El renombramiento de Farruco Sesto como ministro del poder popular para la cultura ha levantado muchas ronchas, casi tantas como las que levantó el nombramiento del anterior, Soto, por el hecho de ser veterinario y no artista. Se dejó a un lado, para criticarlo, que el profesor Soto, según creo, es el padre de Misión Cultura.
Pero el nombramiento de don Farruco del Sesto en Cultura no tiene sólo sentimientos en contra sino encontrados. Existe el descontento por la anterior gestión del hispano-venezolano: Que si es espectaculero, que si es elitesco, que si le gustan mucho los escuálidos, que si montó en el poder a toda la camarilla del CONAC... en fin, todos vivimos y padecimos la primera gestión del arquitecto en Cultura.
También hay gente que tiene esperanzas y se ha comenzado a reunir con la ilusión de que, si preparan un buen proyecto para cooperar en el mejoramiento de la situación que maneja este ministerio, tal vez sean oídos. Sería lo mejor. A menos que el ministro Sesto se rodee de una muralla impenetrable -como suele suceder- de “colaboradores” que trabajan para que su jefe sólo les escuche a ellos, los vea a ellos y se aleje de la chusma (en beneficio de sus intereses, se sabe que el ministerio de cultura maneja mucha plata).
El recién re-estrenado ministro tuvo sus aciertos, y sus errores que corresponden, no sólo a la actividad de un individuo-ministro sino a los ingredientes conque contó para desarrollar su gestión. A quién escuchó, a quién consultó. Cuál es su concepción acerca del socialismo, de la participación y de la exclusión. Por ejemplo, el hecho de “incluir” sólo a escuálidos y dejar por fuera a los excluidos de siempre no es inclusión sino requete-exclusión. Sí que trabajó, pero de con quiénes trabajó depende la solución al interrogante acerca de las causas de que su gestión fuera controversial, no entre los escuálidos, sino entre nosotros, los revolucionarios y las revolucionarias que participamos en el quehacer creativo y cultural.
EL MEJOR TRIBUNAL ES EL PUEBLO
Debe evaluar Don Farruco del Sesto cada una de las plataformas culturales, sometiéndolas al juicio popular y no a personajes que pueden estar interesados en chuparse al gobierno. Someta a las comunidades lo referente a Misión Cultura, a los artistas plásticos lo referente a las artes plásticas, someta a nuestros músicos lo referente a la música y el asunto del Tiranosaurio Abreu, someta a los escritores (pero no sólo a un grupito de la rosca del no-muerto CONAC) -a todos los que sea posible, por convocatoria pública- lo concerniente a la plataforma del libro y la lectura, incluidas las imprentas regionales. Someta, en fin, al Pueblo, organizado o no, lo referente a las políticas culturales realizadas hasta este momento, evalúe y corrija el rumbo escuchando al pueblo. Esa es una manera revolucionaria y socialista de gobernar.
Escúchenos. Escuche las críticas y los proyectos, los viejos y los nuevos, los buenos y los malos. Eso no es tiempo perdido, se lo garantizo, es una manera de desbrozar el terreno para construir un sólido y trascendente sistema cultural en Venezuela, conservando lo mejor de Misión Cultura, de la plataforma del libro, de los gabinetes regionales, de la música, el teatro, el arte, el cine, el circo, etc. Mejorando lo que haya que mejorar (que es mucho) y echando en la papelera lo que no le sirva al pueblo y al socialismo.
NO SE TRATA DE ENCAMBURAR ESCUÁLIDOS
No se trata de encamburar escuálidos y oligarcas, la mafia sempiterna de la “cultura” burguesa, para aparecer como “incluyente” mientras se sigue excluyendo a la mayoría del pueblo. Se trata de ser socialmente incluyente, socialista, dar el mayor grado de participación posible a la gente.
Este año es definitivo en el proceso revolucionario, no por ser electoral. Una campaña no gana elecciones, un mitin no dice nada acerca de los votos resultantes. Lo que gana una campaña es la gestión, es que la gente se sienta escuchada, incluida, participando cada quien según su capacidad y su disposición, con todas las oportunidades abiertas para todos.
TODOS ADENTRO, PERO DE VERDAD VERDAD
Es necesario que estemos realmente “todos adentro”, y que el gobierno se deshaga de un puñado de burócratas mediocres que, a nombre de la cultura, se chuparon a los gobiernos de la cuarta república y ahora se están chupando al gobierno bolivariano, publicando sus propias obras, sus propias fotos, gobernando para sí mismos y no para todo el pueblo.
Yo también espero que Farruco Sesto venga repotenciado a una segunda y definitiva gestión, que aproveche los errores cometidos por él y por los demás, para mejorar cualitativamente la forma de gobernar en Revolución.
Que así sea.
andrea.coa@gmail.com