Deriva política de Yoel

Los resultados de las últimas encuestas que ratifican la popularidad del presidente y su gobierno, así como los triunfos en diferentes elecciones sindicales, auguran muy malos tiempos para los nuevas encrucijadas que el comandante Yoel Acosta pretende acometer destapando tal vez el último botellón donde ha guardado por años su sentimiento antichavista. Ese sentimiento se nota ya, convertido en un lánguido resentimiento al parecer sin cura ni espacio que logre su sosiego. Y qué mal lo hizo esta vez Yoel. Vaya pretensión de querer dizque retomar los rumbos de la revolución, ni mas ni menos que con los adalides de la contrarrevolución. Porque eso son Ismael García y Luís Miquilena. Ambos, falconianos los dos, son la yunta de amarre que apuntala Yoel para tal cometido. De Miquilena, el tiempo de sus incursiones políticas abrumadas por secuencias de muchas deserciones y no menos traiciones no da lugar a mayores esclarecimientos. De Ismael, una síntesis de la descripción anterior ubicada en la mitad del tiempo, es suficiente. El uno es nítida proyección cronológica del otro. Por eso, suponiendo en grado sumo, una sana intención del comandante alzado en la incursión militar que Chávez comandó en 1992, y a juzgar por los ayudantes que esta vez se buscó, esa empresa está desde ya quebrada. Súmese ese fracaso a los que durante los últimos diez años se ha topado Yoel en sus equivocadas acometidas políticas y verán un rosario de frustraciones casi buscadas adrede sin el menor consuelo de saber que cada vez mayores eran los factores de fiasco y decepción que le rondaban sin clemencia. Por eso es una brújula con norte perdido. Una lamentable circunstancia, más sentimental que política, hizo del Comandante Yoel Acosta casi un errante que ya no encontrando elementos de juicio para convencer a los de adentro toma el mas lastimoso camino donde los acompañantes atienden a los mas firmes formatos de la contrarrevolución. Por eso también, otra vez el barco esta a la deriva. Y otra vez, a su capitán, Yoel Acosta Chirinos le acecha inexorablemente el fracaso. Al parecer no sabe el capitán de la extraviada nave que el ancla de salvación que pudiera lanzar a las aguas de su tumultuoso mar, jamás encontrará fondo porque ya los marinos aliados a sus objetivos, desde hace tiempo naufragaron en aguas de menor turbulencia.


(*)Ing. Geólogo

n_lacruz@yahoo.com


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Neri La Cruz


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