Para la aplicación del socialismo debemos comenzar con la práctica revolucionaria y un análisis de la realidad en todos los sentidos y escenarios, adentrándonos hacia la raíz, hacia el hombre y la mujer, hacia la familia y por supuesto al espacio donde esta se desarrolla; el cual es la casa, la vivienda, entre otros elementos a considerar.
Sobre el tema de la vivienda debemos hacer un profundo estudio de las causas que nos llevan a una crisis tan severa en el sector, la respuesta evidentemente es el sistema capitalista, el mismo sistema que esclavizó al obrero, al trabajador y luego lo sigue explotando a través de la especulación de los alimentos, del vestido, y no menos importante la especulación inmobiliaria, impidiéndole el acceso a un derecho humano y constitucional, esto a pesar de los subsidios que el gobierno establezca o cualquier otro mecanismo social, pues el precio siempre va ir superando los esfuerzos del trabajador y la trabajadora.
En este siglo 21, con una revolución que se esta construyendo desde las entrañas, el problema de la vivienda sigue siendo un nudo neurálgico, en donde es necesario construir mucho para saldar el déficit que cada día se hace mayor, pero el problema no solo radica en la construcción y sus métodos, el problema de la vivienda tiene múltiples aristas como por ejemplo la rehabilitación y dignificación de nuestros barrios, la regularización de los inquilinos de larga data, el estudio de la titularidad de las tierras urbanas, el censo de las edificaciones urbanas abandonadas o sub-utilizadas reutilizándolas para brindárselas como vivienda al pueblo dentro de la ciudad, esto entre otras tantas realidades.
En relación a los sectores sin vivienda existe uno enorme; invisibilizado por las manos del capital, siendo este el sector de los inquilinos e inquilinas, un grupo de la población amplio y heterogéneo, caracterizado por los inquilinos e inquilinas que habitan en los latifundios urbanos es decir edificios enteros destinados al alquiler en donde los han explotado por años y años, en los cuales sus “dueños” son “propietarios” de cientos de viviendas en las ciudades, los inquilinos de apartamentos de pequeños propietarios que tienen que pagar un alquiler a precios exorbitantes, se encuentra también los inquilinos de pensiones especulados por vivir en cuartos de diminutas dimensiones, los inquilinos de nuestros barrios y cerros un nuevo fenómeno cada vez más numeroso, los inquilinos e inquilinas de maleteros y de cuanto agujero sirva para colocar un techo sobre la cabeza de una familia y abultar el bolsillo de los especuladores, además de echar por tierra cualquier concepto de vivienda digna.
Y preguntamos ¿quien fue el creador de esta crisis habitacional donde el “mercado” es el amo y señor y nadie le pone el cascabel al gato regulándolo? obviamente reiteradas políticas desacertadas en la materia, 40 años de gobiernos de derecha que se plegaron a los intereses de las constructoras y cámaras que fueron acaparando y monopolizando el mercado, esas que convirtieron a la vivienda en un negocio muy lucrativo, donde cualquiera con la “propiedad” de una tierra y las herramientas para construir, procedía a construir y alquilar como manera de “ahorro” a través de un mercado parasito donde unos pocos, la mayoría inmigrantes europeos se enriquecían a costas de la necesidad de las familias.
Este “mercado” tuvo y tiene el descaro de fijar el precio en la tierra de nuestras ciudades, lo que trae como consecuencia la especulación inmobiliaria, la manera como operan es colocando en diarios de circulación nacional, en sus propias revistas los precios de la tierra urbana. Y nosotros nos preguntamos ¿en que momento estos señores construyeron la vialidad, los servicios públicos y sistemas de transporte para usufructuarse de los mismos?, la respuesta que siempre dan es “a través de los impuestos”, pero bien sabemos que si hacemos una verdadera investigación, esto es falso. Sin mencionar que el desarrollo de la ciudad se dio defendiendo los intereses de estas clases
Para desanudar el problema de la vivienda se debe orientar el timón hacia la creación de políticas públicas coherentes que cubran a todos los sectores y realidades, descubriendo y poniéndole fin a las mafias que desde todos los espacios impiden el avance.
En el caso de los arrendados y arrendadas muchas veces en terrenos municipales, en viviendas donde nadie puede demostrar una titularidad, hay que adentrarse y hacer un exhaustivo trabajo de fiscalización. En este sentido los movimientos sociales han realizado múltiples investigaciones; quienes mejor que el pueblo que padece, que el pueblo revolucionario y organizado para conocer la solución de sus problemas, en esta materia el movimiento popular solo espera que los “técnicos” del ente rector los tomen en cuenta para construir verdaderas soluciones, y hacer efectivo El Derecho a la Vivienda y a la Ciudad.
Las soluciones existen, son tangibles para la gente, estudiando cada realidad, cada grupo, en el caso de los inquilinos e inquilinas que viven en los latifundios urbanos de los conocidos especuladores y conspiradores, la solución es bastante sencilla, la expropiación, la expropiación por interés social de la casa del pueblo, del obrero, del trabajador que ha dado desde décadas el fruto de su trabajo al usurero. Con esta determinación política se le estarían brindando solución a por lo menos 25.000 familias del área metropolitana de Caracas y sin pegar un solo bloque, solo aplicando el socialismo en la praxis; todo con una medida política y revolucionaria.
Red Metropolitana de Inquilinos
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