Yo siempre he apostado por el cambio a fondo del país y eso ha constituido un delirio catequista para lograr nuestros sueños bajo el eje de un nuevo liderazgo que preconiza el pensamiento de Simón Bolívar, donde debe existir una conciencia moral clara para lograr en el futuro el proyecto de reforma constitucional que siete millones de venezolanos deseamos para ajustar el país a los nuevos lineamientos mundiales e implantar una serie de nuevas directrices que marca no solo la geopolítica internacional, sino la acción de una democracia protagónica y revolucionaria. De allí, que el Plan Nacional de Desarrollo representa una estrategia envuelta en una lección moral inapelable para avanzar en el discurso ideológico y de origen, con el único propósito de conformar políticas de emancipación social, teniendo como lema, la objetividad.
La gente demostró en estas últimas elecciones que desea la paz y retomar sus cosas cotidianas con mucha calma para agilizar sus creencias en un verdadero partido de ciudadanos donde exista un solo ideario doctrinal y un sentimiento por el líder capaz de aglutinar los principios de la nueva democracia que esta insertada en los basamentos dogmáticos del Partido Socialista de Venezuela.
Vamos a la paz con la densidad del pueblo venezolano para descubrir cuales son las estrategias idóneas para el triunfo venidero y atraer a los dos sectores más contrarios al socialismo, la clase profesoral y aquellos que sólo esperan la dádiva del gobierno sin poner su voluntad laboral, los invasores de oficio. Ejemplo lo tenemos en Carabobo. Es necesario avanzar, purgando el partido de V columnas. Hay que considerar nuevos escenarios para los futuros triunfos electorales.
Hay que solventar el problema de la matriz de opinión pública. Debemos ir a la libertad colectiva, pasando por la individual y, de este modo acabar con el miedo de los pueblos, según la ley debemos ir pensando en un nuevo camino electoral para recuperar el país de los viejos conceptos democráticos. Es necesario acordar nuevos principios de participación para desarrollar un programa de gobierno consensual y para esto, Misión Sucre debe abrir sus surcos para la profesionalización de un colectivo que nace en las comunas, como lo hizo París, (Francia), en el siglo XV, XVI hasta el XVIII. Fueron cuatrocientos años de lucha férrea contra la ignorancia. Nosotros hemos avanzado lo suficiente en corto tiempo, sólo nos falta ponerle más voluntad.
*filósofo