Ciento cincuenta combates y cinco heridas de guerra marcan en el español General Pablo Morillo su honrosa carrera militar. Es en año 1830 que Morillo regresa a Madrid y después continúa hacia Andalucía para seguir en la cura de sus males, es allí donde se le nombra Capitán General de Galicia, revestido de autoridad, en dicho cargo recibe la distinguida Gran Cruz de la Real Orden de Carlos III, la más codiciada condecoración española en su tiempo; siendo por cierto este Rey Carlos quien crea lo que en el contexto geográfico y político es Venezuela. Luego Morillo, que está inscrito en la lista de próceres del Reino, por sus calamidades y achaques pide ser relevado del cargo y sigue a Madrid, aunque por molestia del lanzazo de La Puerta vuelve al balneario de Bareges, en el Alto Pirineo francés, donde rinde su vida heroica el 27 de julio de 1837. Sobre ese pecho aguerrido se posaron la Gran Cruz Real de Isabel La Católica, la de Carlos III, la laureada de San Fernando, y muchas otras, en reconocimiento por acciones de guerra y de la digna carrera militar; amén de los destacados títulos reales de nobleza que en vida le fueron concedidos. El General Pablo Morillo muere pobre, pero con mucha grandeza, el 27 de julio de 1837 en la ciudad de Barèges, Francia.
El que tiene ojos de la realidad que vea. Aquí y por encima de prejuicios o distorsiones diremos que Morillo fue un militar de cuerpo entero y el único que así luchó en Venezuela, sin entrar en otras apreciaciones subjetivas que se pueden sostener. La Historia siempre la han escrito los vencedores y nunca los vencidos. Mas, ahora me pregunto en este caso, que su nombre extra fronteras el nombre de Morillo aún no ha sido bien colocado en los anales de la historia del siglo XIX, ni menos en los entresijos críticos que le tocó vivir en España y en la Gran Colombia, pareciera que aún el resquemor o la mezquindad hacen gala del comportamiento sórdido de algunos seres humanos. De Pablo Morillo, surgido de la nada pueblerina, alguien podría hacer un estudio comparativo con Bolívar y más en estos tiempos de amplitud dialéctica, donde no se puede concebir con fantasías erráticas, ajenas a los hechos verídicos causados. Por lo demás, dejo al libre albedrío analizar a fondo a este importante personaje, que podría ser ejemplo para muchas generaciones; dentro de lo que le tocó vivir. Por algo, buena parte de sus títulos y prendas de valía reposan exhibiéndose entre los bienes de la Real Academia de la Historia de Madrid.
Y lo otro, significar en estos 8 escritos, que nuestro gran venezolano, Simón Bolívar, no solo luchó por largos años para conseguir la independencia de gran parte de este continente Sur Americano, sino que tuvo que batallar con oficiales comandantes españoles de tropas de primera línea, que dirigieron un personal bien equipado, disciplinado y con experiencia militar en luchas; hasta contra el mismo General Bonaparte. Piense el lector que los soldados comandados por Bolívar, la gran mayoría de ellos, solo eran campesinos, esclavos, trabajadores del campo, sin ninguna experiencia en las luchas bélicas y sin siquiera dotados de un equipamiento medianamente cónsono con lo conocido en esos momentos, en un principio, solo con sus instrumentos de labranza y rústicas lanzas que ellos mismos elaboraron. De manera que hay que reconocer que debido a la gran osadía y tenacidad del Libertador de Sur América, constituyen los esenciales factores que influyeron para que nuestro paisano Simón Bolívar lograra, mantener por un largo tiempo, haciendo esfuerzos extraordinarios y padeciendo infinidad de privaciones, lograra vencer a los más granados líderes militares venidos de lo que fuera la primera potencia Europea; tanto en lo económico y militar. Estimado lector, esté convencido que solo venezolanos pudieron haber realizado una gesta libertaria de tal magnitud e importancia, tan es así que el mismo General Pablo Morillo lo reconoció, cosa que le hizo saber en su momento, al propio Rey de España.