Los escritores siempre saltamos la palestra porque estamos comprometidos con lo desconocido que siempre nos aborda sentados desde un sofá y de una manera muy aprisa nos convertimos en unos adúlteros puritanos, porque nos creemos irresistibles a los avatares del tiempo. En todo caso, la ceremonia siempre es emocionante ya que contemplamos el futuro y los medios nunca aceptan nuestros criterios como una realidad. Debido a que algunos se creen dueños de un destino desconocido. Pero, no somos títeres de una sociedad, somos personas de carne y hueso que adivinan una proyección de la vida debido a que estamos rodeados del afecto y protagonismo de una sociedad. Tenemos que romper con el miedo a la historia y empezar a coser los aspectos de nuestra humanidad que resultan ser interesantes e inician nuestra jornada con un sentido edificante, nunca en retroceso.
Hay que defender esta civilización que resulta vulnerable al resentimiento de factores opositores que solo desean manifestar consecuencias éticas nefastas para este período contemporáneo. De allí, que debemos marcar distancia con aquellos exponentes de un papel restringido de nuestra sociedad, hay que elevar nuestro sentido critico y avanzar bajo un concepto más humanista y que en el fondo solo expresa paz y amor, so valores que se crean y nos llevan a afirmar un buen sentimiento político sobre el mundo en que nos desenvolvemos.
Hay que repuntar con una mejora constante de nuestro mundo al ejercicio de una democracia verdadera que resulte ser pujante y tengamos como objetivo tecnificarnos hacia el socialismo cuántico y trabajar por la equidad social. Hay que superar las etapas y empezar de nuevo hacia un desarrollo verdadero, donde el núcleo familiar y las cooperativas sean el ancla de una diversidad de oportunidades para todos los venezolanos que buscan intercambiar opiniones para lograr una matriz igualitaria para todos. Hay que mirar hacia el Sur y levantar estrategias que nos ayuden a reflejar una realidad posmodernista de nuestra historia indígena y ser los verdaderos precursores del movimiento indigenista venezolano. Los cambios nunca pueden ser bruscos, pero si con firmeza, de allí la importancia de dosificar los programas de acción social y argumentar las políticas gurnamentales con criterios enfocados a una realidad palpable y siempre presente en el contexto humano para los fines establecidos por las fuerzas populares de acción comunitaria.
Aquí, todo tiene su reglamentación y debemos coparnos de una ideología sana y cuya única prebenda seria un pueblo satisfecho por el discurso de sus dirigentes. En estos meses, el panorama ha cambiado notablemente y ahora debemos pujar por una realidad económica remozada en el Sur, la industria del durazno, calabaza, manzana avanza en las zonas climáticas aceptables y los núcleos familiares ya están aprendiendo a hacer sus huertos familiares. De donde surgió el primer planteamiento, con seguridad de Venezuela.
*filósofo
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