¡Qué falta de sindéresis! Diría Don Andrés Bello refiriéndose a quienes nos gobiernan, o ¡que pila de come mierdas! expresaría Simón Rodríguez, sin muchos ambages; ante la terrible situación en que estamos viviendo hoy por hoy los venezolanos, y no me refiero específicamente al problema de la adquisición de alimentos, que de por sí es una tragedia para el sector de la población más necesitado. Me refiero al problema del desabastecimiento del sector farmacéutico, y con más ahínco de la falta de insumos de manera general en los hospitales.
Un gobierno que le debería hablar claro a la población acerca de las falencias existentes, no solo achacándoselas a la guerra económica, la cual a mi juicio es imposible negar, tanto con respecto al saboteo internacional, como por la especulación descarada de nuestros comerciantes. Incluyendo el bachaqueo, como expresión más cruel, dada su proveniencia del sector de los desclasados sociales (lumpen proletariat, como los clasificó Marx) en contra del resto del proletariado.
Una vez explicada a la Nación en forma clara la crisis existente, un gobierno serio, evitaría la dispersión de los recursos a su disposición, centrándose en forma predominante cuasi absoluta en proveer a la ciudadanía de manera eficaz, el acceso diario a los alimentos y a la salud. Al respecto a esto último debo hacer énfasis en el tristísimo cuadro innegable de la falta de medicamentos esenciales. Si en una u otra forma un sector importante de la población, puede al menos parcialmente, sustituir los alimentos que estamos acostumbrados a ingerir a diario, no existe esa posibilidad con los principios esenciales de los medicamentos con lo cual no se puede jugar. El triste cuadro de niños muriéndose en los hospitales por falta de medicamentos no es una falacia ni una galimatía, es una realidad constatada en los hospitales a lo largo y ancho del país. La falta de antihipertensivos, antibióticos y otros medicamentos esenciales en las farmacias, es el pan nuestro de cada día, y no es que fallen por poco tiempo, son meses y meses sin que estos fármacos aparezcan, y se da el caso de que cuando aparecen su precio se ha multiplicado ciento de veces. Valga el siguiente ejemplo la Ciprofloxacina que hace varios meses se compraba en un precio menor a los 2.000 bolívares reaparece al precio de 24.000 Bs, y algo más.
Se de buena fuente, que algunos de los Ministros de Salud no contaminados por el virus de la corrupción (que también los hay), han tratado de echar adelante la producción nacional de los medicamentos esenciales. Infructuosa gestión, que se estrella al chocar con las mafias importadoras incrustadas dentro del gobierno. Lo peor es que el país hizo en épocas pasadas una erogación importante para proveer a SEFAR de elementos y maquinarias necesarias para la producción de medicamentos, las cuales son subutilizadas o sencillamente están arrumadas sin uso alguno. Es decir la historia de siempre, el choque con los intereses particulares de los importadores, con el agravante actual de la falta de divisas, su inversión insuficiente en la adquisición de medicamentos y el cobro de comisiones por parte de los susodichos importadores; lo cual termina por una oferta muy por debajo. de las cantidades que requiere al publico que los necesita,
Posibilidades actuales por ejemplo, para la configuración de empresas mixtas con laboratorios de la India (gran procesador de genéricos de alta calidad, a precios muy por debajo de los patentados a nivel mundial), creo que ni se han tomado en consideración.
Resumiendo: Un gobierno racional y patriota se centraría en hablar claro, en el cómo las bajas del precio del petróleo ha incidido en la crisis actual. Además de utilizar todos los medios necesarios, para la producción e importación de medicamentos en primer lugar, y de los alimentos en el segundo lugar, haciendo abstracción de otros gastos que no sean los gastos fijos, y los pagos correspondientes a la deuda externa, y esto debe ser explicado a la población sin ambages de ninguno tipo.
Esto como medidas de urgencia ante la grave crisis actual. Por supuesto en un gobierno como el antedicho, el castigo tanto a los funcionarios como a los entes extra gubernamentales incursos en corrupción, seria aplicado con todo el peso de la ley.
Lamentablemente no se le pueden pedir peras al olmo, priva por parte de este gobierno, la solidaridad absoluta con tanto enchufado corrupto en su interior, bajo el axioma de que solo es corrupto aquel que no le es leal.