Hablar de especulación y mantener la sindéresis es tarea difícil, la irracionalidad puede tocar sus extremos: comerciantes y Estado, cuyas voluntades son las que fijan los precios en el comercio, unos, tratando de exagerar sus beneficios y el otro, intentando proteger empíricamente, al consumidor. Como la lógica de la economía no cuenta, el resultado son las exageraciones.
Citemos ejemplos. Probablemente, los mejores negocios en Venezuela, principalmente en Caracas, son los restaurantes, prácticamente abarrotados todos los días. Sin embargo, a pesar de que las ganancias de sus dueños deben ser eximias, hace más o menos un mes los precios aumentaron cerca del 100%, convirtiéndolos en los restaurantes más caros del mundo, más que en Nueva York y en la mayoría de los países europeos. Como mantienen precios no regulados oficialmente, el poder regulador está en el cliente, es decir, en la demanda, formada fundamentalmente por la clase media, la que una vez más demuestra que no solamente en política es errática, sino también en la defensa de sus intereses, por lo que el crecimiento de los precios mantuvo inalterada la demanda.
En Margarita donde no se pagan impuestos - algunos restaurantes mantienen unos precios de vinos más caros que en Caracas; así que, por deducción, los precios son los más elevados en todo el universo y la isla está considerada como centro turístico.
Los controles de precios por parte del Estado, tienen un inconveniente y es que tendrían que ser revisados todos los años si se quiere conservar, aunque sea parcialmente, una economía de mercado; en cambio, el Estado lo hace normalmente, bajo presión, cada tres o cuatro años, cuando todos los precios de los accesorios como empaque, salarios, inflación, etc., se han multiplicado; de ahí todas las triquiñuelas compensatorias de algunos comerciantes. El recién estrenado ministro de Comercio, Eduardo Samán, parece ser competente, según el Presidente, ¿también será equilibrado y paciente con lo difícil que es administrar una política de control de precios? El tema es interminable y el espacio en este diario es muy escaso, por lo que quedará, en esta ocasión, como un simple abreboca.
Abogado