El capitalismo canalla y sus aperturas económicas criminales

En no pocos países, y desde los centros del poder permanente del gran capital estadounidense, la crisis actual está siendo manipulada por grandes magnates de la economía y grandes negociantes de la política.

La superposición del COVID 19 a la mega-crisis del capitalismo imperialista occidental, ha servido para presentar falsamente la pandemia como un “fenómeno natural” ajeno al orden dominante y único culpable de todo lo que acontece a nivel económico, social, psicológico y cultural en la presente situación mundial .Como un enemigo invisible, sin padrinazgo alguno y sin manipuladores.

Las crisis recurrentes del sistema capitalista, los males crónicos del sistema, la mega-multicrisis gestada en las ultima décadas, los dramas sociales y el consumismo banal, integralmente agravados por el modelo financiero-especulativo y la denominada restructuración neoliberal o neoconservadora, no entra dentro de la matriz ideológica que guía el inmenso poder de alienación de la dictadura mediática impuesta desde su centros generadores de información y opinión.

La responsabilidad en la inminente explosión de una nueva fase de esa crisis, previamente denunciada, ha sido hábilmente desviada hacia el nuevo CORONA VIRUS y hacia los impactos que produce la manera como esta pandemia ha sido manejada en el curso de su evolución.

La agresiva enfermedad le posibilita a los centros de mando del gran capital y a su partidocracia presentar la tragedia social y humana como el producto de un agente extraño, surgido en la esfera de la vida natural y, además le ayuda a colar con más facilidad sus nefastas determinaciones.

Todavía no se puede probar que la pandemia haya sido inducida, pero es indiscutible que en la esfera del dominio imperial de EEUU y sus aliados, está siendo manejada en función de un reordenamiento de la dominación a favor de las corporaciones de mayor poder y con más capacidad de readecuación y mayores posibilidades de lucro.

Esto trae como consecuencia un mayor desempleo, un sub-empleo más grande y mucho más empobrecido y una precarización extrema del salario real a escala planetaria; partiendo del “ajuste brutal” provocado por el COVID, que a su vez requiere más control militar sobre países y sociedades, procesos de colonización más intensos, mayor pentagonización de la zonas de influencia de EE.UU y amarres privatizadores más fuertes de los Estados dependientes y tutelados, vía endeudamiento externo en gran escala.

Las señales presentes apuntan hacia un predominio más absoluto de las siguientes fuerzas económica-sociales:

1.- Los consorcios relacionados con el negocio de la salud (en un mundo con una población cada vez más enferma y sujeta a epidemias y pandemias).

2.- Las grandes empresas del área de las tecnologías de punta (informática, micro-electrónica, robótica, cíber-ciencias), que gravitan determinantemente sobre otras ramas de la economía e interaccionan con las que conforman el conjunto más preeminentes.

3.-La industria militar vinculada con todas la modalidades de la guerra post moderna.

4.-La minería metálica que suple de insumos de valor estratégico ese modelo de dominación.

El proceso de restructuración inducido asume así las características de una especie de confabulación contra la parte de la vida humana y planetaria que no sea de utilidad para los intereses y designios del gran capital estadounidense; y, además, conduce al poder político, militar e ideológico altamente concentrado de las fuerzas que lo prohíjan, dotado actualmente de una infernal capacidad para generarles súper-ganancias a costa de la dignidad y la existencia de centenares de miles de millones de persona y su entorno natural.

De esa manera no es difícil apreciar que no solo estamos frente a un lumpen capitalismo, a un lumpen imperialismo, sino que todo esto ha devenido en un capitalismo que bien puede ser calificado de canalla.

Las presentes señales de esa malvada condición del gran capital en tiempo de decadencia y de COVID 19, podrían estremecer hasta los carentes de sensibilidad y sustentadores de una mínima sensibilidad humana.

Los/as desempleados/as durante tres meses de la pandemia asciende ya a 38 millones en EEUU, en la región latino-caribeña 14 millones, un millón en nuestra República Dominicana y a nivel global se han perdido 195 millones; mientras la pérdida de ingresos del amplio espectro de los/as cuentapropistas y trabajadores ocasionales e informales, es muy superior.


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Narciso Isa Conde


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