Estimados camaradas:
Revolucionarios todos:
Colectivos todos:
El artículo abajo mostrado y publicado en el portal aporrea fue dado de baja apenas minutos después de haberlo colgado, por orden del editor del portal y probablemente siguiendo instrucciones del señor Mario Silva García.
Quienes me hayan leído por este portal y por otros en donde acostumbro escribir, habrán observado que nuestra posición ha sido crítica; muy crítica a la forma disparatada como se está llevando la Misión Barrio Adentro y de cómo se percibe la salud y se quiere seguir llevando adelante por parte del gobierno nacional.
Históricamente nuestros gobernantes y de ello no escapa la revolución bolivariana, han pensado que el problema de la salud se refiere a recurso humano; a insuficiencia de recurso humano y no han percibido, o no lo han querido hacer, que el problema radica en el atraso que tiene nuestra medicina en cuanto a tecnología y avance de la ciencia médica. Y no estamos hablando de tomografos y ecográfos- estamos hablando de tecnología de punta no sólo para complementar el diagnóstico, sino también para emprender conductas terapéuticas en torno a lo cual se mueve el ejercicio médico moderno. En ese sentido, nuestra medicina tiene un retraso estimado en cincuenta años. Incluso, atrasada con respecto a nuestro vecino país, Colombia.
A lo anterior se añade, los miserables salarios que se le pagan a nuestros connacionales médicos quienes han tenido que emigrar a otras latitudes en búsqueda de una mejor calidad de vida y a quienes el proceso no duda en llamar mercantilistas.
No obstante, a este tan mal y equivocado concepto, cientos de nuestros compatriotas colegas; esos a los cuales se cataloga de mercaderes y oligarcas de la medicina (NO SÉ DE NINGÚN COLEGA QUE SE HAYA ENRIQUECIDO EN ESTA VENEZUELA, NI ANTES NI DESPUÉS DE CHAVEZ, CON EL EJERCICIO DE LA MEDICINA) se mantienen laborando tanto para el Ministerio de Salud, Gobernaciones, IVSS y ahora en la Misión Barrio Adentro por miserables estipendios que no les alcanza ni para completar su cesta básica, mucho menos para darse el lujo de comprarse un libro de texto para mantenerse al día en los avances de la medicina; mucho menos pensar en costearse un diplomado o post grado; esos que la Misión les pretende negar pretendiéndolos mantener en miserables consultorios de la misión Barrio Adentro sin la menor posibilidad de avanzar en sus estudios y carrera médica a la cual todo profesional de la medicina tiene legítimo derecho.
Por emitir esos conceptos, fue que el portal APORREA por instrucciones del señor Mario Silva García, a quien le molesta mi postura en relación a la misión Barrio Adentro, decidió sacar de circulación nuestro artículo; artículo que invito a leer por este medio: el de los correos electrónicos.
Queremos dejar claro que no estamos en contra de la misión Barrio Adentro; todo lo contrario, como Misión la hemos defendido y la entendimos desde su inicio. Pero después de 6 años de iniciada no podemos aceptar, desde ningún punto de vista, que ahora se pretenda hablar de un relazamiento porque finalmente el presidente, que no lee APORREA por donde han llovido las denuncias de lo mal que venía la Misión Barrio Adentro y entre ellas las nuestras (Eliécer Alvarado) y sobre eso comentó el profesor Vladimir Acosta en RNV el pasado lunes 21 de septiembre en su programa TEMAS SOBRE EL TAPETE y que forma parte de la serie DE PRIMERA MANO, repito, por RNV, acepte que su misión bandera está en cuatro palos, sin antes mostrarnos la cabeza de los culpables de su estado entre los cuales se encuentra el destituido coronel Jesús María Mantilla Oliveros, amigo y casi hijo del comandante presidente. Y mucho menos podemos aceptar que su corrupta gestión trate de ser ocultada al igual que la corrupción que se ha dado, porque ahí también la hubo, desde el seno de la propia delegación médica cubana.
Si se pretende engañar al soberano y a la comunidad médica nacional, indistintamente si labora o no en la misión; indistintamente si está o no de acuerdo con este servicio de salud paralelo llamado Barrio Adentro ocultando la corrupción denunciada en artículos como este, sería igual a como dice el señor Mario Silva García, guardar la mierda bajo la alfombra para no verla; pero su olor nos recordará que ella está ahí; que la corrupción sigue ahí, en el seno de la revolución sin que nadie la combata.
Así mismo, reiteramos nuestra inconformidad, por disparatada, en mantener a un efectivo militar al frente del despacho de salud. Eso es vergonzoso para el país, para la ciencia y para la comunidad médica nacional e internacional.
A continuación, el texto del artículo sacado de circulación, por incomodo, por Aporrea y por recomendación del señor Mario Silva García.
Articulo:
La Misión Barrio Adentro como obstáculo en el ascenso académico del médico
Por: Eliécer Alvarado
Fecha de publicación: 21/09/09
La visión que se tiene desde las altas esferas del gobierno en materia de salud, es muy obtusa. Entre tanto disparate que se comete, como el nombrar, por ejemplo, a un militar como Ministro de Salud, lo es también ignorar al profesional de la salud, en este caso nos referiremos al médico que labora en la misión Barrio Adentro, como un ente con legítimas aspiraciones de superación académica y con legítimas aspiraciones de crecimiento profesional dentro de su carrera.
