Muchas de las características, todas negativas, que hoy tiene el mundo, se originaron durante el período de dominación imperialista del siglo xix y anteriores, siendo de las más notorias el Racismo y la Superioridad Cultural que lo caracterizo y practicada por todas las naciones de esa época pre moderna.
Una de esas características o manifestaciones, con un valor de dominación esencial, fue el lingüístico ya que las potencias coloniales impusieron sus idiomas, como el inglés, francés y español, sobre las poblaciones locales.
Esto se consideraba una señal de poder y de civilización y se convirtió en una herramienta de dominación clave para imponer y consolidar el control colonial. Ese dominio de las lenguas locales está vigente hasta hoy con la presencia del inglés desplazando nuestras expresiones lingüísticas, unas veces por efecto demostración y otras porque el avance económico y tecnológico, impone términos que no pueden expresarse cabalmente en nuestros idiomas.
De esta forma el aspecto lingüístico del imperialismo del siglo XIX y anteriores, no solo sirvió como un medio de comunicación, sino que fue una herramienta fundamental para consolidar y mantener el control colonial sobre las poblaciones sometidas. Las potencias coloniales impusieron sus idiomas sobre las colonias con múltiples objetivos, todos destinados a fortalecer su dominio y minimizar la resistencia y anular la autoestima del dominado.
Es tal la supervivencia de las lenguas dominantes que aun hoy los curas y algunas autoridades administrativas se resisten a aceptar nombres que no sean de reyes o de santos católicos, oponiéndose a nombres como Artep, Jhoinaiker, y es que aunque algunos no se hayan dado cuenta el pueblo es anticura y antimperialista de una forma que podemos llamar, espontánea y busca sus propios caminos. Bueno mi amigo Tizamo le puso de nombre a su último hijo Guaicaipuro Washington. Bueno.
Los idiomas extranjeros eran dominantes en la administración, la educación y los negocios estableciendo una jerarquía en la que los colonizadores se colocaban en una posición superior, favoreciendo con ello la creación de una elite educada y alineada con los valores y objetivos de la metrópoli.
Las escuelas en las colonias fueron diseñadas para enseñar en el idioma del colonizador, no solo como medio de instrucción, sino como una forma de inculcar los valores y la cultura europeos, facilitando la asimilación cultural y disminuyendo la influencia de las lenguas y culturas locales.
Se generó así un desplazamiento y marginalización de lenguas indígenas, reduciendo su uso y relegándolas a lo doméstico y lo informal, perdiendo su prestigio y valor social. Y es que como secuela de obligar a la población a aprender y usar el idioma del colonizador, se limitó su capacidad de organización y resistencia, forzando a las poblaciones colonizadas a adaptarse a las reglas impuestas por los colonizadores.
Como ya dijimos estas imposiciones con sus añadidos de racismo y superioridad se ha convertido en un legado duradero, ya que incluso después de la independencia, muchas ex-colonias continuaron utilizando los idiomas europeos como lenguas oficiales, debido a la infraestructura educativa y administrativa establecida durante el período colonial. Este legado sigue influyendo en las dinámicas sociales y políticas de estos países.
Este tema del lenguaje como parte esencial de la dominación imperialista ha sido tratado en profundidad en la lingüística aplicada bajo el término Imperialismo lingüístico, que es una forma de discriminación lingüística que beneficia y consolida el poder del lenguaje dominante u opresor y otorga beneficios a sus hablantes. Ahí se considera entre otros aspectos su dominio lingüístico como similar al racismo y al sexismo; como ente ideológico fomenta la creencia de que el idioma dominante es más prestigioso que otros; una esencia explotadora, que causa injusticias y desigualdad entre los que utilizan la lengua dominante y los que no.
En esta lucha mediática contra los mensajes del imperialismo para afectar la mente y la conducta de los venezolanos, el aporte que harían los lingüistas sería inestimable, lamentablemente no los estamos formando, cuando inclusive creo que la UCV tenía un Instituto de Lingüística.
Por ir contra todos elementos de dominio lingüístico las revoluciones crean y deben crear su propio lenguaje liberador, como hizo Hugo Chávez, que interpretó el sentir del pueblo venezolano.