Todas las condiciones están dadas para sumergirnos en la realidad del socialismo. Ha comenzado el principio del fin del capitalismo. El mundo tiende inexorablemente a la pluri-polaridad y libertad plena. A la autodeterminación de los pueblos.

Los pueblos oprimidos del mundo hemos despertado, contagiados por la flama inextinguible de la libertad, mantenida insoslayablemente por pueblo y gobierno cubanos, quienes estoicamente soportaron y soportan en sus diferentes tenores, los inhumanos embates del imperio norteamericano, que ha podido doblegar y someter, a través del tiempo, a un sin número de valiosos esfuerzos de pueblos del mundo, en su intento de escapar del modelo unipolar, salvaje, neo-colonial, esclavizante y depredador de las riquezas e ilusiones de las grandes mayorías; dejándonos como legado, miseria, atraso, injusticia y desolación social. Independientemente de las riquezas y recursos naturales con los que hemos contado, los cuales nos han arrebatado por centurias, los grandes monopolios y transnacionales en su afán de acumulación de la riqueza.

La manifiesta crisis de sobreproducción del capitalismo, ante la emancipación económica de los gobiernos progresistas de la América Latina, la reactivación de la OPEP con justos precios del petróleo, el compromiso de construir la Patria Grande o la Grannación Latinoamericana, la apertura al mercado multipolar y el asumirnos independientes a la hora de comprar o vender nuestros requerimientos y excedentes, han permitido asumir en forma responsable y solidaria la activación de relaciones socialistas que redundan en oportunidades reales, demostrando así, que la economía puede producir mayores y mejores esfuerzos socio-políticos basada en el respeto, equidad y complementariedad de los pueblos y gobiernos, sin la tutela del imperio.

La crisis financiera mundial que hoy por hoy azota principalmente a los países del mal llamado “primer mundo”, produce evidentes manifestaciones de la poca importancia que para el capitalismo imperialista tenemos los seres humanos. Sacrifican la inversión social, lo que se traduce en el aumento desproporcionado de las tasas de desempleo, la pérdida de la vivienda de muchísimas familias de la capa media, la quiebra de innumerables pequeñas y medianas empresas, la cantidad de desplazados ante el crack económico en búsqueda de alternativas de supervivencia, son entre otras, claras demostraciones de insensibilidad capitalista; ya que los auxilios financieros de los gobiernos imperiales, salvan a empresarios y no a pueblos; mientras que los gobiernos que transitan hacia el socialismo, luchan por mantener a toda costa, la inversión social.

Entre tanto, en lo que a América Latina y el Caribe se refiere, los gobiernos de Colombia y Perú sirven de puentes al invasor imperio norteamericano, para desplegar su innoble propósito de impedir la concreción del proyecto planteado por el Libertador durante 1826 en el Congreso Anfictiónico de Panamá, mas vigente hoy que nunca. El plan patriota en particular, constituye una cobarde entrega del suelo colombiano, ante la mirada complaciente de un gobierno oligarca y traidor al pueblo, que impotente padece la crudeza de unos pocos que someten a las mayorías y, que han mantenido una guerra civil por mas de cuarenta y cinco años, tratando de acallar el grito de un pueblo que no está dispuesto a claudicar.

Sin duda, las diferentes expresiones de Revolución que se dan en la América Latina se complementan. No hay trinchera. Estamos en guerra de cuarta generación. Desde la guerra de guerrillas, hasta la ni tan “huele flor” Revolución bolivariana, son expresiones de que nuestro norte es el SUR, y que necesitamos estar preparados, para recibir al invasor imperial, en el terreno que se nos presente. Que la mejor defensa es el ataque. Por ahora iremos al sur.

… NO VOLVERÁN