Medio Ambiente

Hoy cuando nuestro país sufre una de las más fuertes sequías de los últimos cien años, se hace propicio abrir un debate sobre la conservación del medio ambiente, que señale además las diferencias conceptuales entre la visión capitalista y la visión revolucionaria del problema.

Toda acción humana genera impacto ambiental; por ejemplo, cuando se construye una autopista, un edificio, un puerto, entre otras de alguna forma se afecta al ambiente; no se trata, como pretenden los dogmáticos del ecologismo, de suspender la explotación minera o de endilgarle todo el mal que sucede en nuestro planeta. La minería es una ciencia, sino fuese así no se impartiera esta carrera en algunas universidades nacionales (como en la UDO que gradúa Ingenieros en Minas), lo que sucede es que el problema no es exclusivamente científico sino (como todo problema humano), es esencialmente político y tiene que ver incluso con el alto consumo que propicia el capitalismo.

Una de las características más acentuadas del capitalismo es la desorganización en la producción, la economía no planificada y la hipocresía social, no vemos cual sería el motivo para que en lo relacionado a la explotación de recursos (minerales, forestales, hídricos, etc.) este sistema actuara de otro modo. Por ejemplo en nuestro estado Bolívar, cuyo territorio representa más del 26 % del territorio nacional, con las mayores reservas de agua dulce del país y con las principales reservas de minerales metálicos y no metálicos el tema de la explotación de dichos recursos (necesarios para el desarrollo nacional), debe darse con total honestidad política y científica porque no se le puede negar la vocación minera a un estado como el nuestro si en verdad queremos que nuestra patria alcance el nivel de desarrollo para llegar a construir el socialismo lo cual significa un enorme grado de industrialización.

Hasta ahora el capitalismo lo que ha hecho es una explotación irracional de los recursos naturales fundamentalmente para la exportación y son ya conocidas las malas prácticas de técnicas mineras que aplicaron los gringos en minas como el Cerro Bolívar y El Pao; es también el capitalismo, sustentado en su estado, el que estimula, apoya y por ende genera el desorden en la pequeña minería; por ello el gobierno revolucionario tiene la tarea de rediscutir, con verdadera participación popular, este problema el cual no es solo un asunto ecológico.

Desde el punto de vista revolucionario, tenemos no solo la necesidad sino incluso la obligación de conservar el ambiente, el capitalismo por su forma de explotación de los recursos naturales, por su voracidad sin límites está colocando al planeta al borde de un colapso natural de enormes proporciones.

Vayamos al debate ecológico sin caer en la trampa imperialista, recordemos la cumbre climática del año pasado; un país para desarrollarse debe explotar sus recursos, eso sí de manera planificada, organizada, científica y con las mejores técnicas; respetando las zonas ABRAE y los Parques Nacionales, que por cierto aún hoy no se respetan basta solo mirar la sierra Imataca para saberlo.

Solo en el socialismo es posible eliminar los vicios asociados a la explotación minera y forestal capitalista, conservar la naturaleza al tiempo que racionalmente se le explota (condición necesaria para el mantenimiento de la vida) y avanzar hacia nuevos conceptos de vida dejando atrás el consumismo al que son tan adictos muchos ecologistas de hoy.


edgarml79@gmail.com


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Edgar Meléndez


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