Estado corrupto Vs Estado Comunal

Es ya evidente que el estado burgués liberal es corrupto por naturaleza y en su manifestación neoliberal totalmente antidemocrático. Y queda claro que a pesar de los esfuerzos no hemos logrado desmontar las estructuras tradicionales por las cuales las elites han gobernado nuestra Venezuela durante más de 200 años. Algo muy difícil de lograr en tan solo 20 años de una revolución bajo constante asedio y saboteada tanto interna como externamente.

Los gobiernos del mundo, en especial los occidentales hoy bajo el control total de los plutócratas, se manejan como mafias. Tienen sus pactos de silencio, sus asesinos a sueldo, sus ejércitos de abogados y jueces corruptos. Los capos pueden cambiar pero las estructuras permanecen intactas. Si alguien se rebela y desobedece o no paga las vacunas impuestas por el ala financiera es brutalmente castigado para que sirva de ejemplo. La vendetta es ley. La debilidad un pecado.

Los capos mafiosos corporativos poseen y movilizan miles de miles de millones de dólares. Controlan ya casi todo: las drogas, las prisiones, la industria militar, las finanzas, las compañías de seguros y los bienes raíces. Se benefician de la trata de blancas, la pornografía y el tráfico de armas, órganos y personas. Controlan la agroindustria y la casi totalidad de las farmacéuticas.
Son dueños de la gran mayoría de los medios de comunicación y de la industria del espectáculo.

Deciden que se debe decir y que no, que música debemos escuchar y hasta como nos debemos vestir para “estar a la moda”. Convierten las mentiras en verdades y viceversa. Ponen y quitan gobiernos. Las elecciones en los países supuestamente “democráticos” se han convertido en espectáculos de circo donde siempre gana el que más dinero recaude en donaciones, que se convierte entonces en fiel sirviente de los amos corporativos.

Así la administración del imperio queda en manos de un payaso sádico y anaranjado como el “Donald” Trump. El gobierno del principal socio imperial es dirigido por un triste bufón como el “bojo” Johnson y en Bolivia un golpe de estado propiciado por las mafias eurocéntricas tumba al mejor presidente de la historia de Bolivia para imponer un gobierno de facto conformado por evangelistas enfermos de odio y racismo que tratan de regresar al digno pueblo de Evo Morales y Túpac Amaru a las tinieblas del neoliberalismo y la represión. Todo para satisfacer los inflexibles dogmas de la religión neoliberal.

Si lo pensamos bien, las cosas que muchos criticamos de la revolución son precisamente esos males intrínsecos del capitalismo, tan difíciles de erradicar como el amiguismo, el ladronismo, las prebendas y la corrupción.

Dicen todos los grandes pensadores marxistas que lo nuevo siempre viene contaminado con lo viejo y en esa transición donde lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer se desatan todo tipo de aberraciones y conflictos.

Las fuerzas de la dictadura corporativa defensoras acérrimas del estado burgués harán todo lo posible por impedir que una forma diferente de gobierno, con estructuras diferentes, con un nuevo contrato social donde su poder y sus privilegios se vean disminuidos, pueda desarrollarse. Invierten millones en campañas de propaganda muy bien planificadas para convencer a todos de que el suyo es el único camino. Como buenos mafiosos, aquellos a los que no logran convencer son cooptados a punta de billete y si no logran comprarlos entonces serán atacados y destruidos. Esto hace mucho más difícil el triunfo de cualquier intento revolucionario de los pueblos para cambiar el statu quo global.

La idea de un estado comunal con una gobernabilidad diferente, con estricta contraloría social, que vaya reemplazando poco a poco las superestructuras capitalistas es difícil más no imposible. Paciencia y más paciencia, trabajo y más trabajo nos dijo el Gran Simón Bolívar. El comandante Chávez dio su vida en el intento y con todos sus errores la revolución ha continuado a pesar de los pesares, a pesar del ataque constante, a pesar de los traidores y de los confundidos.

Mal que bien, a su ritmo y a pesar de los hipócritas y los traidores, aquellos verdaderos chavistas en el gobierno han ido, sobre todo en los últimos años quizás debido al brutal ataque, tratando de acelerar la transición hacia una forma de gobierno diferente. Se ha incrementado la formación de comunas y se les ha dado acompañamiento técnico, se viene desarrollando un intenso programa de producción de semillas nacionales para tratar de disminuir nuestra sempiterna dependencia, se ha comenzado un programa de biofertilizantes y biocontroladores para disminuir el uso de agro tóxicos.

Aunque tímidamente se le ha comenzado a transferir el poder a pueblo; y muy importante se han entregado tres millones de viviendas dignas al pueblo organizado. El sistema de salud y la educación, a pesar de las sanciones siguen recibiendo una inmensa parte del presupuesto nacional.

Por supuesto que siguen existiendo los síntomas del cáncer capitalista, pero habría que ser muy mezquino para negar los esfuerzos que desde la revolución se han hecho para cambiar las cosas y llevarle felicidad al pueblo. Pero tenemos que entender que si no existe un cambio profundo en nuestra forma de actuar y de pensar, si los venezolanos y las venezolanas no despertamos de la ilusión y el adormecimiento en el que nos ha hundido la propaganda de la mala cultura hegemónica, ningún esfuerzo por parte del gobierno va a terminar de derrumbar el estado liberal burgués que de paso, en Venezuela, está siendo sacudido brutalmente por la estrategia de “caos controlado” impuesta por las elites imperiales.

Solo un pueblo consiente y organizado puede lograr la construcción de ese nuevo estado, horizontalmente, territorio por territorio, consejo comunal por consejo comunal, comuna por comuna. Seguirán existiendo aquellos que incluso desde el mismo gobierno continuarán apostando a que todo siga igual y el imperio corporativo seguirá con sus guerras de todo tipo y su propaganda, pero eventualmente la organización popular se volverá indetenible e indestructible y la dictadura de las mafias corporativas internacionales, como todo lo demás en este mundo temporal llegara a su fin.


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Gustavo Corma


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