La derecha fascista, uno que se autodenomina “El sepulturero”, entre otros, echó mano a la estúpida vanidad cultivada por el materialismo capitalista, pretendiendo abofetearnos con que, países del “”primer mundo””, “”mas de 150 millones de personas…”” etc, etc, han podido “disfrutar” de la exposición macabra mercantilista; como si eso fuera garantía referencial. Por ejemplo, la Talidomida (un analgésico de los años 50 – 60 que probaba USA en los países pobres del mundo dominado), mutiló un alto porcentaje del producto del embarazo en las mujeres que tomaron este medicamento en toda América Latina, Asia y África; lo que en Venezuela no ocurrió, porque para ese entonces el MSAS, impidió su entrada al país, por no haberse demostrado su inocuidad al feto y considerarla teratogénica (causar malformaciones congénitas) al feto. Ni hablar de toda la basura que nos han vendido por años, con una mediática alienizante. Razón mata estupidez.
La derecha endógena no se contuvo. Como lo describiera Aponte en su columna “Un Grano de Maíz”, representantes de la burguesía médica, con su estirpe a flor de piel, la cual pudo mas que la “convicción Revolucionaria”, desgarrándole la clase las costuras del disfraz rojo-rojito, y en un alarde de sapiencia, sexualizó el termino “necrofilia”, banalizó la utilización de los cadáveres para los estudios de medicina (para lo cual tenemos otro criterio y reservas, pero con diferente fundamentación socialista), todo para terminar defendiendo el libre mercado y la libre empresa “educativa”.
Acompaña la postura de la medicina mercantilista venezolana, la opinión de un grupo de pichones de médic@s de la escuela de medicina “Luis Razetti” de la UCV. Quienes finalmente solicitan al gobierno Nacional, con gran inconsistencia y pobre motivación, la reconsideración para que no se suspenda el lucrativo “circo pago de los cadáveres”. Lo que hace creíble la presunta especie que nos llegó, que fueron financiados y sustanciados por la empresa presentadora EVEMPRO.
Sin duda los factores de la pequeña burguesía terminan coincidiendo y juntando sus infaustas posturas para poder continuar sustentando el capitalismo salvaje que por sus venas circula. Que su estatura ideológica, en el caso de los endógenos, evidencia el reformismo maquillador, que en forma imprudente no se aguanta en su expresión y su actuar, contribuyendo para que todo siga igual, obstruyendo sin duda alguna el avance Socialista.
Esta, ni tan gaseosa insignificancia ideológica, demuestra que la construcción de este proceso, pasa por las pequeñas cosas, que son como los ladrillos éticos y morales, que darán la fortaleza a la base del proceso Revolucionario que estamos construyendo. La claridad ideológica no se improvisa. Se siente, se vive y se practica.
…NO VOLVERÁN*Médico gastroenterólogo venezolano
Vocero de la CONAMEV
