La Sordera Selectiva.
Si no la conoce, se la presento.
De remota aparición, convive con el ser humano, aferrada a su piel y circulando por sus venas, ligada y mimetizada en su flujo sanguíneo, se viste de rojo para pasar agachada.
Es una vieja conocida, que luce joven y fresca, está presente en la historia desde el principio, pero tiene la habilidad de actualizarse constantemente y disfrazarse para pasar desapercibida.
La podemos ver, casi a diario, circulando entre nosotros y también a nivel internacional, está en todas partes como el aire, negando lo evidente y oyendo nada mas lo que el sujeto que la ejerce considera que debe ser oído, lo demás, como se decía antiguamente, le rueda por la pendiente inclinada de la indiferencia.
No me diga que usted no la ha detectado, no puede ser, fíjese atentamente, cuando por lo menos a un personaje público se le hace una pregunta directa y contesta otra cosa que no tiene nada que ver con lo que se le preguntó. Así directamente, con su cara bien lavada, simplemente no responde a la pregunta, se molesta y pasa a la siguiente y a veces hasta descalifican a quien pregunta.
No es patrimonio absoluto de los políticos, aunque ellos pretenden acapararla, casi por regla general se ubica cerca o muy asociada a los factores de poder y quienes lo ejercen, ya sea en el ámbito público o en el privado, es un arma de alto calibre que circula libre por el mundo.
Se la consigue en el hogar, dentro de las familias, en los sitios de trabajo, ya sea, oficinas, fábricas, talleres, laboratorios, en las aulas de clase y por supuesto, en las amistades frecuentes, en el mundo de los negocios está siempre presente y no se hable de las entrevistas y de las ruedas de prensa donde es una constante invitada.
La sordera selectiva forma parte de nuestra vida diaria, ya sea que la ejerzamos o que seamos objeto de su influjo, de su influencia constante por el uso frecuente que otros hacen de ella.
Estamos en el deber de detectarla, identificarla y precisar con absoluta nitidez a sus usuarios mas habituales.
Una cosa es que exista y otra que la aceptemos pasivamente, ah, sordera selectiva, que influencia tienes en el ser humano.