Cuando hablamos de latifundio, inmediatamente nos remontamos el campo, al área rural, pero en el devenir de la era “moderna” este fenómeno también lo encontramos en las ciudades, cuando iniciamos este nuevo milenio con la mitad de la población mundial viviendo en ciudades. Y las tendencias dicen que la población urbana en los países del sur se duplicará de 2 mil a 4 mil millones de personas en los próximos 30 años, allí vemos la importancia de la tierra urbana.
Hoy como hace siglos, las ciudades son, potencialmente, territorios con gran riqueza y diversidad económica, política y cultural. Sin embargo, los modelos de desarrollo implementados en la mayoría de los países, tanto en el norte como en el sur, se caracterizan por establecer patrones de concentración de renta y poder que generan pobreza y exclusión.
Nuestra República Bolivariana a pesar de los grandes esfuerzos por construir una revolución no escapa a esta realidad, ya que nuestras principales ciudades se encuentran monopolizadas por sectores económicos que se adueñaron de las mejores tierras urbanas, la ciudad se fue desarrollando de acuerdo a los intereses capitalista, excluyendo a los pobres hacia los cerros y periferias.
Este tema del latifundismo urbano posee múltiples aristas, intereses y actores; un amplio sector de estos actores llamados inquilinas e inquilinos realizaron una investigación sobre la propiedad de las tierra sobre las cuales se encontraban las edificaciones donde habitan y llegaron a la conclusión que individuos son dueños de casi parroquias enteras como el caso de El Recreo por citar una. Dentro de ese emporio de edificaciones se encuentra edificios enteros destinados al alquiler, en donde sus inquilinos(as) han nacido en ellos, y permanecen todavía en la misma condición, salvo que con la actual crisis en el sector vivienda, están siendo desalojados violentamente por todas las vías legales o ilegales para proceder a re alquilar las unidades reguladas.
Cuando los inquilinos de estos edificios se organizaron y descubrieron que el mismo dueño es “propietario” de cientos de edificios y tratan de investigar la tradición legal de las tierras, se encuentra con un gran obstáculo en relación a la titularidad de las mismas, pues existen ventas tras ventas de bienhechurias con terreno, pero el problema radica en conseguir ¿en que momento el Estado se desprendió de la titularidad de la tierra?, hay suposiciones de que gran parte de las tierras urbanas son invasiones, tal cual como hoy se criminaliza a los más pobres, ayer los más ricos hicieron lo mismo con tierras que deberían pertenecer a la ciudad y a los habitantes.
Es imprescindible que se abra un urgente debate sobre la tierra urbana, y de a quien verdaderamente le pertenece, es necesaria una Misión Zamora pero en la ciudad, pues en la vigencia de tierras y hombres libres, todos tenemos derecho a la ciudad; la tierra no debe ser privada, nos pertenece a todos y todas las habitantes de la ciudad para que el pueblo deje de ser esclavo de los latifundistas urbanos, y así poder materializar una verdadera revolución.
Red Metropolitana de Inquilinos
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