Llegó el momento de regresar a los partidos políticos. El presidente de nuestro Estado Bolivariano ya tiene el suyo, sólo resta la oposición para afianzar su posición de trabajo populista, fragmentada nunca llegara a consolidar un movimiento de opinión y acción electoral. Ya el trabajo ideológico es de estrategias y plataformas que se unifican para montar un escenario donde loa proyección de un candidato revela la aglutinación de sus votos.
Es necesaria la idea de formar líderes que posean un pensamiento único en su compendio argumentativo, pero, una diversificación en las inquietudes de medios y propaganda. Ha llegado la hora de sortear la abstención y rescatar los votos que esa estructura posee, porque sus integrantes se encuentran unificados en el lema de no votar, originando un sentimiento de apatía y desconfianza en el seno del mismo Estado, donde se contradicen los mismos problemas ya padecidos y planteados desde hace décadas por los viejos esquemas ideologizantes.
Hay que evitar las rutas del ensayo y error porque generan crisis. Es menester asumir un papel humanista de conciliación y avanzar en el trabajo de sembrar la semilla ideológica con el único fin de reconocer el perfil del presidente y del mismo pueblo que busca avanzar hacia una etapa productiva, donde las cooperativas jugaran un papel importante en el abastecimiento agrícola del país. Hay que romper con las estructuras económicas que están bloqueadas por una burguesía que no desea darse cuenta de su acción socio- política. Los programas ahora se hacen en conjunto de una manera personalizada.
El Estado, como estructura debe reformarse cada cierto tiempo para actualizar sus leyes y avanzar en el campo metodológico hacia una nueva versión doctrinaria que le dan vida al poder democrático y pone en vigencia el valor historiográfico de nuestra cultura urbana, que, ha venido revisando sus historiales para la concepción de un nuevo Estado nacionalista.
*escritor