El golpe de Estado en Honduras es consecuencia de la aplicación de la doctrina política de la neoderecha latinoamericana; ahora paso a explicar esta afirmación. En Latinoamérica se ha desarrollado una profunda diferenciación entre dos niveles sociales, uno que no tiene acceso a medios de producción y otro nivel de los que poseen o tienen posibilidad de acceder a medios de producción, esto se vincula directamente con aquellos que tienen acceso a ciertos niveles y formas educativas y aquellos que no. Sobre estos dos niveles se ha generado cada día más una zanja que parece insalvable. Cada nivel tiene formas de ver la realidad o desarrollo de perspectivas que entran profundamente en conflicto, este es el origen contemporáneo de la lucha de clases en nuestra América Latina.
El nivel que tiene acceso a la posesión de los medios de producción o los posee y que además tiene gran acceso a la educación y la información se ha ensimismado durante las últimas décadas llegando a definirse altamente refinada y culta al interior de sí misma, pero ante el otro nivel (aquel que no accede a poseer medios de producción) se visibiliza como cavernícolas que sólo se entienden entre ellos desarrollando una realidad distinta al resto de la humanidad, que es la mayoría. La ambición y la búsqueda de concentración del poder económico y político de este nivel, pierde la perspectiva de lo tolerable y aplica desmedidamente cualquier recurso para la obtención de sus objetivos.
El “trucutismo” en Latinoamérica se desarrolla de esta manera, con base en el temor bien fundado de estar perdiendo espacio de control político y de medios de producción en el continente como consecuencia del crecimiento de una alternativa organizada por los pueblos mayoritarios del nivel no poseedor de medios de producción.
Pareciera caracterizar a este “trucutismo latinoamericano” (que tuvo la oportunidad de experimentar un modelo golpista antisocialistas en Venezuela financiado por el bushismo), un diagnóstico psiquiátrico que encaja perfectamente en la patología que se presenta en los líderes del “trucutismo”, o sea, los “trucutú”; la esquizofrenia, severo trastorno mental en personas con alteraciones en la percepción o la expresión de la realidad. Se caracteriza por una mutación sostenida de varios aspectos del funcionamiento psíquico del individuo, principalmente de la conciencia de realidad, y una desorganización neuropsicológica más o menos compleja, en especial de las funciones ejecutivas, que lleva a una dificultad para mantener conductas motivadas y dirigidas a metas, y una significativa disfunción social.
El trucutismo esquizofrénico latinoamericano, ha llevado a la neoderecha latinoamericana a la perdida radical de la perspectiva de la realidad, negándose a la misma, y generando mecanismos violentos de imposición de su realidad. En el caso de Hondura, los ha llevado a una “posición adelantada” en emulación del modelo “Carmona” para golpes de Estado en una versión efectiva pero no eficiente, quiero decir, que logró el golpe pero sin apoyo ni reconocimiento internacional, lo que impide al imperio apoyar, legalizar o disfrazar de legitimidad esta acción.
Sin embargo, es el imperio quien gana más que el trucutismo latinoamericano, ya que la neoderecha tendrá que salir de Honduras pronto, pero el temor sembrado por la neoderecha bushista mundial en los pueblos latinoamericanos, al lograr asociar al socialismo con la muerte o el riesgo a la violencia y a la desestabilización, es un elemento sembrado en el subconsciente que no es fácil de superar con una intervención internacional. Ellos ya han ganado un paso adelante, tendremos que reconstruir la realidad originaria para superar los miedos sembrados, y logran una gran siembra revolucionaria.