El día primero del corriente mes el señor Yuri Valecillo escribió a través de este medio un panegírico dedicado a José Vicente Rangel en virtud de las recientes críticas que se le han formulado a la sugerencia suya de tender puentes a la ¡y que oposición!.
Realmente yo no he leído (lo cual no implica que no las haya) ninguna crítica despiadada en contra de la posición de JVR que merezca una defensa como la que se le hace en el citado artículo, el cual abarca no sólo la actuación reciente del personaje, sino su actuación a lo largo de toda su vida política, con especial énfasis en la defensa de los derechos humanos. No se está cuestionando su actuación política actual ni la pasada, sino que se están oponiendo argumentos a los suyos a favor de que sea el gobierno quien propicie un acercamiento con la ¡y que! ya que si bien el gobierno cuenta con elementos que en un momento dado puedan sentarse a una mesa de negociaciones, encabezados precisamente por JVR, no se vislumbra del otro lado ningún personaje que pueda actuar de contraparte al gobierno, lo cual si bien no significa que no los haya, cuando menos indica que no quieren jugar en el mismo equipo que los otros bandidos que quieren imponer su agenda en el supuesto (ojalá que negado) de una reunión .
Para tener una idea del panorama de la ¡y que! representada por esos seudo líderes que son los que tienen figuración mediática, bastaría con leer la columna de Marciano del día lunes y sacar una fotocopia del personaje que en ella describe, quien a pesar de parecer el non plus ultra de la traición no más que uno de los tantos clones que conforman ese grupo.
Para terminar, debemos recordar que a pesar del cúmulo de virtudes que adornan a JVR él no deja de ser humano, y como tal sujeto a equivocarse o como se dice vulgarmente a dar un tropezón como el que dio cuando gracias a su voto, cuando era diputado al Congreso Nacional en el primer gobierno de CAP, salvó a este de ser declarado culpable en el caso de la M/N Sierra Nevada, dejándole así abierta la posibilidad de su regreso a la presidencia de la República, como efectivamente ocurrió para desgracia de la mayoría del pueblo venezolano que todavía vive los efectos de su funesto segundo período.
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