¡Demuéstrame que soy corrupto!

Hay un error constante que vienen cometiendo todos los funcionarios que con razón o sin razón, con argumentos o sin ellos son acusados de "presuntos" actos de corrupción. Es innegable que una gran cantidad de elementos indeseables vieron en la revolución bolivariana un trampolín para acceder a la notoriedad y con ella a la riqueza mal habida, vieron una rendija abierta y por allí, cual ratas de cañerías se colaron. Pero esto no es un mal que afecte a todo el universo de funcionarios públicos con que cuenta la Administración.

Este gusto por los erarios públicos hizo en el pasado que el pueblo se asqueara de la política y junto a ella de la clase política reinante. El acceso al poder del Comandante Presidente Hugo Chávez ilumino, cual rayo, la esperanza de un pueblo que vio en el la oportunidad de acabar con la impunidad entronizada en todos los estratos del poder. Pero resulta que la esperanza, así como el día, tiene un inicio y un fin. Veamos un ejemplo: NO es la oposición la responsable de la seguridad ciudadana, somos nosotros los que ostentamos el poder, NO es la oposición la que tiene que reparar nuestras calles destrozadas, somos nosotros los que ostentamos el poder. ¿Si no es para actuar en la solución de los problemas, entonces para que nos sirve el poder? Solo pido que alguien del alto gobierno me responda si la responsabilidad de solucionar solo este par de problemitas comos los que use de ejemplo se la podemos adosar a la oposición. Obviamente que la respuesta es NO. Camaradas, pequeñísimos detalles como estos, sumados a otros tantos apagan el rayo de luz de la esperanza que aun queda. Contribuyamos a avivar esa llama.  

Seria bueno que los camaradas que fueron bendecidos con la gracia de pertenecer a la directiva del PSUV analizaran cuando se estén definiendo los cuadros electorales que irán a esa nueva batalla contra el maligno en noviembre próximo este hecho. No se le puede levantar la mano a todos los que se presenten sin saber si tienen el apoyo cierto de las comunidades a las que pertenecen, de no ser así, y la decisión que se tome es la de seguir con la política de designar al amigote caído de un paracaídas, tengan por seguro que le estarán dando el soplido final a la llama que queda de esa esperanza que el pueblo llano deposito en nuestra revolución. Si algo tiene que hacer el máximo líder del PSUV, el señor Presidente, es llamar a la cordura, a la disciplina férrea de la militancia, pues es deplorable el espectáculo que se esta dando cuando muchos vivos se están vendiendo desde ya como los inventores del agua tibia y del hilo negro y comienzan a pegar afiches y a asistir a actos como precandidatos, esto solo se asemeja al frenesí de las pirañas cuando una desafortunada presa cae al agua y todas arremeten contra ella en un hervidero viendo cual de ellas da el mordisco mayor. Es lastimoso que en medios de la oposición saquen por ejemplo el caso del Municipio Plaza (Guarenas) en donde ellos citan la existencia de más setenta (70) precandidatos al cargo del Alcalde a estas alturas de un partido que aun no comienza. Señor Presidente de la orden de que todo el mundo pague plantón en el patio hasta nueva aviso, para ver si así se aplacan los ánimos, pues la pelea en algunos municipios es a palazos, botellazos y puñaladas. Y de las tres R que usted ordeno al comienzo de año nada que ver.

Ahora volviendo a mi idea inicial y pidiéndole a quien lea esto mil perdones por divagar, les comentaba que los funcionarios que son acusados de "presunta" corrupción cometían, en mi humilde criterio un gravísimo error. ¿En que radica esta error? Bueno en la actitud que asumen sino todos, si la inmensa mayoría. ¿Cuál actitud es esa? Bueno la de decir incluso a veces adoptando posturas de sobrados que le demuestren que es corrupto.  Se ha sostenido modernamente que la carga de la prueba la tiene quien acusa, y esta carga no es otra cosa que la necesidad de probar para vencer, pues el precio de no probar es perder el litigio. Pero resulta y acontece que no se trata de denuncias en la que Pedrito Pérez acusa a Perico de los Palotes de tal o cual hecho. Son funcionarios públicos, son personajes públicos los que están en el ojo del huracán, y los más interesados en que la verdad verdadera sea conocida son, o al menos deberían, ser ellos. No es secreto para nadie que los medios de desinformación participan en este juego sucio de la acusación infundada, y cuando el funcionario dice que le prueben que es corrupto, hasta allí llego la denuncia, pues las más de las veces no pasan de ser un boom noticioso. Pero resulta que el mal ya esta hecho, la tarea del medio informativo ya se hizo. Ya la imagen de ese funcionario esta rayada, quedo plasmada en la mente del lector o del televidente con el ribete de corrupto. Lo que pase después no tiene importancia alguna. Si ese funcionario busca por los medios pertinentes que su gestión sea auditada, sea revisada hasta las últimas consecuencias y sale con bien, no solo lavara su imagen, sino que borrara de la mente del ciudadano común y corriente el cintillo de corrupto que le pusieron. Ahora, surge en mí y en muchos camaradas una interrogante ¿Por que no es esa la actitud? ¿No se da cuenta el funcionario acusado que su inacción le hace daño no solo a el, sino a un proceso revolucionario que esta perennemente bajo el fuego a discreción de las rotativas de los medios impresos privados y de las cámaras de los canales de televisión privados? La respuesta a esta pregunta despejaría muchas incógnitas. Se hace necesario un cambio de estrategia ante las denuncias. El nosotros mismos demostrar que no somos corruptos, que nuestras gestiones son transparentes, que nada tenemos que ocultar, que no nos hemos manchado nuestras manos adueñandonos del erario publico sería un excelente ejercicio y se convertiría ademas en el elixir energizante que necesita en estos momentos nuestro proceso revolucionario. Sería el oxigeno que necesita esa llama de esperanza que se ahoga.

Jesús Enrique Lima Rivas

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Jesús Enrique Lima Rivas


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