Con estupor hemos constatado prácticas capitalistas en Abasto Bicentenario, concretadas en:
1) El estacionamiento público del Gran Abasto Bicentenario, el cual durante varios meses prestó servicios sin costo alguno para los usuarios, fue privatizado, entregado en concesión a una empresa capitalista privada, ¡que hasta “valet parking” ofrece!; sin tomar en cuenta a las comunidades organizadas, que pueden ejercitarse con éxito en el accionar del servicio comunal con una empresa de propiedad social.
2) La carne de res que se ofrece en las neveras públicas del Bicentenario, es de tercera calidad, reservándose la carne de “primera” a esporádicas “apariciones” en escasos paquetes traídos desde el depósito del abasto en un carrito de supermercado.
Es comentario en las colas, que la carne superior es vendida para los restaurantes por personal interno.
3) Conforme a la Ley, el usuario dispone de SIETE (7) días para realizar un reclamo por la mercancía comprada; pues bien, Abasto Bicentenario redujo ese término a 48 horas, en la más desarrollada práctica mercantilista de eludir responsabilidades.
4) Es comprensible el control en la cantidad de unidades que pueden adquirirse de algunos productos: harina de maíz, leche, mantequilla, entre otros; tal medida permite que un mayor número de consumidores obtengan satisfacción de sus necesidades.
En estos casos, las autoridades del Bicentenario no han instruido suficientemente a las cajeras para no facturar unidades que excedan el cupo establecido; que evitaría la desconsiderada y humillante práctica de retención de mercancía por parte de los compatriotas de la reserva del Ejército Bolivariano, quienes prestan labores de control en la salida del Abasto, creando el decomiso de los productos malestar innecesario a los usuarios, a pesar de la devolución del dinero cancelado.
Por ser el Bicentenario una querida creación del Comandante Chávez, es necesario que las autoridades del Comando de la Revolución revisen estas y otras situaciones irregulares.
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