Se hace necesario crear toda una estructura segura tanto en el área militar como civil en el tema relacionado con las fronteras. Este aprendizaje debe ser compartido por diversos factores que incluya a las milicias y Consejos Comunales, con el único fin de acabar con el tráfico de dólares y material clasificado que desborda los límites de nuestro sistema fronterizo y que desborda los puntos de control de Ureña, San Antonio y Puerto de Santander. Es un impacto verdaderamente social como se trasladan grupos de ciudadanos a la vecina población de Cúcuta para cambar en almacenes fantasmas bolívares por dólares, para, venirse luego en horas de la tarde a Venezuela y viajar luego por Maiquetía a Estados Unidos para comprar bisuterías, relojes y artefactos electrodomésticos y colocarlos en el aeropuerto de Cúcuta y traerlo vía terrestre al interior de nuestro país, Venezuela.
Parece que un sector de la población venezolana considera que no existen límites de territoriedad y es una nueva fuerza económica que emerge como resultado del lavado de dinero. Es alarmante la transitoriedad de personas por los Estados andinos tras la búsqueda de bienes y objetos sin respetar los puntos de control y se tiene una idea de un país sin fronteras que determina otra política global enmarcada en los planes de distorsión y destabilización que tiende a controlar ciertas áreas del Estado.
Esta nueva realidad geopolítica busca crear tensión en la frontera, aunada al ya conocido problema gasolinero, que determina un control estricto de las fuerzas militares del llenado de tanques de los autos que circulan libremente en Trujillo, Mérida, Táchira y el Zulia.
Hay que poner las cosas en su sitio. Es necesario aupar una reforma a las delimitaciones territoriales de Mérida y Zulia porque hay controversias en la agilización económica de los Estados que buscan su propia expansión política sin importarles las directrices que son emanadas de la presidencia de la República Bolivariana de Venezuela.
Se debe direccionar la política de fronteras hacia una nueva realidad geopolítica para lograr condiciones de eficiencias en el control de las mismas, solo queda resaltar la figura militar y como debe ser tratado el usuario en su paso por algunos de los puntos de control de ambos países.
Manejar los dólares es muy alentador para un sector de los venezolanos porque no hay el control de las instituciones y es fácil evadir cualquier posición de acción delicada que este relacionado con el Seniat. Hay que replantearse el problema de las fronteras porque existe una gran fuga de divisas por esta vía. Solamente basta visitar los terminales de pasajeros en los países andinos para darnos cuenta del número de personas que buscan una nueva forma de fortuna sin control cambiario.
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