Prácticamente, todo el mundo coincide en que los controles de la economía en términos generales no han producido los resultados deseados, el control de precios no ha evitado que los precios suban y que la inflación siga en niveles muy elevados, el control de cambios no ha logrado defender el valor de la moneda dando lugar a una seguidilla de devaluaciones bastante fuertes. Ahora se plantean controles sobre el contrabando de extracción y existe la sospecha de que este nuevo tipo de control tampoco de los resultados deseados.
Para continuar en esta onda de controles ahora se anuncia la puesta en marcha de un sistema biométrico que controlará las cantidades de los productos de la dieta básica que un consumidor pueda adquirir en un período determinado. Sin embargo, ya se ha hecho un anuncio en el sentido que el sistema será voluntario, lo que de una vez pone en duda la efectividad del sistema.
Por otra parte, se ha hecho mucho hincapié en la utilización de la huella dactilar como método para evitar que alguien compre más de lo debido (el gobierno decidirá qué es lo debido e indebido). A mi modo de ver, el sistema no es tan sencillo como se ha pretendido presentar, para mí tendría que ser un sistema bastante complejo.
En primer lugar, las cantidades asignadas de un producto que una persona pueda adquirir no es tan fácil de determinar, si yo tengo un núcleo familiar de 2 personas no es lo mismo que si tengo una familia de 10 personas. Por supuesto, el consumo no puede ser el mismo. Lo más probable es que tenga que poner a toda mi familia a comprar en los automercados, si todo el mundo hace esto las colas no disminuirán, por el contrario, aumentarán, porque no es lo mismo, que una persona compre 10 kilos de arroz a que 10 personas se pongan en una cola a comprar un kilo. Por otro lado, si tengo 10 hijos menores, como se hará para comprar la cantidad necesaria para el tamaño del grupo familiar. Además, hay que agregar que un mayor número de transacciones implicará un mayor costo.
¿Qué puede suceder si yo como representante de un ente jurídico tengo que comprar algún bien regulado? Supongamos que usted dirige un orfanato, como hará para que le vendan la cantidad de alimento para unos 100 niños. Creo que es una pregunta válida. Por otra parte, si esa persona quiere hacer su compra particular ¿cómo hará?
Por otro lado, cuando yo compre en un supermercado X la cantidad racionada permitida, y luego voy a un supermercado Z, y trato de comprar los mismos productos, ¿el sistema me bloqueará la compra? ¿O si compro en Caracas y viajo a La Victoria me bloqueará la compra? El sistema para ser efectivo debería bloquear la compra, pero esto obligaría a que el sistema biométrico fuera obligatorio, que existiera acceso a internet en todas partes, además un suministro ininterrumpido de energía eléctrica. ¿Qué pasará si no hay internet o el servicio se cae o hay un corte de energía eléctrica? ¿Se detendrá la venta, o se hará la transacción pero no se registrará en el sistema?
Ahora bien, los productos generalmente vienen en distintas presentaciones y cantidades, en los inventarios cada presentación es un producto distinto con su propia codificación. Esto implica que habrá una base de datos centralizada que tenga todas las presentaciones posibles.
Yo creo que la declaración de que el sistema sea voluntario es una forma de reconocer que desde el punto de vista técnico no es simplemente cantar y coser, y se lo tomará como una prueba piloto para ver qué pasa.
Volviendo al tema central que tiene que ver con los controles y su falta de resultados, y en particular, el control de precios, es posible que exista un sistema mucho menos engorroso y más efectivo. Este sistema sería por la vía impositiva.
Cuando un comerciante eleva los precios especulativamente, la brecha entre los costos y los ingresos, aumenta, es decir, la ganancia aumenta. Si existe un sistema progresivo de tributación lo que un empresario o comerciante gane aumentando los precios lo perderá por efecto de una tasa más elevada de impuesto sobre la renta. La motivación fundamental de un empresario es la ganancia, y en particular, la ganancia después de impuestos, si el aumento de precios no significa un aumento de su ingreso neto, no tendrá interés en dicho aumento.
Esta es una concepción del socialismo que se centra en el aspecto redistributivo de la renta, y no en el control estricto de la producción, distribución y comercialización de los bienes y servicios. Es decir, se trata de que la economía funcione en base al mercado en el cual pueden participar empresas privadas, de autogestión, cooperativas, etc. En este punto quienes tienen una concepción del socialismo anclada en el marxismo alzarán la voz en señal de protesta señalando que esto es una posición socialdemócrata. En mi visión particular creo que es un mecanismo que puede resultar más efectivo y práctico que la ejecución de los controles que hasta ahora han fracasado estrepitosamente, sin poder frenar la inflación, ni estabilizar el valor de la moneda, ni incrementar la producción y la inversión.
Supervisar y controlar por la vía del impuesto sobre la renta las ganancias de los sectores económicos resulta mucho más fácil que gerenciar eficientemente un conjunto de empresas estatales, más fácil que controlar los precios de una gran variedad de productos en cada comercio y empresa del país. Algunos dirán que muchas empresas hacen trampa en sus declaraciones de impuesto sobre la renta y en su declaración de IVA, lo cual es cierto, pero hay mecanismos para detectar este tipo de irregularidades. Al detectar estas irregularidades se puede multar fuertemente a las empresas, de tal manera, que esto afecte seriamente la rentabilidad ganada a expensas de hacer declaraciones fraudulentas.
También, puede haber incentivos por la vía de rebaja en el impuesto sobre la renta si las empresas realizan inversiones encaminadas al aumento de la producción, lo que implicaría que las empresas pudieran incrementar su rentabilidad por la vía del aumento de la producción y no por la vía de la especulación.
Ahora bien, en un momento en que la renta petrolera se ha estancado, pero los gastos siguen en ascenso, una reforma tributaria que estimule la producción y castigue la especulación rebajando el nivel de rentabilidad, puede incrementar los ingresos del Estado y ser una fuente extraordinaria para alimentar el gasto social.
Sin embargo, hay que señalar que las alternativas económicas para superar la crisis se enfrentan hoy a un dilema ideológico y político. En lo ideológico, la concepción de socialismo que se tenga condiciona el tipo de medidas que se quiera implementar. Si estamos en el campo del socialismo apegado al marxismo, la propiedad privada de los medios de producción y el mercado es un anatema, es la clave fundamental para destruir el sistema capitalista y fundar una sociedad socialista. Esta visión por supuesto se centrará en los controles y en las expropiaciones. Otros hablarán de que hay desarrollar el poder popular y la economía popular sin precisar mucho de que se trata. Otros se declararán pragmáticos y apostarán a medidas que desde los sectores ortodoxos se verán como una rendición y una entrega a las políticas neoliberales.
En el orden político, es decir, en lo que tiene que ver con el control del poder, todos están calculando los costos políticos de tomar ciertas medidas económicas que podrían involucrar una pérdida de poder, una división del chavismo, una posible explosión social.
La verdad es muy difícil y arriesgado hacer predicciones, lo único que es lógico pensar es que los problemas de inflación, escasez, falta de producción nacional, estancamiento del crecimiento económico no se solucionarán por sí solos, en algún momento habrá que tomar decisiones, ¿pero quién sabe cuándo?
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