Camarada Samán: el viento sigue aunque el molino se detenga

El día en que en el planeta Tierra ya no soplen los vientos, no habrá ser humano viviente para darse cuenta de ello. Todo en este mundo habrá muerto y nadie sobrevivirá para decidir si sus difuntos serán enterrados en un cementerio de ricos o en uno de pobres. No hay duda que los marxistas no se equivocaron al sostener que la economía decide pero la política dirige.

         No puede concebirse el capitalismo sin acaparamiento, sin especulación, sin inflación, sin la oferta y la demanda, sin el monopolio dominando los mercados, sin instituciones políticas que defiendan intereses económicos, sin clases explotadas ni clases explotadoras, sin aparatos burocráticos, sin Estado ni Gobierno dictatorial e incluso, sin el egoísmo individual del productor y del consumidor; en fin: sin los aditamentos que sirvan de sostén a una clase que domina sobre el resto de la sociedad. Ahora, igualmente, no podemos concebir el socialismo desprendido, desde su comienzo hasta su final, de los grandes y hasta pequeños vestigios del Derecho Burgués pero, a diferencia del capitalismo, crea mecanismos para combatir toda aquella política que haga estragos y perjudique los intereses del pueblo.

         Entre las políticas más importantes en una sociedad donde se pretenda construir un modo de vida con verdadera justicia social para todos es, imprescindible, la crítica de los ciudadanos y la autocrítica de las autoridades y, no pocas veces, es vital la otra cara de la moneda. Un buen atleta de las aguas es aquel que sabe nadar a favor de la corriente pero, al mismo tiempo, en contra de ella. En la política no vale la pena ahogarse en un vaso lleno de agua.

         El camarada Samán, desde que ocupó un primer cargo en el Gobierno Bolivariano, se convirtió en una figura polémica: a muchos ha agradado y a otros no. Sus intervenciones en conferencias o debates de política o de ideología han creado muchas opiniones: algunas a favor y otras en contra. Muchos han sido los camaradas que han escrito, especialmente por aporrea.org, defendiendo las ideas que expone el camarada Samán. Muy pocos o prácticamente casi nadie ha escrito para atacarlo.

No he andado las 24 horas de cada día pendiente de lo qué hace o no hace el camarada Samán. Sé que en Indepabis, por la lucha contra la especulación y fundamentalmente en el último trimestre del 2013, ha jugado un papel no sólo interesante sino de importancia a favor de esa masa de pueblo de escasos recursos económicos y que, además, termina pagando el IVA que corresponde hacerlo a los propietarios del sector comercial del país. Si alguien critica al camarada Samán y juzga que su labor –en el Indepabis- ha sido negativa, no tengo absolutamente nada que decir para contrariarlo, pero todo indica (incluso la opinión de la gente común y corriente que llevan años sin ver –con sus propios ojos- a un dirigente importante caminar las calles de tierra en sus barrios) que el camarada Samán y su equipo  de coordinadores regionales supieron estar a la altura de las exigencias políticas a favor del pueblo.

Hoy se tejen muchos comentarios sobre la forma en que al camarada Samán y su equipo de Indepabis los han pasado por debajo de la mesa, sin pena ni gloria, lanzados al vacío por la puerta de atrás. No sé si esa es o no la visión de algunas autoridades del alto Gobierno sobre las misiones cumplidas por Indepabis bajo la dirección del camarada Samán. Para un cristiano o un católico Dios todo lo ve desde arriba y juzga en su momento oportuno. Los marxistas no podemos dejar en manos divinas y milagrosas las soluciones a los grandes, graves, medianos y pequeños problemas que viven los pueblos por culpa de las nefastas políticas que en este planeta implantó el capitalismo salvaje pretendiendo perpetuarse en el poder y dominio sobre la humanidad.

Por redes sociales se han expresado muchísimas voces que valoran y juzgan altamente positivo la labor cumplida por el camarada Samán y su equipo en Indepabis. Ya eso es, en gran medida, un elemento poderoso a favor de su trayectoria política y revolucionaria. No creo que el camarada Samán y su equipo se hayan fijado como meta que les construyan un monumento en la cima del Pico Bolívar por su buena labor al frente de Indepabis. Eso no lo creo. Sin embargo, es justo reconocer al César lo que es del César pero a los camaradas lo que es de los camaradas, tales como la valoración a su trabajo en función de los fundamentales intereses del proceso bolivariano.

Ya sabemos que el camarada Samán ha sido relevado de su cargo o, mejor dicho, sacado de Indepabis. Eso es competencia del alto Gobierno. Lo único que se puede decir es que la gente común y corriente, esa que lleva el peso de los conflictos sobre sus hombros, muchas veces, no entiende o no comprende el por qué si una persona lo está haciendo bien en su gerencia de pronto le quitan el cargo, la despiden sin mayores explicaciones. Bueno, eso es facultad del alto Gobierno y punto.

De mi parte, que nada significa por cierto, expreso mi solidaridad con el camarada Samán y el reconocimiento que su obra o su misión la cumplió con lealtad y con disciplina. Es todo. Deseo, por otra parte, muchísimos éxitos a la camarada Tarazona en su nueva misión. Es todo.



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Freddy Yépez


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