El mundo ve perplejo las horrendas imágenes donde se juega al asesinato de miles y miles de ciudadanos Hondureños, esta saña revela los años de terror vividos en dictaduras que creíamos habían llegado a su fin por lo menos en esta nación. 

Militares que intentan esconder a la comunidad internacional su felonía y formación fachista. Naturaleza represiva que poco a poco deja notar los nuevos dientes del fascismo centroamericano. No podrán seguir ocultando su verdadero espíritu, el cual se alienta aun más a medida que se anuncia la llegada del Demócrata Presidente Manuel Zelaya.

El disimulo de la felonía militar estallará, solo basta oír las declaraciones dadas a la cadena CNN, - de paso como este medio privado ya tuvo acceso a los gorilas en sendas entrevistas - solo hay que detallar las expresiones y señalamientos contra el gobierno de Zelaya. El usurpador canciller se dirigía al mundo como jefe, viejo cabecilla, empresario, explotador de perfil sobrado y altanero en sus expresiones.

Los tiranos que intentan gobernar este país son la expresión y el sentimiento de la derecha latinoamericana. En Honduras tienen el control, y así se ha instaurado, una Junta Militar muy disimulada, cada palabra, cada gesto, cada allanamiento, cada golpeado, herido, asesinado, perseguido, torturado, vejado, humillado, en cada una de estas bajezas, esta la más feroz de las dictaduras de este continente. Mientras las derechas que guardan silencio y esperan oportunidad para la felonía apoyan la saña de sus socios. Allí están ellos, así son, se conocen por su silencio y la manera aristocrática de justificar una barbarie.

Las causas del derrocamiento del Presidente Zelaya no se hicieron esperar, las derechas latinoamericanas representadas por las castas políticas tradicionales desde hace muchos años, incluso en la actual OEA y ONU. Vieron el revés sufrido en San Pedro Sula, ciudad industrial de Honduras, cuando de forma unánime tuvieron que levantar las sanciones impuestas a Cuba.

Las derechas latinas y sus conexiones con otros países que conspiran desde terceros continentes, evaluaron, ubicando el país más frágil en tumbar, su conclusión: Honduras fue el objetivo.

 La decisión de la OEA con Cuba tenían que cobrarlo y reintegrarlo doble, la estrategia también va contra el ALBA y Petrocaribe, primer país perteneciente a estas dos iniciativas derrocado por la vía violenta.

Es claro el aviso principalmente a Venezuela y de segundo a todos los países integrantes del “Arco Bolivariano”. La estrategia es detener claramente el avance del bolivarianismo y el socialismo del siglo XXI.

Esta dictadura actúa a sus anchas, no está frenada por ninguna ley, muy al contrario, anda por encima de estas y traduce en ley su propia voluntad. El cuerpo de gobierno que intenta imponer es un velo desgarrado, ausente de límites y recurriendo a justificaciones legales contradictorias. Por esta razón apelan a su naturaleza, es decir, a lo que si saben hacer bien: “Reprimir”. No les importa presentar ante el mundo cualquier acto de represión, como los vistos, con militares aprisionando con sus botas a inocentes ciudadanos tendidos sobre el piso con amenaza de muerte, para propiciar con ello dialogo, pedir disculpas y tratar de acercar a otros países para que le reconozcan y ceder ante peticiones y empezar a poder gobernar.

Con estos actos de barbarie están haciendo política, esperando que el primer país caiga en error y entonces cuando se acerque, pueda entablar acuerdos, negociaciones, tratos. Es una verdadera dictadura la que empieza a actuar.

En las dictaduras modernas existen límites de hecho, interpuestos ya por este grupo, trataran de demostrar que ante el dictador les es permitida cierta autonomía y esto les permitirá ganar espacios de legitimidad en la futura conducta del gobierno.

La salida más próxima que ven, es reprimir brutalmente mientras se escucha la llegada de Zelaya y con él adentro la represión será seleccionada, trataran de desmembrar todas las ideas propuestas por el gobierno depuesto y destruirán todo acuerdo político, para que los meses que quedan, sean distraídos en negociaciones y acuerdos políticos. Trataran de separar, dividirán, mientras más desintegrados se vean con sectores que los apoyen su trabajo estará hecho.

La propuesta a derrocar por todos los michelettis latinoamericanos es Chávez, saben que en él se conjugan y encuentran ideas y sectores que una vez hallados jamás podrán ser disolubles. Todas las derechas no ocultan el brillo porque la dictadura impuesta en Honduras logre cuajar y luego la vía será extenderla a toda la región.

El discurso y la justificación siempre han estado tendidos sobre las mesas políticas de derecha en este continente y me refiero al caso chileno. El ambiente más típico de los regímenes dictatoriales es el de una sociedad recorrida por una profunda transformación económica y social, la cual activa el interés y la participación política de estratos cada vez más amplios de la población y hacen creer que emerger el principio de la soberanía nacional.

No por azar los contextos históricos, en los cuales el gobierno dictatorial tuvo su mayor difusión, fue en las ciudades griegas de los siglos VI y VII y el de la época contemporánea: caso Chile.

No a cualquier cosa se le puede llamar totalitarismo o dictadura, como alegremente  usan estos adjetivos los medios de comunicación, sobre todo de la región contra el caso Venezuela, pero tampoco es poca cosa lo que está sucediendo en este país centroamericano con la llegada violenta de una dictadura que intenta demostrar es moderada y que tiene todos las cualidades de ser una bárbara y criminal Junta Militar de este siglo, lo que la hace aun más peligrosa.