Así como un militar hace carrera, lo propio le es al médico. La carrera de un militar comienza desde el momento en que recibe su sable de manos del Comandante en Jefe de la Fuerza Armada. Así, periódicamente, el militar va ascendiendo en grados; puede estudiar carreras distintas a lo meramente castrense en universidades autónomas; asiste a cursos de Estado Mayor y dispone de 30 años, al menos, para alcanzar su sueño dorado: Llegar a Comandante General de su Fuerza.
Esa misma carrera, en estructura piramidal, rige la trayectoria profesional de un médico; en especial, del que “no labora” en la Misión Barrio Adentro; léase bien, que “no labora en Barrio Adentro”.
El artículo N° 8 de la Ley del Ejercicio de la Medicina, aún vigente, deberá cumplirse por todo médico antes que el Ministro de Salud convalide con su rúbrica ese título de médico otorgado por una universidad venezolana que lo obliga, por Ley, a prestar su servicio en poblaciones menores a 5.000 habitantes. De tal manera, que esa firma ministerial del título de médico, se convierte para el médico, lo que para el militar sería el sable entregado al cadete por cuenta del Comandante en Jefe de la Fuerza Armada y es a partir de ese momento, al igual que el militar, cuando el médico comienza a hacer carrera y a estructurar su formación académica; esto es: Médico Interno, Médico Residente de post grado y Médico Especialista y dispondrá, al igual que el militar, de treinta años para coronar su sueño dorado: Llegar a Jefe de Departamento o de Servicio de un Hospital dentro de la especialidad que haya abrazado en la ciencia médica, lo que sería al militar alcanzar el grado de Comandante General de la Fuerza.
En ambas situaciones, si esto no fuese así, no tendría sentido hacer carrera, ya que, por antonomasia, toda carrera implica una meta y esa meta es llegar al vértice de esa pirámide, bien como Jefe de Servicio de un Hospital o bien como Comandante General de Fuerza según sea el caso.
La Misión Barrio Adentro ha sido planteada, en esencia, para mantener un médico en un barrio o comunidad. Obsérvese que no uso, ni voy a utilizar en este artículo, el término comunitario al referirme al médico de la comunidad, porque necesariamente no tiene por qué llevar ese calificativo, ya que por semántica, todo médico es comunitario, porque de ella viene y hacia ella va su servicio.
Dentro de esa planificación planteada, la de llevar asistencia médica ahí, en el barrio, pareciera que olvidara, el Estado, el legítimo derecho de ese médico a escalar en la carrera médica, pretendiendo esclavizarlo de por vida a un consultorio de atención médica primaria sin ningún tipo de crecimiento profesional.
Este hecho, ha llevado a la deserción de un grueso número de médicos de la Misión Barrio Adentro, a la cual se sumaron con ilusión de crecer profesionalmente; de aumentar sus conocimientos en el arte y la ciencia de la medicina, no con ello sin dejar de prestar, como de hecho lo hicieron con amor y abnegación, eso nos consta, sus servicios a la comunidad. Pero eso no les fue suficiente. Todo médico aspira a ser grande; a ser el mejor en su especialidad y eso es de humanos.
Por tanto, no puede seguir pretendiendo el gobierno nacional, después de cinco, para seis años de implementada la Misión Barrio Adentro, que nuestro médico; el venezolano, el que sirve en Barrio Adentro, renuncie a su legítima aspiración de completar su formación académica y profesional; mucho menos mantenerlo parasitando de por vida en mediocres consultorios populares sin planificarle una educación médica continua que le garantice una carrera digna; obligándoles a ejercer, después de seis años de misión, en consultorios de mala muerte; sin aire acondicionado la mayoría de ellos; indignos; óigase bien, indignos a la condición humana, tanto de médico como de paciente en donde el petróleo llega como decía un micro de la vieja PDVSA transmitido por la televisión y el cine venezolano a manera de cuña en tiempos de cuarta república, en gotas. Petróleo, en gotas.
No puede seguir pretendiendo el gobierno nacional y en especial el Estado Venezolano, cuando se habla de relanzamiento de la Misión Barrio Adentro; relanzamiento que nos da el tufito a fracaso, que el médico que labora para la Misión Barrio Adentro se quede rezagado del resto de la comunidad médica, nacional e internacional; quemándose; embruteciéndose, porque médico que no hace carrera hospitalaria es médico quemado; médico frustrado y a ningún médico, así sea revolucionario, le agrada esta condición.
Ahora que se habla de la llegada de un contingente de médicos venezolanos recién egresados de la Escuela Latino Americana de Medicina de la Habana, es tiempo propicio para que estas consideraciones sean tomadas en cuenta; porque de persistir el gobierno nacional en la actitud de pretender soslayando al médico que labora en Barrio Adentro en lo que a sus aspiraciones de formación académica y hacer carrera dentro de la profesión se refiere, los próximos en desertar de la Misión serán estos nuevos jóvenes médicos próximos a llegar; que le pondrán, como es natural en todo profesional que se inicia, toda su energía y amor a la atención médica primaria; pero que una vez, vean cumplida esa etapa y aspiren escalar en la carrera y se les impida seguir creciendo en lo académico y en lo profesional, serán los próximos en desertar, sumándose al contingente de médicos quemados y frustrados por la Misión Barrio Adentro.
Dijo el Ché:
El más alto honor en la escala humana es ser revolucionario.
Nosotros decimos:
El más alto honor en la escala humana es ser Médico Revolucionario.
¡Hagamos honor a eso, dignificando al médico de la Misión Barrio Adentro!
¡El que tenga oídos, que oiga!
Eliécer Alvarado
Médico
elieceralvarado@hotmail.com
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(*)Dr. (Médico)
elieceralvarado@hotmail.com