forzar las interpretaciones, manipular análisis, banalizar el esfuerzo de unos y de otros, es inútil. Es un truco que a nadie engaña.
Porque si algo demuestran los numeritos del 15F es que tenemos un pueblo que no sucumbe a presiones, ni a las del Estado ni a las de los empresarios, y menos aún a las de los medios. El pueblo habló de manera categórica: confirmó la mayoría bolivariana y, al mismo tiempo, ratificó la existencia de una oposición imposible de ignorar.
Desde mi punto de vista el 15F ratificó la condición plural del país. Un país afortunadamente diverso, multiforme, proteico. Rasgo característico del venezolano que se observa a través de la historia. La polarización es confirmatoria de ese rasgo, dejando de lado factores sociales, ideológicos, políticos que anidan en su seno. Por eso que el reconocimiento civilizado y democrático de esa realidad, es fundamental en la lectura de lo sucedido con motivo de la enmienda constitucional. Y si a ese país bifronte, de definidas posturas, no se le da tratamiento adecuado terminará reventando. Hemos conjurado, no cabe duda, ese peligro gracias a la existencia de un liderazgo fuerte, dinámico, con amplia sensibilidad social y capacidad para moverse con habilidad en situaciones críticas. Pero la persistencia del fenómeno, su estratificación y la crispación que a diario se observa, es inquietante y nadie más que Chávez lo sabe.
¿Qué hacer? Apelar a la política en su más noble acepción.
Rescatar el diálogo. Tender puentes -para usar una expresión que se ha rutinizado-.
Brindar oportunidades a todos, a partir de la pluralidad confirmada cotidianamente y en periódicos comicios. Claro está que sin pactos infames ni acuerdos elaborados en la trastienda. Recogiendo simplemente el dictamen popular del domingo 15, que refleja las diferencias que existen, pero también la voluntad de buscar acuerdos civilizadamente. Porque la otra alternativa es seguir tensando la cuerda y asumir como destino matarnos, tarde o temprano, los unos a los otros. El noble pueblo venezolano que ha dado constantes pruebas de inequívoca civilidad, no sucumbe ante la irracionalidad, como algunos pretenden que lo haga desde cómodas posiciones de dirección.
Ese pueblo espera caminos y no atajos; apertura en vez de sectarismo; fluidez en la comunicación entre los venezolanos y no la obstrucción apuntalada en el odio. ¿Es posible lograrlo sin que ello signifique declinar principios, renunciar a proyectos, echar para atrás los cambios revolucionarios, y sin que nadie claudique ante el otro? Lo considero posible, y hay que intentarlo sin complejos.
LABERINTO
La cumbre de Trinidad
servirá para precisar qué hará Obama respecto a Latinoamérica: si sigue ignorando la región donde se producen los cambios políticos, sociales e institucionales más importantes del mundo o le presta atención...
Hay expectativa
en torno al comportamiento de Obama.
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El Departamento
de Estado designó a David Davidow, conocido en Venezuela -fue embajador en Caracas-, responsable de todo lo relativo a la Cumbre de Trinidad. Davidow es un diplomático pragmático que valora lo que es hoy es América Latina. Es partidario de trabajar la relación en forma global, entendiendo que los procesos de integración que se dan ameritan reconocimiento, y que, por consiguiente, el tratamiento no debe ser sólo con determinados países. En breve viajarán funcionarios a la región para pulsar la situación y explorar el ambiente...
No se descarta
la realización durante el evento de una reunión ObamaChávez, en torno a la cual hay expectativa. Un grupo de trabajo del Departamento de Estado concluirá un plan que le será presentado a la Secretaria Hillary Clinton...
Respecto a Cuba
avanza el estudio de un esquema de desmonte progresivo del bloqueo y normalización de la relación...
En la oposición
venezolana avanzan procesos de reunificación de las corrientes socialdemócrata y demócratacristiana para funcionar en bloques con direcciones únicas...
El proceso de la enmienda
sirvió para que insurgieran liderazgos con rango de potenciales interlocutores. En la comunidad judía, con motivo del robo en la sinagoga de Maripérez, apareció Elías Farache, presidente de la Asociación Israelita de Venezuela, quien manejó con acierto la situación y se convirtió en vocero ante el Gobierno. Y entre los dirigentes estudiantiles destaca David Smolansky con una actitud de firme de oposición, pero sin las exageraciones y negaciones que caracterizan al opositor tradicional...
El Stanford
Financial Group estafó unos 3 mil millones de dólares en Venezuela a unos cuantos incautos o supervivos...
Frase:
"Estoy cansado de hablar con yuppies que dicen lo que tenemos que hacer en Brasil y ni saben dónde queda Brasil" (presidente Lula)...
Igual pasa
con Venezuela.
Sobre todo con el funcionariado del Gobierno norteamericano.
jvrangelv@yahoo.es